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Científicos perdidos en la memoria

2001/01/28 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

La memoria no es algo concreto y entre los científicos también predominan las dudas y el desconocimiento sobre este tema. Durante varios años se ha creído que el número de neuronas que compone el circuito de la memoria es limitado y que cada cual no influye en los recuerdos. Nuevos estudios demuestran que las suposiciones son la mitad corruptas. Y es que no es cierto que los animales mantienen la misma cantidad de neuronas a lo largo de toda la vida, ni es cierto que los recuerdos son siempre iguales.

Como la memoria es algo que no podemos controlar, sorprende y a veces se hace incomprensible. Todavía no sabemos por qué conmemoramos algunos acontecimientos y a la vez es incomprensible que un suceso se recuerde en unos momentos y en otros no. Sin embargo, en el mundo de la memoria no todo es desconocido. Es evidente, por ejemplo, que existen diferentes tipos de memoria en cuanto a duración y contenido. También está claro que la memoria está basada en los efectos de los ataques neuronales y, aunque no está demostrada, a medida que avanza la edad aprender cosas nuevas y evocarlas se hace más difícil. Hasta ahora, la razón de la poca memoria de las personas mayores era el envejecimiento de las neuronas, pero la convicción que se ha asumido durante años se ha visto alterada por una nueva investigación. De hecho, según la investigación realizada por Elizabeth Gould con los monos en la Universidad Princeton, cada día surgen nuevas neuronas.

Los recuerdos sí, pero luego...

Los niños tienen mayor capacidad de aprender y recordar.

Como se ha mencionado en la introducción, todavía quedan muchas cosas por aclarar. Sin embargo, al ser la base de todas las investigaciones se conoce la localización exacta de la memoria. Según los expertos, las primeras huellas de la memoria, es decir, la primera unión de las neuronas se produce en el hipocampo. Los hipocampo conservan temporalmente las agrupaciones neuronales y tras un periodo de tiempo van al lóbulo frontal. Parece que el hipocampo es la cuna de las memorias y el lóbulo frontal es el escondite de las memorias.

Por otro lado, para que un recuerdo no se olvide para siempre, basta con activar mediante un estímulo uno de los circuitos neuronales correspondientes. El estímulo puede ser una imagen, una persona, una frase o un suceso. Es lo que hacemos todos los días sin querer y además sin nuestro control.

A pesar de la curiosidad que hay en torno a la memoria, no puede decirse que haya demasiada claridad. Y es que, aunque han llegado a determinar dónde se realiza la unión neuronal, entre los investigadores hay muchas discrepancias en cuanto a la generación de neuronas. Hasta ahora casi todos los expertos compartían que el número de neuronas congénitas no cambiaba, pero una nueva investigación lo ha puesto yo. De hecho, se ha comprobado que cada día se producen miles de nuevas neuronas, aunque todavía no está muy claro si tienen capacidad de evocarlas. Sin embargo, están en sentido afirmativo, ya que entre el hipocampo y el lóbulo frontal se mueve una serie continua de neuronas.

Los recuerdos no son creíbles

Al igual que la memoria es la causa de muchas discusiones científicas, los recuerdos son a menudo la causa de las desavenencias familiares. A menudo, dos personas tienen versiones muy diferentes de un mismo evento. Todavía no es posible explicar por qué ocurre eso, pero parece que están en el camino.

Cada tipo de memoria ocupa un lugar determinado en el cerebro.

Según un estudio realizado en la Universidad de Concordia, los recuerdos cambian. La memoria no es estática, es algo que evoluciona cada día. Todos los elementos de la memoria se reestructuran y ordenan diariamente y lo que se recuerda es la última estructuración. Por supuesto, los recuerdos no cambian totalmente de la mañana a la noche. Además, los recuerdos favoritos no se libran de esos cambios.

No está muy claro cómo se producen los cambios, pero hay algunas teorías. Según Jean Roch Laurence, director de investigación de la Universidad de Concordia, el cerebro sólo recuerda los hechos más importantes y los detalles se olvidan. Después, al recordar nuevamente el suceso, se completan los detalles para convertirlos en creíbles. El cerebro olvida el origen de los detalles, por lo que puede leer o incluir en la memoria cualquier detalle visto. Así, los recuerdos van cambiando y no creas que los sucesos que nos han marcado la vida se libran de esos cambios. Lo más sorprendente es que la persona cree haber vivido lo que realmente recuerda. Es decir, cree que los hechos ocurrieron tal y como los recuerda realmente él.

Tened claro, por lo tanto, con los recuerdos, y no ser cascabel. A partir de ahora también habrá que aprender a reconocer los límites de los recuerdos.

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