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Ventajas de moverse

2001/09/01 Agirre, Jabier - Medikua eta OEEko kidea Iturria: Elhuyar aldizkaria

Hacer deporte, o “movernos” regularmente, subir a casa por las escaleras en lugar de coger el ascensor, coger el coche o la bicicleta en el lugar del autobús o ir a pie, era conocido que todo ello ayuda a prevenir enfermedades.

Pero, como han demostrado los científicos del Instituto Salk de California, hacer carrera a una rata supone mejorar sus capacidades de memoria y aprendizaje, comparándolas con otra rata sedentaria. Y no es sólo eso: en el hipotálamo (y ésta es la región o zona del cerebro que se encarga de la memoria), los investigadores de EEUU también vieron que la rata 'deportista' tenía más neuronas que otras ratas inútiles.

También en la Universidad de Illinois se estudiaron cerca de un centenar de personas sedentarias de entre 60 y 75 años y se les pidió que pasaran unos 45 minutos a la semana, además de que podían hacerlo con la mayor rapidez. Después de seis meses, fueron equiparados a otro grupo que sólo realizaban estiramientos. Y se comprobó que el primer grupo tenía una mayor capacidad selectiva y de planificación y coordinación.

La clave es el papel que juegan las endorfinas

Hoy en día se sabe que las personas físicamente más activas viven en general más y mejor que las personas más pasivas.

Pero, ¿por qué es bueno hacer ejercicio? ¿Por qué el ejercicio afecta positivamente al cerebro? Hoy en día, los científicos nos han aclarado el problema: la práctica del deporte o del ejercicio físico libera endorfinas en la sangre que actúan como analgésicos naturales, mejorando la autoestima, disminuyendo la ansiedad y aumentando la capacidad de combatir el estrés.

La práctica deportiva (o al menos ejercicio) también ayuda al hombre a superar su impotencia sexual. Así lo dice al menos el estudio realizado por la Universidad de Boston en nueve años con 600 hombres. La conclusión es: Quienes se inician regularmente a la práctica deportiva a unos 50 años tienen menos riesgo de sufrir impotencia al liberar sustancias como la dopamina y la serotonina, al mejorar el sistema circulatorio y endocrino.

10 razones para moverse

  1. Impotencia. El ejercicio físico, si se realiza a menudo, ayuda a prevenir esta disfunción sexual, facilitando el riego sanguíneo. Sobre todo en edad avanzada.
  2. Colesterol. El movimiento es el único fármaco o remedio que levanta o recoge el colesterol llamado "bueno". Al moverse se estimula la producción de una enzima que metaboliza tanto el colesterol como los triglicéridos.
  3. Diabetes. Se ha demostrado que la actividad o ejercicio físico disminuye II. Número de personas que padecen diabetes tipo (o adultos).
  4. Corazón . La persona activa tiene menor riesgo de infarto o hipertensión si su actividad es regular y moderada. Pero los 'deportistas de fin de semana' pueden tener grandes disgustos.
  5. Huesos. El ejercicio ayuda a combatir la osteoporosis y a mantener a su nivel la masa ósea. También sirve para prevenir huesos frágiles reduciendo el riesgo de fracturas.
  6. Artritis. Quienes padecen esta enfermedad tienen menos síntomas y sobre todo menos dolor con el ejercicio.
  7. Memoria. Según los últimos estudios, el ejercicio aumenta las capacidades de aprendizaje, concentración y memoria.
  8. Buen humor. El ejercicio físico mejora el humor y es fuente de placer. Es recomendable para combatir la depresión (en casos ligeros) y subir la autoestima.
  9. Longevidad. Hay estudios que demuestran que hacer deporte 3 veces por semana entre 30 y 45 minutos reduce el riesgo de muerte súbita prematura. Caminar, correr y montar en bicicleta son, según parece, los secretos para vivir durante mucho tiempo.
  10. Cáncer. El ejercicio regular reduce el riesgo de cáncer de colon y mama al disminuir los niveles de algunas hormonas.

Los favores son incontables

Uno de los mayores beneficios de la práctica deportiva es el aumento de la producción de testosterona (hormona sexual masculina que se segrega en los testículos). Esto aumenta la inmunidad de la persona al aumentar el número de glóbulos rojos y disminuir las infecciones.

El ejercicio también beneficia a los huesos: además de influir en su normal desarrollo de la infancia, mantiene la masa ósea en adultos jóvenes, previniendo la pérdida ósea y, quizás, revolucionando este proceso. Cualquier edad es buena para practicar deporte de forma normal y regular, siempre que se ajuste a la condición física de la persona.

