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Hórreo de salmón

2003/04/29 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia

A mediados de marzo se elimina la prohibición de pescar en ríos y arroyos. A pesar de que la situación de muchos ríos de Euskal Herria es lamentable, todavía existen lugares adecuados para la pesca de truchas y salmones. Ambos peces son apreciados entre los pescadores, pero sin duda el salmón es el que más satisface a los pescadores.

El salmón es un buen y apreciado pescado migratorio de la familia Salmonidae. Su peculiaridad es que tras un largo viaje en el mar, regresa al río de origen para reproducirse y morir.

La época de fecundación suele durar entre diciembre y enero y normalmente las hembras de salmón se reproducen una sola vez a lo largo de toda la vida. Los salmones se reproducen en zonas poco profundas de guijarros. Las hembras con sus colas mueven las piedras y bajo ellas realizan un cepillo. La fase embrionaria larva dura aproximadamente tres meses, hasta marzo. Los principales peligros de esta fase son que las partículas en suspensión en el agua colmatan el cepillo y ahogan los huevos, pisando tractores y montañeros.

Tres meses después, los alevines salen de las piedras y comienzan a extenderse alrededor. Al principio se dirigen a las corrientes de agua, pero como a medida que van creciendo necesitan más espacio, se extienden a otros lugares.

Según el crecimiento, al cabo de uno o dos años se dirigen al mar para iniciar un viaje de seis meses a tres años. Los salmones que se desplazan más lejos llegan hasta el oeste de Groenlandia. Los que envían bastante rápido, sin embargo, llegan a la madurez sexual cuando están cerca de Irlanda y no tienen tiempo para llegar hasta Groenlandia. No comen nada durante toda la vuelta. Aprovechan el olor para saber en qué desembocadura del río tienen que entrar para llegar a la zona de reproducción.

Son salmones jóvenes que viajan de cinco a cuatro salmones que vuelven a Euskal Herria. Los primeros en ascender por el río en primavera son los salmones más antiguos, con viajes en el mar de entre dos y tres años. La subida se interrumpe con los bajos caudales del mes de agosto, pero tras el parón estival, los salmones más jóvenes comienzan a ascender con las primeras inundaciones del otoño.


Río Urdazuri

Hacia 1980, investigadores del INRA de Senpere (Instituto Nacional de Investigación Agronómica) y pescadores de la zona iniciaron conjuntamente el proyecto de estudio y control de la dinámica de los salmones en Urdazuri. El salmón estaba a punto de desaparecer.

La elección del río Urdazuri para realizar un estudio sobre la dinámica de la población de salmones tiene motivos simples y prácticos. Y es que tiene las condiciones adecuadas para llevar a cabo una investigación de este tipo. Por un lado, es imprescindible que exista una vocación salmón río y, al mismo tiempo, sea de tamaño investigable. De hecho, ríos como Aturri y Bidasoa, aunque son de salmón, son demasiado grandes para que los investigadores puedan controlar todos los peces.

El río Urdazuri tiene 45 kilómetros de recorrido. Entre Navarra y Senpere se trata de un río con bastante corrientes y pendientes elevadas, pero a partir de ahí la velocidad del agua se ralentiza considerablemente y la anchura del río aumenta considerablemente. Toda la cuenca de 238 km 2 puede ser vigilada y controlada, y parece que la producción agraria no es muy contaminante. El caudal de agua tampoco es elevado, con una media anual de 5,4 m 3 /s, si bien presenta periodos de inundaciones y estiaje.

Trabajos y objetivos iniciales

El plan, puesto en marcha por investigadores y pescadores hacia 1980, tenía dos objetivos principales: repoblación del salmón en el río Urdazuri, al tiempo que investigaba el comportamiento de esta especie y la dinámica de la población.

En 1980 sólo había 30 salmones maduros y, además, la cascada de Uxondoa, a 4,5 km del mar, les impedía llegar a las zonas reproductoras. Para cambiar esta situación, además de introducir salmones y huevos, les pareció necesario instalar las instalaciones necesarias para superar estos obstáculos.

La repoblación comenzó con la introducción en 1986 de huevos de salmón y salmones de vivero. En aquella época los huevos escoceses estaban de moda, por lo que empezaron a introducirlos, pero pronto se dieron cuenta de que eso no era el camino, no crecían bien. A la vista de ello, empezaron a introducir el salmón local.

Con el paso de los años se colocaron escalas en saltos de agua y en 1990 se decidió no introducir más salmón. La reproducción natural era suficiente para asegurar la cantidad de salmón.

