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Debate sobre el verde

2000/01/18 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Cuando se coloca una planta en la oficina, en la mayoría de los casos, es un recuerdo de la naturaleza, pero sus obligaciones se han mitificado.

Los científicos no se ponen de acuerdo. Según algunos estudios, las plantas domésticas que se trabajan para decorar los cerramientos reducen significativamente los contaminantes del aire. Se observa lo contrario en otros estudios.

Una preocupación de la sociedad occidental es el ambiente que se genera en los edificios. Entre otras cosas, en las oficinas las concentraciones de benceno, formaldehído y monóxido de carbono son bastante elevadas. Estas moléculas son contaminantes orgánicos volátiles. La ingestión prolongada de todas estas sustancias a través de la respiración hace que los trabajadores se cansen, se enfadan con facilidad y noten malestar. Se conoce como síndrome de la enfermedad en los edificios. Pero, según el saber de la calle, la solución procede de las plantas interiores.

Responsabilidad científica

Para comprobar esta afirmación, la NASA y ALCA (Associated Landscape Contractors of America) han realizado un estudio de dos años de duración. En la investigación se han utilizado una docena de especies que habitualmente se encuentran en las oficinas. Tras la introducción de las plantas en los envases de plástico se han inyectado gases y se ha generado una atmósfera contaminante. Los resultados han sido muy significativos. Todas las plantas analizadas son sustancias contaminantes para su eliminación. Algunas especies eliminan el formaldehído con mayor facilidad y otras el benceno, etc. Los resultados son tan exitosos que se ha decidido utilizarlos en futuras estaciones espaciales.

Pero la última revista New Sciencist no ha traído tan buenas noticias: Se recogen los resultados finales del investigador Peter Dingle, publicado en la revista especializada Bulletin of Enviromental Contamination and Toxicology. La investigación se ha desarrollado en torno a un único contaminante: el formaldehído. Es una sustancia que puede irritar los ojos, la garganta y la piel. El formaldehído puede tener su origen en madera prensada de uso frecuente en edificios.

La investigación ha utilizado una concentración de contaminantes superior a la medida en oficinas. Así, instaló cinco plantas cada dos días en cabinas de ocho metros cuadrados. Cuando en una cabina había más de diez plantas, no se notaba variación en la concentración de formaldehído. A pesar de la puesta en común de veinte plantas, no se alcanzó una concentración inferior a la de seguridad. Sin embargo, habrá que seguir con más contaminantes. Por otra parte, el efecto es sobre todo psicológico y esto también debe tenerse en cuenta.

Pocas opciones para opiniones sólidas

Para los de calle, sin embargo, no hay respuestas fiables. Unos sí, otros no, habrá que esperar mucho para que los científicos acepten. Tal vez sea consecuencia de diferentes procedimientos de investigación. Puede que nunca se llegue a un acuerdo. Los científicos no tienen métodos definitivos para todo. Como en otras ocasiones, lo más rápido es el deseo de saber de calle.

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