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Cuidado con la cirugía estética

2002/04/01 Agirre, Jabier - Medikua eta OEEko kidea Iturria: Elhuyar aldizkaria

Hace unos días, la señora Debora Catalán, de 36 años, se desplazó a un centro clandestino de cirugía estética, la clínica ICEMA de Madrid, para que le hicieran una liposucción aparentemente inpeligrosa. Y murió durante la operación. Días después, otra mujer entró en coma profundo tras una operación de aumento de mamas.

Desgraciadamente, los dos anteriores no son el único ejemplo de negligencia médica en las intervenciones de cirugía estética. Es cierto que lo anteriormente mencionado (liposucción y aumento de mamas) son intervenciones quirúrgicas y, por tanto, de riesgo, como cualquier otra operación. Pero en los últimos tiempos, como si fueran setas, las clínicas que han proliferado y los profesionales que a menudo trabajan sin la titulación necesaria, hacen que los sucesos desafortunados sean cada día más numerosos.

¿Qué es la cirugía plástica?

La especialidad médica es muy amplia y no es la que, como escuchamos y leemos en los medios de comunicación, sólo se encarga de reparar la nariz o los pechos y de eliminar las arrugas de la cara. La cirugía plástica es la especialidad que se ocupa del tratamiento de las quemaduras, deformidades congénitas, diversas lesiones y tumores posteriores a los traumatismos.

  • Tras una quemadura, por ejemplo, puede ser necesaria una cirugía plástica o estética para completar la piel que ha quedado llena de cicatrices.
  • Las deformidades en los oídos son las alteraciones congénitas que más frecuentemente tratan los cirujanos plásticos.
  • Los cirujanos necesitan mucha habilidad y paciencia para solucionar los labios de liebre y las grietas del paladar, y en algunos casos hasta la madurez se requiere una larga serie de operaciones si realmente se quiere resolver.
  • Algunos de los tumores de la piel se tratan mejor si se extraen fragmentos amplios de la piel y su recuperación queda en manos de especialistas cirujanos.

Otras operaciones que podríamos considerar estéticas son las que se realizan para mejorar el aspecto de las partes del cuerpo que son normales: por ejemplo, la extracción de la piel “sobrante” en las cejas, cara y cuello; la reducción o elegancia de las nasales salientes; o la satisfacción personal de los pechos (en algunos casos el paciente querrá aumentar y en otros instará al médico a disminuir). Estas operaciones tienen una gran influencia en la psicología del paciente, ya que una determinada característica fisiológica o morfológica puede tener la fuerza suficiente para aislar a una persona. Por ello, todos estos factores deben tenerse en cuenta a la hora de valorar los riesgos de la operación y la postoperatoria.

Y nosotros, los pacientes, ¿a qué debemos mirar?

En palabras del Dr. José Sainz Arregi, presidente de la Asociación Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (conocida como SECPRE), la principal razón de la situación actual es la existencia de un importante vacío legal en torno a la titulación de cirujano que realiza operaciones de estética. “No hay título de cirugía estética. El ámbito de la cirugía estética debería ser, por ley, el de la cirugía plástica y reparadora. Pero, ¿qué pasa? En este título no aparece la palabra estética, y ese vacío legal es abordado por quienes dicen que la cirugía estética puede ser practicada por cualquiera”.

Y las cifras son terribles. Se calcula que en España en estos momentos son 6.000 los médicos que practican intervenciones de cirugía estética, a pesar de que tan sólo 600 especialistas preparados para ello.

  • Para evitar problemas, el cirujano debería poseer una titulación adecuada. Y al no estar en posesión del título de cirujano estético, médico estético o cirujano cosmético, deberíamos solicitar y exigir el título de cirugía plástica y reparadora a quien deba realizar alguna de estas operaciones.
  • Solicitar siempre el consentimiento informado. En este documento, además de informar sobre los riesgos y complicaciones de la intervención quirúrgica, el médico debe determinar su especialidad.
  • Esta operación, aunque sea la más sencilla y sencilla de todas, también debe controlar las condiciones sanitarias del lugar en el que se va a realizar: además de disponer de un quirófano estéril, debería disponer de un desfibrilador y una sala de despertar para que el paciente se recupere bajo el control del anestesista.
  • Comprobación del cumplimiento de todas las autorizaciones legales.
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