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La terapia génica cada vez tiene más fuerza

2001/05/07 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

En los últimos tiempos, la terapia génica es la estrella de los investigadores que buscan nuevas formas de tratar las enfermedades y, al parecer, hay nuevas y esperanzadoras. De hecho, la semana pasada se dieron a conocer los resultados de dos investigaciones en este campo, por un lado la nueva técnica de tratamiento del cáncer en la Universidad de Ulster y por otro el método publicado en la web de la revista Science que facilitaría el uso de la terapia génica.

El equipo de la Universidad de Ulster está utilizando uno de los genes más importantes del cuerpo para tratar el cáncer y en 18 meses comenzará a realizar ensayos clínicos. La técnica consiste en inyectar en el tumor el gen del óxido nítrico que se produce para controlar la presión en sangre. A este gen se ha unido una molécula que se activa al someterse a radiación, lo que permite destruir el tumor sin dañar las células sanas de la zona.

Uno de los mayores problemas en el tratamiento de los tumores es la falta de oxígeno en las células más afectadas por su resistencia a la radioterapia y a la quimioterapia. Sin embargo, introduciendo el gen del óxido nítrico en el tumor, el oxígeno llega a las células. Además, la actividad del gen dura 48 horas por lo que se reduce la frecuencia de tratamiento por radiación.

Según los investigadores, esta técnica se podrá utilizar para tratar diferentes tipos de cáncer, pero por el momento comenzarán las pruebas con los cánceres de mama, próstata y pulmón que existen en el exterior.

Por otro lado, el investigador Andy Choo del Instituto de Investigación Infantil Murdoch de Melbourne ha presentado un nuevo método de introducción de genes en las células. Hasta ahora en terapia génica se utilizaban virus para transportar genes. Pero en los virus sólo entran dos o tres genes y para introducir grandes fragmentos de genes, como la distrofia muscular o la mezcla de genes anticancerígenos, se necesitaba otro transportador.

Por ello, los investigadores han tratado de realizar pequeñas versiones de la forma natural de recoger los genes, el cromosoma. Los cromosomas humanos artificiales se realizan mediante la unión de genes, pero presentan grandes inconvenientes. Por un lado, son muy grandes y complejos y la unión de los genes es difícil. Por otra parte, los cromosomas más pequeños suelen ser muy inestables. Parece que el gancho del problema radica en el centrómero. El centrómero ordena la ubicación de las fibras proteicas en la división celular y es muy difícil controlar la porción de ADN (satélite) que lo organiza.

Sin embargo, Andy Choo encuentra una solución. Al analizar el genoma de un niño de cinco años atrasado, descubrió que el extremo del cromosoma 10 estaba roto en todas las células. Sin embargo, la formación de un nuevo centrómero permitió que el extremo permaneciera en parte del genoma. Tomando esta parte, Choo ha conseguido un cromosoma artificial 100 veces menor que el cromosoma humano. Parece que este centrómero no tiene ADN satélite, por lo que es estable.

Sin embargo, afirma que para ser útil en terapia génica todavía hay que investigar mucho. Habrá que esperar a los resultados de todas estas investigaciones.

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