El comportamiento del salmón y la dinámica de la población se están investigando desde 1985. El trabajo de los investigadores es identificar las características de cada etapa. Es decir, cuántos huevos producen, cuántos salmones salen por debajo de la piedra, cuántos se marean, cuántos vuelven, hasta dónde viajan, etc. ha sido analizado. Para llevar a cabo este trabajo, los investigadores cuentan con instalaciones como la Trampa de Uxondo para el control de las subidas de salmón, las instalaciones de reproducción artificial y el Arroyo Lapitxuri, acondicionado y cuidado para la reproducción natural.

La trampa de Uxondo es visitada dos veces al día para recoger datos sobre la longitud, peso, etc. de los salmones que quedan atrapados. En el río Lapitxuri se analiza la fecundación y la fase embrionaria de larva. El mirador está situado a orillas del río, bajo tierra. Observan la fecundación y la fase embrionaria de una gran ventana de cristal adaptada a la altura del cauce del río.


Río Bidasoa

Una de las mayores riquezas del río Bidasoa es su rica ictiofauna, ya que el Bidasoa y su afluente Endara son los únicos ríos de Hego Euskal Herria que arrastran salmones aguas arriba. Esto se debe a la baja industrialización de los pueblos del valle del Bidasoa, lo que permite que la calidad del agua sea relativamente buena. Sin embargo, en los últimos años han aumentado los vertidos industriales y orgánicos de Irun, Hondarribia, Bera y Lesaka.

La reducción de los caudales y el aumento de la temperatura del agua provocados por las centrales hidroeléctricas también han provocado daños en la población piscícola del río Bidasoa. En cualquier caso, en los últimos años el Gobierno de Navarra ha impulsado un proyecto en la piscifactoría de Oronoz-Mugaire para evitar la pérdida del salmón del río Bidasoa. Existe una relación directa entre la abundancia de salmón en los últimos años y el trabajo realizado, ya que se está realizando una seria remodelación.

En comparación con el resto de ríos del País Vasco, el Bidasoa se encuentra en perfecto estado, pero no exento de riesgos. A los daños producidos por las centrales hidroeléctricas y vertidos industriales y orgánicos anteriormente mencionados, tanto en Gipuzkoa como en Navarra, hay que añadir los proyectos de canalización del río.

Salmones al río

El año pasado se liberaron unos 10.000 salmones marcados en el río Bidasoa, Oronoz Mugaire. Fueron liberados en los alrededores de la presa de Endarlatza, por lo que el año anterior se dio por finalizada la labor iniciada con la fecundación de los huevos.

Para marcar los salmones les hicieron un micromarca de acero en el cartílago nasal del pescado. Estos micromarcas están formados por seis códigos binarios, por lo que no hay problema en identificar cada salmón. Además, en el caso del salmón, el control de las micromarcas se realiza a nivel internacional. Así, cuando un salmón es capturado en cualquier río del mundo, no es difícil conocer su origen.

Las campañas de marcado de salmones del Bidasoa comenzaron en 1989 con el objetivo de conocer por un lado la influencia de las sesiones de repoblación y por otro la cantidad de salmones que se retornaban.

De hecho, en la década de 1960, en el río Bidasoa se encendía la luz roja de la alarma, debido a la drástica caída de las capturas de salmón. En los años siguientes la tendencia descendente de las capturas no se detuvo. En 1982 se hundió. Ese año no se capturó ningún salmón.

Desde 1989 se han marcado más de 115.000 salmones en el río Bidasoa y se ha controlado el retorno de más de 4.000. De ellas, cerca del 60% procedían del propio río.

El año pasado se capturaron 44 salmones en el río Bidasoa, superando ampliamente la media de 35 desde 1985. Sin embargo, la temporada de 2001 fue mejor, con 69 salmones capturados. La mejor temporada de los últimos años fue la de 1976 con 80 capturas. Este año, una semana después de levantar la prohibición, el salmón de Oronoz-Mugaire ha sido el primero.

Pesca en el río
Bidasoa

  • La temporada finaliza el segundo fin de semana de julio. Si antes de esa fecha se capturan 75 salmones se cerrará la temporada de pesca. Sin embargo, las autoridades pueden subir esa cantidad a 100 salmones.
  • Todos los salmones de menos de 40 centímetros deberán devolverse al río.
  • Sólo se permite una caña de pesca.
  • Se permite la captura de un salmón por día y por pescador como máximo.
  • Si hay otro pescador esperando el turno, el tiempo máximo de pesca será de 20 minutos.
  • Para llevar y vender salmones es imprescindible el original del guarda.


¿Cuál es la aportación de las piscifactorías?

En el mundo hay unos 6.000 millones de habitantes y esa cifra va en aumento. Entre otras cosas, el consumo de pescado también es mucho mayor. Para hacer frente a este problema se considera que las piscifactorías pueden ser una solución adecuada. Sin embargo, la aportación de estos viveros está en discusión. ¿Está aumentando o disminuyendo la población de peces, incluidos los peces de piscifactoría?

