DNA basura a la basura
2007/06/20 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia
Sin embargo, la pregunta no es correcta. Mejor dicho, los porcentajes de esta pregunta son erróneos. Y muchísimo. De hecho, ni el 2% del genoma de cada una de nuestras células corresponde a genes, ni el 2%. Por lo tanto, la pregunta correcta sería ¿qué es casi todo el genoma humano si no son genes?
Esta pregunta puede ir acompañada de una parte tan pequeña del genoma humano, ¿por qué tienen tanta importancia los genes? ¿Y siendo tan pequeña la parte del genoma humano, hemos dado más protagonismo a los genes de lo que les corresponde? Los genes tienen mucha importancia, no hay duda. Los genes son trozos de ADN que contienen información para elaborar proteínas y las proteínas son trabajadores básicos de nuestras células, sin las cuales hemos dejado de hacerlo. Conocer los genes es importante. En cuanto al protagonismo que les hemos dado, cabe más duda. Hemos dedicado una gran cantidad de recursos a investigaciones genéticas que han suscitado un gran interés mediático y social. En consecuencia, se ha hablado mucho de los genes, sobre todo en los últimos años. Si ha sido más de lo que les correspondía… ¿cuánto le corresponde?
En cualquier caso, diría que, igualando el genoma con los genes y dejando casi todo el genoma humano al margen, hemos abordado el tema en general desde una perspectiva más restrictiva de lo que hubiera sido posible. Aunque no es de extrañar, si nos fijamos en el nombre dado a ese rechazo, ya que a ese 98% del genoma humano se le ha llamado DNA basura.
El nombre de DNA basura fue creado por el genetista Susumo Ohno en 1972 en el artículo titulado "So> "Junk" DNA in our Genome" (ADN "Zenbat Zabor" en nuestro genoma). Ohno investigó los cromosomas y descubrió que a lo largo de la historia de los seres vivos se han producido duplicidades de material genético. Estas duplicidades fueron interpretadas por Ohno como un punto de partida para los nuevos genes, como un mecanismo evolutivo. Según él, en esas partes duplicadas, por mutación, se podían formar genes que codificaran proteínas que podían tener nuevas funciones, pero, dado que la probabilidad de que esto ocurra era muy pequeña, en el ADN quedaba un montón de copias redundantes que no codificaban nada por cada nuevo gen. Todas estas secuencias repetidas eran, por tanto, excedentes de la evolución, restos de genes desaparecidos, "experimentos fallidos". Por ello, a esas copias se les llamó “ADN”, “ADN basura” y les dio nombre.
Pero el ADN basura ya está en proceso de extinción. Siempre ha sido la mayor parte de la incertidumbre genoma la existencia de secuencias sin valor, sin funciones, y a medida que se ha hecho más caso, los investigadores han ido encontrando funciones posibles e importantes. A pesar de que a partir de estas secuencias no se producen proteínas, sí han visto que se produce ARN, creen que es posible que participe en la regulación del genoma, se le ha atribuido un papel importante en las características que caracterizan al hombre y al mono... En definitiva, parece que el concepto de ADN basura es desechable, pero no solo. Si alguna vez creímos que con el descodificado de los genes humanos se acabó el proyecto de genoma humano, échale esa creencia a la basura; no digamos la ilusión de entender el funcionamiento del genoma.
Publicado en Berrian.
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