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¿Y para comer, mamut o paleosoarra?

2000/03/01 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Últimamente, en nuestra sociedad se tiende a promover dietas vegetarianas. Este tema genera debates intensos. Antes o después la gente recurre a los argumentos que ofrece la naturaleza. Y con estos argumentos a menudo aparece una pregunta importante. ¿El ser humano es carnívoro en sí mismo? ¿O es socialmente el consumo de carne? Entre otras cosas, la paleontología tiene respuesta a esta pregunta. Juan Luis Arsuaga, jefe de los investigadores del yacimiento de Atapuerca, aclaró este tema en su intervención en San Sebastián.

La línea de evolución humana, más o menos de las líneas de gorilas y chimpancés, se separó hace 4.500.000 años (4,5 millones de años). Estos primates que vivían en el este de África han recorrido diferentes caminos. Tras la separación, el primer primate conocido que se siguió a nuestra rama es el llamado Ardipithecus. Posteriormente se desarrollaron los Australopithecus. Estos dos primeros homínidos vivían en el bosque tropical húmedo y comían principalmente frutas y plantas blandas. A partir de entonces sufrieron cambios ambientales y de dieta dependientes de la climatología. Los chimpancés y gorilas actuales sólo viven en el oeste de África. En los chimpancés, aunque hay carnívoros ocasionales, se puede decir que siguen una dieta vegetariana.

Comparando las dentaduras del hombre actual, el chimpancé y el Australopithecus, se observa que no presentan diferencias significativas. En los tres casos hay dos tipos de dientes. Por un lado, los incisivos, por supuesto, con arista apuntada y que sirven para cortar las partes del alimento. Por otro lado, los dientes que tienen la función de picar la comida, ablandarla y formar un bolo alimenticio. La similitud de las bocas de las tres especies sugiere que deberíamos tener el mismo tipo de alimentación que el chimpancé o el Australopithecus, es decir, que las frutas y las hojas son nuestro alimento natural original. Pero el análisis de nuestra boca puede no ser del todo fiable.

Aunque el tamaño y la proporción de los chimpancés son similares, aproximadamente 1 metro de altura y 28 kilos de peso, los Australopithecus eran extremadamente ambiciosos. Eran presas de carnívoros, por lo que en sus yacimientos se encuentran huesos de otros herbívoros. Vivían en la selva subtropical. Pero hace 2,5 millones de años el clima cambió. Las grandes fluctuaciones de la temperatura fueron acompañadas de desembarcos y glaciaciones. En aquella época inestable, en el África occidental la selva se convirtió en sabana y los bosques desaparecieron. Así que los homínidos tuvieron que aprender a vivir en las llanuras. Para dar respuesta a la nueva situación surgieron dos géneros de homínidos con sendos tipos de adaptación al entorno.

Por un lado, los homínidos Paranthropus, cultivaron la capacidad de comer semillas. Esto obligó a moler alimentos duros. Con el paso del tiempo, los incisivos se atrofiaron, pero los dientes, la mejilla y el cráneo se dispararon. Estos homínidos desaparecieron.

La segunda solución al cambio climático es la de nuestra línea de evolución, el Homo. Estos primeros “seres humanos” tenían, aproximadamente, nuestra altura y forma corporal. El Homo empezó a comer en el nuevo biotopo proteínas y grasas de la carne. Al principio eran carroñeros y luego se formaron en la caza. No obstante, se mantuvo el tipo de dentición anteriormente mencionado. Esa es la clave. Hubo adaptación tecnológica y no morfológica. Es decir, aprendieron a utilizar herramientas.

Es otro de los argumentos que fortalece esta teoría. Los vasos digestivos de herbívoros y vegetarianos en general son muy largos. La digestión de las fibras vegetales, por su dificultad, requiere procesos largos y órganos complejos. Se sabe, por ejemplo, que las vacas tienen un estómago especializado para comer hierba. La absorción de las carnes en el intestino es rápida. Por lo tanto, los vasos digestivos de los carnívoros suelen ser cortos. Los chimpancés son vegetales con un largo tubo. El tubo digestivo del ser humano es mucho más pequeño, adaptado para comer carne.

El Homo, buscando nuevos lugares para vivir, comenzó a viajar y salió de África. No está claro cuándo llegó el hombre a Asia, pero hay yacimientos en China y en la isla Java. El hombre descubierto en esta última se llama Homo erectus. Son fósiles de hace casi un millón de años.

Junto a África, Europa tiene curiosidades destacadas. El viejo continente tiene estaciones y África no. Por ello, la vegetación está muy condicionada en Europa. Por otro lado, la temperatura en invierno baja mucho. En este medio, el hombre tuvo que aprender a vivir. Para Homo la clave de la supervivencia en Europa fue la alternancia de carne y plantas en la dieta.

Los restos más antiguos de Europa son huesos sueltos y de edades similares. Sin embargo, en verano de 1994, en un yacimiento de la cordillera de Atapuerca se encontraron cerca de ochenta fósiles humanos y unos doscientos útiles de piedra de aproximadamente 800.000 años. A este gran yacimiento se le denomina "Gran Dolina". El descubrimiento de este conjunto de fósiles propició un debate sobre los primeros habitantes de Europa. ( En los últimos días se han encontrado fósiles más antiguos en Rusia. Si se confirma este descubrimiento, quizá sea necesario dar lugar a nuevas teorías).