En el periodo comprendido entre 1987 y 1997 se ha duplicado la producción en piscifactorías. Si aumenta la producción, también aumenta el consumo. De hecho, aproximadamente la cuarta parte del pescado que se come en el mundo pertenece a las piscifactorías. Sin embargo, es necesario analizar la influencia de estos cultivos en los ecosistemas y recursos marinos.


Afección ecológica

Algunos tipos de acuicultura, incluido el camarón y el salmón, pueden dañar los recursos costeros y reducir el número de peces marinos. Otros tipos, generalmente las especies más vegetarianas, no causan este tipo de daños. Surge así la paradoja. La acuicultura puede ser una forma de aumentar el número de peces, pero también es un factor de agotamiento de la vida marina.

Entre los peces libres y los de granja existe una competencia con el suministro de ecosistemas costeros. También tienen vinculación o competencia económica en el momento de su puesta en el mercado. La idea que se está extendiendo en el debate actual es clara: el futuro de la acuicultura fijará la cantidad de peces generados en el mar.

En la actualidad más de 220 especies crecen en piscifactorías. A la hora de llevar el negocio se observan dos tendencias principales, la de explotar la propiedad y la participación en estos ciclos sin alterar los ciclos naturales. En esta última también se producen diferentes comportamientos. Algunos tienen una influencia severa, eliminan los depredadores de los peces, controlan a la competencia, etc. Otros, por ejemplo, se ocupan únicamente del suministro del alimento.

Los métodos de cría de los peces son muy variados. Los peces marinos crecen generalmente encajados en jaulas de mallas. Los fluviales muchas veces crecen en charcas artificiales integradas en ecosistemas próximos a la agricultura.

En la última década se han creado dos tipos de empresas alrededor de las piscifactorías. Los primeros son grandes y crecen animales de alto valor añadido para su venta en grandes mercados. Las segundas son viveros de abastecimiento regional, pero también de gran difusión. La cooperativa y las empresas familiares crecen especies de bajo precio y las venden en determinados mercados.

De hecho, la dinámica de los mercados de los peces de acuicultura varía mucho según la especie. La proliferación de piscifactorías puede contribuir a preservar las reservas naturales. Además, la disminución de los precios de los animales de las distintas granjas puede suponer un importante descenso en el gasto de capturas. Algunas especies pueden sustituir a otras.

Sin embargo, no ocurre con otras especies. Por ejemplo, en el caso del salmón, a pesar del aumento de las granjas en los últimos años, las capturas también han aumentado. De hecho, en los últimos años en el mundo las capturas han aumentado un 27%.

Según todos los cálculos, la cría de pescado es una actividad de más de 2.000 años. Esta actividad comenzó a desarrollarse en el este, pero se extendió hasta Europa para la Edad Media. En la década de los 70 se desarrollaron las técnicas y se iniciaron los cultivos de salmón y trucha en Noruega y Escocia. Actualmente, además de cultivar besugo, lubina, rodaballo y otros peces, también crecen algas, mejillones, almejas y ostras. La pesquería de agua dulce está mucho más extendida y controlada técnicamente que la de mar.

La cría de pescado es una industria con altas exigencias de calidad del agua, pero genera gran cantidad de residuos, restos de alimentación y excreciones de animales, lo que la convierte en un gran contaminante. Sin embargo, además de estos residuos, el cultivo de pescado tiene otra parte negativa, aunque menos evidente, pero peligrosa: la fuga de peces. Estos peces pueden suponer un riesgo para las especies silvestres, sobre todo si se utilizan para su cría peces genéticamente modificados.

El proceso de cría de muchas especies de peces es muy largo, sobre todo desde el punto de vista del criador, por lo que el objetivo de muchos es acortar el periodo de crecimiento. Por ello, en esta industria también se prevé un largo camino de la genética.

Las primeras manipulaciones genéticas con pescados aptos para el cultivo han tenido como objetivo introducir un gen responsable del crecimiento del hombre o de otro animal. Las experiencias se han realizado con carpas, salmones y truchas y, al menos en un principio, los resultados no han sido tan satisfactorios como se esperaba: estos peces, a pesar de su rápido crecimiento, presentaban malformaciones poco atractivas para su comercialización.

Pero los científicos son obstinados y no descartaron por completo la idea de transformación genética. A los investigadores canadienses se les ocurrió manipular el gen de crianza del salmón y, tras varios trucos, ¡bingo! ¡Los salmones crecen dos veces más rápido! Aunque la ley aún no ha permitido la comercialización de pescados genéticamente modificados, la legislación se adapta pronto a los avances tecnológicos y científicos y pronto podremos verlos en nuestros menús.

Publicado en el apartado D2 de Deia.

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