Las personas que realizan ejercicio físico regularmente sufren menos enfermedades cardiovasculares.

Las articulaciones también agradecen el ejercicio. Esto se debe a que, si se mueven de forma continua, suelen estar más lubricados (lo que evita reducir los movimientos), manteniendo la flexibilidad y reduciendo los efectos de ciertas ortopatías degenerativas tipo reuma. A las personas mayores que realizan ejercicio se les nota: se mueven mejor, están más animadas y por tanto son más independientes. Además, el riesgo de caídas disminuye considerablemente.

El ejercicio físico con moderación también reduce una de las peores epidemias de nuestro tiempo, el cáncer. Así, se observa que el cáncer de colon y mama disminuye en un 20% 40. ¿Por qué? Al parecer, estos tumores son sensibles a las hormonas, es decir, a mayor nivel de determinadas hormonas, mayor probabilidad de sufrir el tumor.

Y el ejercicio físico, cuando se realiza de forma regular, reduce los estrógenos, y al aumentar la movilidad intestinal, las toxinas también tienen un menor contacto con el colon.

La salud del corazón también mejora con el movimiento. Está demostrado que las personas que realizan ejercicio físico regularmente tienen menos enfermedades cardiovasculares, debido a la disminución de los factores de riesgo. El ejercicio aumenta el colesterol 'bueno', controla la hipertensión en su justa medida, II. Controla la diabetes de forma natural y disminuye el estrés.

¿Resistencia o fuerza?

Ejercicio aeróbico. Los ejercicios de resistencia (o de duración) son fundamentalmente aeróbicos: el esfuerzo es gradual pero continuo. Entre ellos se encuentran la natación, el esquí de fondo de carrera y el ciclismo. En estos casos el corazón envía poco oxígeno a los músculos.

Ejercicio anaeróbico. Los ejercicios de fuerza son, sobre todo, halterofilia, culturismo, carreras de velocidad, sprints o lanzamiento de jabalina. En estos casos el ejercicio es más corto, pero el esfuerzo es muy duro (en menor tiempo).

Clave en permanencia

La clave es la constancia, no desesperarla. Pero cuando los deportistas de élite también dejan de hacer ejercicio (o deporte) sus resultados se deterioran mucho. Así, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Washington concluyó que un grupo de deportistas (ciclistas de élite y nadadores) que se encontraban en una excelente condición física, dejaron de practicar deporte durante 12 semanas. Y cuando comenzaron de nuevo se vio que perdieron la mitad de la capacidad de su entrenamiento aeróbico. Por eso, lo mejor es hacer ejercicio cada día: además de ser beneficioso y no tener efectos secundarios, el ejercicio es barato y si se busca el ejercicio que te gusta no requiere sacrificio excesivo.

Pero, claro, para que el ejercicio tenga un efecto preventivo y saludable, hay que ser constante, al menos 45 minutos, tres veces por semana. ¿Y qué tipo de actividad os preguntaréis? Siempre que sea posible, siempre es preferible el ejercicio aeróbico (ver cuadro) y si eres mayor de 35 años, antes de comenzar el ejercicio te conviene hacer un chequeo o un examen de salud especializado.

Nadar, andar en bicicleta, correr, andar o esquiar, siempre de forma progresiva y moderada, son perfectos para el cuerpo. Es mover la cuenta. Y este consejo es válido para cualquier edad, pero sobre todo si estás en torno a los 30 años, es a esa edad cuando empieza "todavía… la hora de prevenir". Sin embargo, el ejercicio, sea cual sea su edad, es un lector amigo, si lo hacemos bien y con moderación, siempre es beneficioso.

Mantenimiento de temporada (o tipo)

El cuerpo necesita energía cada minuto y segundo. Por lo tanto, no cesa de quemar calorías, incluso cuando dormimos. La cantidad de calorías que se queman por día depende del nivel de condición física en cada persona y de la intensidad o duración del ejercicio que realiza. Todas las formas de ejercicio pueden provocar la pérdida de peso, utilizando y quemando energía almacenada en forma de grasa (calorías). ¿Cuántas calorías se queman habitualmente? Las medias normales son:

Sin hacer deporte Haciendo deporte
Dormir 70 calorías Golf (además de andar) 300-360 calorías
Comer 96 calorías Aerobic entre 360-400 calorías
Bipedestación 108 calorías Natación 360-480 calorías
Conducir un coche 160 calorías Tenis 480 calorías
Pasar aspirador 250 calorías

Ciclismo (20 km/h) 600 calorías

Limpieza de ventanas 300 calorías

Korrika, trote (footing) 600 calorías

5 km/h en marcha 300 calorías
Caminando 8 km/h 480 calorías

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