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Penicilinas sesenta años

1988/10/01 Juandaburre, B. Iturria: Elhuyar aldizkaria

El investigador escocés Alexander Fleming descubrió en 1928 la penicilina, la primera en antibióticos. Este descubrimiento ha sido mitificado. ¿Cómo se produjo el descubrimiento de la penicilina?
Fleming, caricatura de 1911.

La mayoría conoce a Alexander Fleming y que él también fue descubridor de la penicilina. Por las facilidades que ha creado la penicilina para curar y tratar diversas enfermedades que sufrían nuestros abuelos, no es extraño que Fleming esté a la altura del mito. Desde el mismo momento en que surge el mito, muchas cosas se han dicho y publicado sobre el Fleming y muchas son demasiado falsas o falsas. Por mencionar algunos: después de salvar a Wiston Churchill de ahogarse de joven en una piscina, sus padres le dieron las gracias por haber pagado los estudios de medicina; tuvo que luchar contra sus compañeros para sacar adelante la penicilina; encontró la penicilina en 1940, cuando cayó en los cultivos en los que había caído el polvo levantado por una bomba lanzada en Londres; o aisló a su penicilina Florwey.

¿Quién era Alexander Fleming y cómo encontró la penicilina?

Fleming era hijo de un campesino escocés. Nació en Loudou el 6 de agosto de 1881. A los catorce años acude a Londres para visitar a su hermano médico y allí empieza a trabajar en una compañía de navegación. Gracias a una pequeña herencia estudió medicina en el hospital St. Mary de Londres, donde ganó todos los premios de estudios y becas. Terminó sus estudios en 1906 y se incorporó al Departamento de Inoculación, dirigido por Almroth Wright. Allí pasó más de cuarenta años. Wright y sus compañeros trabajaban para tratar enfermedades bacteriológicas mediante vacunas. La venta de vacunas era además la fuente financiera más importante del Departamento. Fleming se convirtió en uno de los miembros más entusiastas del equipo y demostró sus habilidades desarrollando nuevos métodos y herramientas. Además, era muy hábil en el tratamiento de la sifilis con el nuevo medicamento llamado salvarsan.

Durante la Primera Guerra Mundial trabajó junto a Wright en un hospital de campaña en Boulogne, trabajando sobre las pavimentaciones de las heridas. Gracias a su trabajo se descubrió que los antisépticos que se estaban usando eran inadecuados y Fleming preparó un test para probar nuevos antisépticos. Fleming realizó un trabajo muy bonito.

En 1921 descubrió una proteína llamada lisozima. Esta proteína tiene un efecto bacteriolítico, es decir, tiene la capacidad de destruir bacterias. Parece ser que este descubrimiento lo hizo por casualidad. Durante el cultivo de sus mocos, éste fue contaminado por un organismo muy acostumbrado. Fleming descubrió que las colonias de este organismo se destruían en las proximidades del moco. Fleming trabajó muy bien sobre la lisozima (quizá el trabajo más brillante que hizo él), pero no tuvo atractivo porque la lisozima apenas afectó a los organismos patógenos.

Siete años después, en 1928, Fleming descubrió la penicilina. El proceso de este descubrimiento parece un claro ejemplo del descubrimiento de la lisozima. No está claro cuándo ocurrió el descubrimiento porque no está escrito en el cuaderno de notas de Fleming. Parece que cuando Fleming volvió de vacaciones, se produjo el tres o el cuatro de septiembre. En su mesa había dejado unos platillos de cultivo antes de irse de vacaciones. Algunas de ellas fueron derribadas y otras guardadas para mostrarlas a un visitante. Al mirar por segunda vez a uno de estos últimos, descubrió que junto a una mancha de moho, las colonias de estafilococo estaban destruidas.

Fleming en 1952, homenaje a los estudiantes universitarios de Dunedine.

En su cuaderno de notas la primera sesión sobre el moho data del 30 de octubre. Creció una colonia de moho y comenzó a estudiar el comportamiento de varios organismos con ella. Algunos de ellos crecían hasta la base del moho, pero los estafilococos quedaban a 2,5 cm del moho. Realizó otras sesiones con el estafilococo y escribió: el cultivo de moho contiene una sustancia bactericida a los estafilococos.

