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El fracaso de la ingeniería británica, reflejo de la falta de estandarización

2000/05/09 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Si hubiera aceptado el sistema métrico, el mercado británico actual de coches estaría en una situación mucho más fuerte

El Reino Unido es el paradigma de un pueblo que no quiere cambiar el sistema de unidades. Se ha comprado el mapa y todo está expresado en millas. Miden el peso de las personas en libras y la altura en los pies. Los tamaños de las páginas se dan en pulgadas, etc. Debemos reconocer que cambiar las costumbres de un pueblo puede ser un proceso muy largo. Y es que, a costa del euro, vamos a ver bellas comerías. Pero en el Reino Unido no están dispuestos a cambiar el dinero.

Como la sociedad tecnológica exige una estandarización, ¿no es hora de que reflexionen en profundidad allí? Aunque parezca mentira, hace cien años se hizo esta reflexión (ya que hace cien años vivían en una sociedad muy tecnológica y la estandarización estaba siendo muy promovida). Fue realizado por el cónsul británico de Amsterdam. Hacer y publicar.

Propósito hace cien años

XIX. En el siglo XX, entre otras cosas, había muchos tipos de ferrocarril, lo que generaba graves problemas en los medios de comunicación. La cuestión de los trenes no era el único ejemplo. La industria también estaba experimentando un gran desarrollo que exigía una nueva y moderna organización. De hecho, en octubre de 1898 se reunieron representantes de las organizaciones de ingenieros Zurich y se consolidó el sistema internacional, el sistema métrico. Sin embargo, los británicos no vieron la necesidad de un tren estándar hasta su entrada en la Segunda Guerra Mundial. En esta reunión de Zurich también se inventaron normas de normalización ISO para la ingeniería, aunque en el Reino Unido no se aprobaron hasta 1966.

En 1900 la reflexión del cónsul británico mencionado fue muy clara. «Los ingenieros alemanes», decía, «han fijado estándares para piezas de acero y hierro. Esto puede hacer efectivos no sólo el mercado del hierro, sino también otros mercados». Por eso los alemanes y las empresas de otros territorios del continente vieron una ventaja clara a diferencia de los británicos.

Más adelante, la medida británica para el Reino Unido necesitaba una salida al mercado europeo. En 1965 se anunció que descartarían el uso del pulgada en un plazo de diez años y que aprobarían las normas ISO. Leyland Motors comenzó a fabricar motores siguiendo los estándares europeos. Sin embargo, los motores no eran del todo estándar. Tenían cuatro tipos de tornillos, por lo que sólo se utilizaron en algunos autobuses en el continente. Los compradores europeos no tuvieron mucho interés y no pudieron hacer negocio con aprovechamiento.

British Leyland fracasó en la Europa Central porque la pulgada era una medida ya abandonada. Fue ilegalizada en Alemania en los años 30. Sólo se utilizaba en algunas tuberías de conducción de agua o gas y en algunas piezas procedentes de Estados Unidos. A pesar de que en Europa no se empleaban pulgadas, las empresas de ingeniería del Reino Unido no vieron las necesidades ni adaptaron los productos a la siste- ma métrica. En consecuencia, la UCI no cesa en el abandono de sus productos en Europa.

Se cumplieron las predicciones de los cónsules británicos de Amsterdam. Sin aceptar el sistema métrico y con mal marketing, son poderosas razones del fracaso de la empresa British Leyland. Y no sólo ha influido en este sector, sino que todos los basados en la ingeniería han tenido «pérdidas». Michael T. Según el experto Knowles, «los efectos económicos de la no aceptación del sistema métrico por las empresas del Reino Unido nunca han sido cuantificados».

Es hora, por tanto, de aprobar el sistema general. Y por el momento lo mejor sería ampliar el sistema métrico. Por otro lado, los estándares ISO tienen más de cien años de antigüedad y son de uso obligatorio en la actualidad.

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