En la "Gran Dolina" se encontraron al menos los huesos de seis ejemplares. El grupo de trabajo de Atapuerca confirmó que no pertenecían a la especie conocida y se denominó Homo antecessor. En los fósiles encontrados aparece una característica especial: los restos del canibalismo. En algunos cráneos se pueden ver señales dejadas con piedras. Esto significa que otras de la misma especie comieron su carne. Los paleontólogos consideran que el canibalismo en general no era habitual. Es el resultado de una situación concreta, pero de esa situación surgió un yacimiento óseo.

Otro importante yacimiento de Atapuerca es el denominado "Sima de los Huesos". En él se encontraron fósiles de 300.000 años. Se mezclan 32 seres humanos, unos doscientos y restos de varios animales. Es un curioso yacimiento, ya que no era un lugar de residencia. De vez en cuando los animales, sobre todo los osos, caían en esa cueva. Se encontraron huesos humanos enteros, pero sin herramientas de piedra ni restos de herbívoros. Por tanto, la cueva no puede ser considerada como una cueva de un carnívoro. La teoría más aceptada entre los investigadores es la de que los muertos se arrojaban allí, cumpliendo un cierto rito. Si fue así, será el tipo de funeral más antiguo conocido en la actualidad.

El más famoso de estos cráneos humanos se llama "Atapuerca 5". Una de sus características es tener los recortes casi totalmente erosionados. Quizá eso no tiene razón gastronómica detrás. Comer carne no erosiona los dientes. Pero comer plantas sí. Sin embargo, no hay que olvidar que las pieles se trabajaban verbalmente y que para otras obligaciones se pueden utilizar los dientes.

Otro de los huesos reseñables encontrados es la pelvis que ha permanecido intacta. Su tamaño es enorme. A partir de las dimensiones de esta pelvis se puede calcular el tamaño de todo el cuerpo. Los paleontólogos calculan una musculatura de unos cien kilos, a la que hay que añadir las grasas. Para alimentar un cuerpo tan grande se necesitan muchas calorías al día. Por lo tanto, es imprescindible pensar que no sólo comían plantas. Eran cazadores y carnívoros.

Como se ha mencionado, los fósiles encontrados en la "Sima de los Huesos" tienen 300.000 años. A pesar de las dudas sobre la clasificación de especies, Arsuaga y sus compañeros aseguran que estos fósiles pertenecen al homínido Homo Heilderbergensis. Esta es, al menos, la teoría de mayor coherencia encontrada por los investigadores. Se cree que este tipo de homínido se encuentra en la línea evolutiva del Hombre de Neanderthal, es decir, a partir de la especie Homo antecessor encontrada en la "Gran Dolina", la evolución humana se dividió en dos líneas. El primero, que va desde la especie Homo heilderbergensis hasta la especie Homo neanderthalensis, y el segundo, que viaja hasta la especie actual Homo sapiens (ver esquema de evolución en la página 25). Esta distribución no se produjo en un único lugar. La evolución del Homo antecessor en Europa se dirigió a la especie Homo neanderthalensis y en África al Homo sapiens.

Cuando el hombre de Atapuerca desapareció, o mejor dicho, continuó la evolución, en Europa predominaban los Neanderthal. Se conocen numerosos yacimientos y fósiles de esta especie. Se sabe que los muertos eran enterrados y fabricaban y utilizaban herramientas. Por tanto, hay que reconocer que era una especie inteligente. Hay que destacar especialmente que no pertenecían a nuestra misma especie ni a nuestros antepasados.

Cuando desde Homo antecessor se desarrolló nuestra línea evolutiva en África, dando pasos intermedios, apareció el Homo Sapiens. La gente llama a esta especie "Hombre de Cro-Magnon". Salió de África y entró a Europa con el tiempo. En consecuencia, vivió en Europa junto a Neanderthal, pero no hubo confusión. La situación fue muy curiosa. Pero el primero fue desapareciendo poco a poco, hasta que Homo Sapiens se quedó solo.

En aquella época quedó reflejada la glaciación en los dibujos realizados por el Homo Sapiens. En las cuevas, además de leones y antílopes, se dibujaron mamuts y rinocerontes peludos. En Euskal Herria también se pueden ver. Por ejemplo, en la cueva de Altxerri (Orio) están dibujados los ciervos de nieve y el zorro ártico. También se han encontrado restos de mamut en el sur de España. Los humanos de la época debían ser necesariamente carnívoros.

Hace 10.000 años, con la fusión del hielo, se comenzó a desarrollar la agricultura y la ganadería. Se estima que la Península Ibérica alcanzó hace 7.000 años. Esto influyó decisivamente en la dieta. La población humana se incrementó debido a que se podían alimentar más personas, pero también se empobrece la dieta porque se basó en unas pocas plantas o animales. Descartaron algunas especies que antes se comían como contrapartida a una gran cantidad de alimentos.

Como consecuencia, el tamaño de los seres humanos fue disminuyendo y alcanzó su punto más bajo en la Edad Media. A partir de entonces, las comunicaciones mejoraron y la consanguinidad se redujo progresivamente. Además, el comercio evolucionó y aumentó la variedad de alimentos. Por lo tanto, comenzaron a recuperarse dietas más ricas y se repitió la tendencia a aumentar el tamaño del ser humano. Cabe destacar el XX Paleolítico. Que la esperanza de vida no ha variado hasta el siglo XX (en torno a los 30-40 años).

Ya tenemos la respuesta a la pregunta que se ha planteado al principio. El cuerpo humano pertenece a la naturaleza carnívora, aunque es imprescindible el apoyo de la tecnología alimentaria. Esta respuesta no respalda todos los argumentos de los carnívoros, porque hay que tener en cuenta otras muchas cosas, pero al menos es el punto de partida para entendernos. Además, lo que supone la paleontología es, sin duda, un punto de vista general de la vida y eso no es poco.

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