Entre enero y abril de 1929, Fleming y sus colaboradores Ridley y Craddock analizaron la eficacia de la sustancia llamada penicilina. Le llamaron penicilina porque el moho era de penicilium. La penicilina, que impedía el crecimiento de muchos organismos patogénicos, observó además que no era tóxico para las células vivas. Frente al fleming antiséptico general. Parecía haber cumplido el sueño de su vida. Pero lamentablemente esto no ocurrió. Pronto perdieron la esperanza. En las sesiones celebradas, se detectó que la penicilina tardaba más de cuatro horas en matar bacterias y además, en presencia de sero de sangre, perdía la mayor parte de su actividad. Cuando a los conejos se les ponía a la vida, en 30 minutos desaparecía de la sangre. Fleming pensó que seguir trabajando con penicilina era perder el tiempo. Quizá por eso no hizo el test decisivo de protección animal. La verdadera fuerza de la penicilina que le hubiera enseñado y Fleming no se percató de la importancia real de su descubrimiento.

En mayo de 1929 Fleming envía a publicar su informe sobre la penicilina. En él mencionaba el efecto antiséptico de la penicilina, pero no lo hacía suficientemente. En la actualidad, las originales "separatas" de dicho artículo, 300.000 pesetas. valen alrededor.

Fleming, al parecer, perdió interés por la penicilina. De 1930 a 1940 publicó 27 artículos dedicados exclusivamente a la penicilina, en los que se estudiaba su utilización para la elaboración de cultivos selectivos. Durante estos diez años Fleming utilizó la penicilina en la producción tradicional de vacunas para la venta. No investigó más y, además, no mostró gran interés por la investigación sobre la penicilina.

El boom de la penicilina surge sobre todo del trabajo de un grupo de Oxford. El trabajo comenzó en 1938, cuando Ernt Chain estaba realizando una investigación bibliográfica sobre agentes bactericidas naturales y conoció el informe de Fleming. Chain era químico y tenía interés por el mundo de las enzimas. Al empezar a probar la penicilina, se da cuenta de su fuerza bactericida y decide hacer un test de protección animal contactando con Florey. El test se realizó el 25 de mayo de 1940 y los resultados fueron muy positivos. Las pruebas y resultados que se realizaron en las personas a lo largo de 1941 fueron admirables.

La publicación de los resultados de este trabajo no generó interés. A él tampoco le afectó mucho. Escribió que la penicilina podía ser sustituida por sulfonamida si era sintetizada.

En el platillo las colonias de estafilococos (puntos blancos) escapan a la colonia penicilina (izquierda)

El interés por la penicilina de Fleming resucitó en agosto de 1942, cuando un amigo enfermó de meningitis. Las sulfonamidas resultaron ineficaces y cuando su amigo estaba a punto de morir, Fleming decidió intentar la penicilina. Llamó a Florey y le pidió que, además de pedirle la penicilina, le explicara cómo utilizarla. El enfermo moribundo se recuperó rápidamente.

Como consecuencia de ello y gracias a una carta enviada por Almroth Wright, su consejero, a The Times, en la que todo el mérito de la penicilina era atribuido a Fleming, Fleming fue envuelto en una gran campaña publicitaria. Hasta su muerte en 1955, fue un personaje predilecto para el héroe y la prensa mundial.

Las causas de los difuminados desproporcionados son complejas. Una de ellas es la dura actitud de Florey ante la prensa, porque no quería publicidad. Los periodistas entonces lo rechazaron. Otra cosa fue la actitud del hospital St. Mary en el que trabajaba Fleming. Allí se aceptaban los periodistas. Además, el decano de St. Mary, médico de Churchill, reforzó la campaña de prensa. En 1942 el gobierno británico necesitaba algo para reforzar la moral de la población en medio de la guerra. Un medicamento fascinante como la penicilina era una oportunidad inmejorable para emprender este trabajo. El Ministro de Información impulsó una campaña sobre la penicilina. Fleming era el personaje que todo el mundo quería conocer y la prensa lo consideraba un niño querido. El equipo de Oxford quedó fuera de todo esto.

Sin embargo, el comité del Premio Nobel supo subir más que los periodistas y entregó el Premio Nobel de 1944 a Florey, Chain y Fleming.

Fleming es un buen bacteriólogo y competente que realizó grandes trabajos, pero en este tema de la penicilina recibió una fama desmedida. Por tanto, la intención de estas líneas ha sido mostrar la imagen real de este conocido científico.

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