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La frontera entre el Neandertal y nuestra especie es más clara en el norte de la península Ibérica

2014/05/06 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

La Cueva de Labeko fue excavada en 1988 durante un año antes de su destrucción para la construcción de la variante de Arrasate. Ed. UPV/EHU

Arqueólogos de la UPV-EHU han conseguido una imagen más clara de la frontera entre el Paleolítico Medio y el Superior gracias a una técnica de datación más fina mediante carbono-14. Fue una época de transición, en la que se produjo la desaparición de la tecnología asociada al neandertal y la aparición de la asociada a nuestra especie en un período de muy pocos años, hace unos 42.000 años. Sin embargo, los restos encontrados en diferentes lugares no mostraban una imagen muy coherente de la transición: En la península Ibérica, algunas dataciones en yacimientos indicaban la temprana aparición de la industria humana de Cro-Magnon frente a otras zonas más orientales de Europa. Esto, a modo de conclusión, sugiría un periodo relativamente largo de convivencia entre el neandertal y nuestros antepasados en la península ibérica. La conclusión se ha discutido durante muchos años para los arqueólogos, entre otras cosas porque algunos han considerado inadecuados los restos utilizados para la datación.

Con el objetivo de ilustrar el relato y la cronología de la época de la transición, un equipo de arqueólogos de la UPV/EHU, en colaboración con el Laboratorio de Arqueología e Historia de la Universidad de Oxford, ha vuelto a datar restos de tres cobatas. En concreto, se han utilizado muestras de tres yacimientos: Labeko Koba (Arrasate), L'Arbreda (Girona), y La Viña (Asturias).

“Elegimos estos yacimientos porque nos permitían controlar los puntos de entrada a la Península Ibérica; el mejor lugar para el paso occidental era la Cueva de Labeko y, por el este, el mejor yacimiento para medir los primeros pasos del cromagnon era L’Arbreda, según el arqueólogo Alvaro Arrizabalaga y uno de los autores del estudio. “También queríamos investigar a qué velocidad se extendieron por la Cornisa Cantábrica y por eso tomamos la cueva de La Viña en Asturias como tercer yacimiento”, añade. En tres cuevas se han encontrado vestigios de las principales tecnologías en transición, por lo que eran adecuadas para revisar la cronología.

Colágeno puntual

Sólo se han utilizado muestras óseas con restos de actividad humana. Ed. UPV/EHU

Para la elaboración de nuevas dataciones, únicamente se han seleccionado muestras óseas que representaban la influencia de la actividad humana y se ha utilizado el método de ultrafiltración para preparar muestras.Este método permite purificar muy bien las muestras y medir la edad real a través del carbono 14. De hecho, el límite entre el Paleolítico Medio y el Superior está en el límite de la datación por carbono 14, por lo que “las mediciones de esta época son muy críticas”, advierte Arrizabalaga. A pesar de la baja contaminación, da una datación incorrecta para la muestra, normalmente más reciente de lo que es, y la ultrafiltración la utilizan para evitarlo. La medición se realiza mediante el colágeno extraído del hueso, “ya que con el colágeno no tenemos dudas de que es libre de contaminación”.

A la luz de los resultados de las nuevas dataciones, la cronología de las tecnologías en transición se ajusta al orden de la estratigrafía para estas tecnologías, y en las tres cuevas, hace 42.000 años, se sitúa la aparición de la tecnología del cromagnon. Además, no se aprecia superposición entre tecnologías imputadas al neandertal y asignadas a cromagnon. Los resultados han sido publicados en la revista Journal of Human Evolution.

Sin convivencia en la península Ibérica

Según Arrizabalaga, las nuevas dataciones han demostrado que “durante los últimos 20-25 años hemos estado bajo un espejo”. “Durante años hemos creído que cuando los primeros seres humanos de nuestra especie llegaron a la península Ibérica encontraron neandertales, con una larga convivencia, de entre 5.000 y 10.000 años, y con un largo periodo de tiempo, hubo grandes oportunidades para el intercambio cultural y tecnológico, así como para la hibridación biológica, pero –añade– estos resultados no dieron lugar”.

No al menos en la península Ibérica. Arrizabalaga no cuestiona que se produjera una hibridación entre el neandertal y nuestros antepasados, y aunque considera demasiado “atrevida” la elaboración del mapa europeo de aquella época, ha defendido la hipótesis de que nuestros antepasados entraron en Europa hibridados. “La hibridación se dio en Oriente Próximo, hace entre los 60.000 y los 50.000 años, y en nuestro escenario llega ya hibridado a Europa; en Europa no vivió con el neandertal, o lo hizo en muy corto plazo; nuestras dataciones, y la mayoría de los resultados, hacen muy bien una hipótesis con esa”, ha explicado.

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