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Las plantas carnívoras tienen tres tipos de trampas.

2002/02/10 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

A pesar de que en la actualidad se han puesto de moda, estas plantas son objeto de investigación desde hace tiempo. Lloyd realizó en 1942 la primera clasificación de los tipos de trampas que utilizan.

Las plantas carnívoras crean asombro y no es para menos, sino un mundo lleno de curiosas formas y estrategias. Las plantas carnívoras se han adaptado a vivir en tierras muy escasas en los alimentos y obtienen el nitrógeno necesario para que todas las plantas vivan, en lugar de la tierra, de los animales que comen. Se conocen unas 600 especies que se distribuyen en 7 familias y están repartidas por todo el mundo, así como por todo el País Vasco (principalmente en rincones humildes, pendientes calizas y pantanos ácidos).

Las capturas suelen ser insectos de pequeño tamaño, aunque puede haber lagartos o ratones pequeños. Las plantas sólo absorben productos para la digestión de proteínas, dejando a un lado las laderas de insectos y la quitina de importantes componentes del esqueleto de ánimos. Por lo tanto, después de la digestión, la piel o la concha queda vacía.

Movimientos vivos

Las plantas que utilizan trampas activas realizan un rápido movimiento de captura y aseguran una mejor digestión. Se distinguen dos tipos de trampas, las de mordaza y las de aspiración.

Las trampas activas son utilizadas principalmente por plantas de las familias Dionaea muscipula y Aldrovanda vesiculosa. Estas plantas tienen hojas como una boca llena de dientes. El color rojo del centro de la hoja o néctara atrae a la presa. Se cierra muy rápido, dependiendo de la edad de la planta sólo tarda entre 1 y 10 segundos. La digestión es un trabajo de unos días.

La trampa de succión utiliza únicamente plantas acuáticas. Tienen pequeñas vesículas poco transparentes y un orificio rodeado de pelos largos en un extremo. Basta con que la presa toque estos filamentos para absorber las plantas. El animal se absorbe en un instante (1/50 segundos), pero luego la planta tarda un tiempo, incluso media hora, en volver a su forma anterior.

No todos son tan rápidos

La planta también moverá en trampas semi-activas, pero mucho más lenta –dura más de un minuto– que en trampas activas. Por lo tanto, este movimiento no se realiza para atrapar al insecto, sino para no perder el líquido de alimentación y evitar que el depredador se escape.

Las plantas que capturan la presa de este modo lanzan un líquido similar a la cola que se llama enzima digestiva y mucílago. En la mayoría de los casos, las glándulas y bolas de mucílagos de la planta suelen ser transparentes o rojas. La luz se refleja y mezcla los insectos con las gotas de agua. Tras posarse en la gotita, los tentáculos rodean el insecto y esto no puede volar. Atrapado un insecto, la planta tarda un par de semanas en retornar.

Plantas sin movimiento

Planta de Sarracenia rubra. Las plantas de esta familia no realizan movimientos vivos para atrapar al insecto.

Las trampas pasivas son utilizadas por grandes y coloridas plantas. En el caso de Nepenthacee y Cephalotacee, sus presas son atraídas por vivos colores y por néctares situados en la punta de las hojas en forma de xixku o olla. La piel de estas hojas es viscosa y está llena de pequeños pelos dirigidos hacia abajo. Estos pelos son patines para el insecto y no se puede hacer el ascenso para salir de él.

En el caso de la familia Sarraceniaceae la trampa es similar, pero las hojas presentan una forma de tubo más acusada. Sin embargo, es la misma estrategia que utilizan para que el insecto se irrice.

Publicado en el suplemento Estación de Gara.

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