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¿Por qué son las bases de ADN?

2002/09/18 Orobengoa, Olatz - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Adenina, guanina, citosina y timina, cuatro bases que constituyen la base de la cadena de ADN y en virtud de las cuales se forman los genes que rigen nuestro cuerpo. ¿Pero por qué estas cuatro moléculas no son otras? Un científico del Trinity College de Dublín, Dónall Mac Dónaill, explica por qué.

Para que el cuerpo funcione correctamente, es imprescindible replicar correctamente el código genético, y para que esto se haga bien es necesario tener bases sin errores. Según el científico, la composición química de las bases contribuye a reducir los errores en el código genético.

Para demostrarlo, ha comparado las características químicas de las bases con el sistema de código utilizado en informática (0 y 1). Pero antes recordemos las características de las bases: La adenina (A) y la guanina (G) se incluyen dentro de un grupo molecular denominado purina. Timina (T) y Citosina (C) pertenecen al grupo de pirimidinas. Para formar la cadena de ADN, cada purina se asocia únicamente a una pirimidina, A-T y G-C, y las uniones entre pares de bases son de hidrógeno.

El científico ha traducido todos estos datos al lenguaje informático, de manera que cada molécula tiene su código según sus características. Tomemos G como ejemplo. Se asocia a G C mediante enlaces de hidrógeno. Analizando la estructura interna de la unión entre las dos bases, a G le corresponde el código 011. (Ver imagen)

Además, a las bases purinas se les da valor 0 y a las pirimidinas 1. Así, el código de G será 011,0. El código de C es 100,1. Como se puede apreciar, los códigos de ambas bases son perfectamente compatibles. Con A y T ocurre lo mismo.

Los códigos de las cuatro bases tienen una característica muy especial: en el lenguaje de los informáticos, forman parietades pares, es decir, el número de 1 que se puede encontrar en cada código es siempre par.

Si sacamos el código de una base defectuosa, veremos que el número de 1 cambia y el número total pasa de ser par a impar. Esto facilita mucho la detección de bases defectuosas y, en consecuencia, su reparación.

Por esta característica, según Mac Dónaill, el hecho de que las bases que forman los genes sean estas cuatro no es una casualidad, sino el resultado de una larga selección selectiva.

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