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Nuevo enfoque para una gestión sostenible del agua

2002/05/12 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Los países de la Unión Europea deben tener una visión más amplia de la protección del agua, superando los límites político-administrativos y trabajando según las cuencas hidrográficas.

Uno de los problemas más extendidos e inquietantes a nivel mundial es la gestión del agua. Y afortunadamente, la administración, las instituciones y la ciudadanía están tomando conciencia de la importancia del agua. Pero, desgraciadamente, no se puede decir que se le preste atención al problema. Todavía queda mucho por hacer para recuperar y proteger la calidad del agua y, entre otras cosas, desde la Unión Europea se subraya la necesidad de superar los límites administrativos y políticos. Este es al menos uno de los principales objetivos de la nueva directiva.

La nueva directiva europea del agua supone un cambio en la política básica para lograr una gestión sostenible del agua. Por primera vez, la protección de todos los ecosistemas acuáticos se plasmará en una sola directiva. Además, los países de la Unión Europea deberán tener una visión más amplia de la protección del agua, superando los límites políticos y administrativos y trabajando en las cuencas hidrográficas.

Larga historia detrás

La normativa de la Unión Europea está avanzando desde 1975 con el objetivo de mejorar la calidad y la gestión del agua. Así, durante una veintena de años se han aprobado una docena de directivas para combatir los tipos de contaminación del agua. Pero entre tantas directivas se ha ahogado más de una y sus resultados no han sido tan espectaculares como se esperaba. Por lo tanto, queda patente la necesidad de un nuevo planteamiento.

Con el objetivo de mejorar la calidad y la gestión del agua, la normativa comunitaria está avanzando.

Por un lado, el problema del agua debe abordarse desde una perspectiva más amplia (teniendo en cuenta la interacción de los diferentes tipos de contaminación) y, por otro, la colaboración entre administraciones es fundamental. Para materializar esta idea, tras tres años de negociaciones, el 23 de marzo de 2000 se aprobó la Directiva Marco del Agua.

Esta directiva abarca todas las aguas comunitarias (continentales superficiales y subterráneas, de transición y costeras). El objetivo será proteger los ecosistemas acuáticos y mejorar las situaciones actuales. Plazo 2015. Para entonces, la calidad de las aguas a todos los niveles deberá ser la adecuada.

¿Cómo definir la calidad del agua?

La directiva establece criterios para medir la calidad del agua. En el caso de las aguas superficiales (lagos, ríos, etc.) se tendrá en cuenta su estado ecológico y químico. La diversidad y número de especies, la concentración de oxígeno, la temperatura, la cantidad de agua, etc. se medirán. El estado químico se puede observar midiendo los niveles de agentes contaminantes.

En el caso de las aguas subterráneas, se deben controlar unos parámetros básicos como el oxígeno, la conductividad, el pH, los nitratos, etc. Si se observa que la calidad del agua está empeorando en función de estos parámetros, se deberán tomar medidas para evitarlo. Se deberá tener en cuenta la cantidad. Es decir, se medirá la cantidad de agua que sale del subsuelo. La calidad se definirá teniendo en cuenta el equilibrio de la cantidad y la influencia de los contaminantes.

Trabajando en la cuenca hidrográfica

La principal novedad de esta directiva es que la gestión del agua se basa en la cuenca hidrográfica. Y es que para llevar a cabo una gestión sostenible es imprescindible tomar decisiones en la cuenca fluvial y no en base, como hasta ahora, a limitaciones administrativas y políticas. En los casos en los que el río o el río atraviese fronteras nacionales, deberá establecerse una delimitación hidrográfica internacional y los países deberán cooperar. En el caso de los ríos Danubio o Elba ya están en marcha convenios de gestión.

Para ello, la directiva ha fijado plazos. Para el año 2003 cada país deberá identificar las cuencas hidrográficas y establecer una delimitación hidrográfica, así como designar un organismo adecuado para la aplicación de las normas establecidas en la directiva. A continuación se recopilará la información relativa a todas las masas de agua y se procederá a su clasificación. Para el año 2004 se deberá fijar también el impacto de las actividades humanas y controlar el cumplimiento de los objetivos ambientales.

Posteriormente, a partir de los estudios realizados, se deberá establecer el plan hidrológico de la cuenca. En dicho plan se designarán los objetivos a alcanzar. Se hará público el calendario del programa de trabajo para 2008 y se darán a conocer los borradores de opinión y sugerencias del público y de todas las personas interesadas.

Para lograr una buena calidad del agua y de los ecosistemas acuáticos, los países de la Unión Europea tienen hasta 2015. Aunque en principio parece un plazo largo, hay que tener en cuenta que la directiva plantea una gestión del agua que nunca se había planteado hasta ahora. Son muchos los sectores implicados: administraciones, instituciones, agricultores, pescadores, particulares… La colaboración de todos será fundamental y esa es la mayor dificultad. Pero está claro que será tan difícil como imprescindible, y además, para mejorar la calidad del agua es imprescindible la participación de todos.

Publicado en el Suplemento Estación de Gara.

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