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Humedales kársticos interiores del País Vasco (VII)

2000/11/01 Estonba Mintxero, Mikel Iturria: Elhuyar aldizkaria

Cuando el agua de lluvia cae sobre la superficie terrestre puede tomar varios caminos. Las más conocidas son los cursos de agua superficiales (ríos, arroyos, etc.), pero, a pesar de ser más desconocidas, son tan importantes como las anteriores el agua en las rocas subterráneas. Sin duda, uno de los ejemplos más llamativos de interacción agua-roca es la formación de rocas fácilmente solubles, principalmente calizas y yesos.

Como el carbonato cálcico de las calizas y el sulfato cálcico de los yesos se disuelven con agua, en las formaciones geológicas dominadas por este tipo de rocas, mediante el proceso denominado karstificación, el interior se llena de tubos y perforaciones. Por estos caminos subterráneos el agua se mueve a gran velocidad y mientras se desplaza continúa con la disolución de piedras, el aumento de los canales y la carga de sal. El proceso deja indicios en la superficie terrestre de desagües en forma de embudo, conocidos como dolinas, manantiales, cencerros, simas, osinas, etc. que aparecen en lugares inesperados. Muchos de los humedales, lagunas y charcas del País Vasco han sido creados mediante procesos de karstificación.

Las arcillas de descalcificación que dejan las calizas disueltas como restos se han formado cuando los fondos de las dolinas se impermeabilizan. Si las dolinas que albergan estos humedales son originadas en las zonas altas de las sierras por disolución de la piedra caliza (dolinas de disolución), normalmente los humedales se abastecen únicamente del agua de escorrentía, suelen ser de muy pequeño tamaño y sus márgenes no son muy abruptos. Si las dolinas son consecuencia de la erosión del agua subterránea, de la caída de las capas superiores (colapsos), además de tener mayor profundidad y aristas más escarpadas, son humedales normalmente provistos de agua freática.

En las regiones calizas, incluso en las que el agua sale por el subsuelo, como consecuencia de la disolución, pueden aparecer depresiones. Una vez rellenadas estas depresiones con el agua mencionado, se pueden desarrollar charcas o lagunas kársticas. También son humedales kársticos asociados a ríos que atraviesan zonas calizas. En estos casos, mientras la disolución aumenta la profundidad del cauce, la precipitación de los carbonatos disueltos puede formar acumulaciones diocesanas (tobas) y a lo largo de los valles muchas lagunas kársticas aparecen a continuación.

Sin embargo, otros humedales kársticos aparecen en depresiones que se forman en estructuras geológicas denominadas diapiro. Los diapiros son estructuras geológicas en forma de cúpula constituidas principalmente por yesos, margas y arcillas del Triásico. Debido a la alta plasticidad y baja densidad de estos materiales, perforan o suben capas geológicas de tipo terciario. En consecuencia, los materiales más antiguos aparecen junto a los más jóvenes o los más antiguos sobre los jóvenes. De esta forma se forman estructuras geológicas realmente curiosas. Las piedras que forman los diapiros son blandas y fácilmente erosionables. Por ello, en zonas con diapiros se suelen crear depresiones. En la mayoría de los casos estas depresiones cortan los niveles freáticos de la zona y afloran las aguas subterráneas, dando lugar a la aparición de charcas y, en ocasiones, lagos. Debido a las características de estas estructuras geológicas, a menudo aparecen asociadas a manantiales salinos, por lo que muchas de las salinas que se explotan en el País Vasco o que se han explotado en ocasiones se encuentran en lugares donde aparecen los diapiros (por ejemplo, las salinas de Salinas de Añana de Álava o las salinas de Jaitz o Arteta de Navarra).

Tanto los humedales que sólo reciben agua de escorrentía, como los que reciben aguas subterráneas, tienen aguas bastante oligotróficas. En los primeros, el agua realiza recorridos muy cortos antes de llegar al humedal, lo que provoca que el agua presente pocos nutrientes minerales. En las segundas, sin embargo, tras atravesar piedras solubles bajo el suelo, las aguas llegan al humedal bastante mineralizadas. En este tipo de agua abundan los carbonatos, sulfatos, calcio y magnesio. En menor proporción aparecen cloruros y sodio. Sin embargo, en estos casos, la abundancia de calcio no sólo provoca que el agua sea alcalina, sino que también precipita el fósforo, por lo que suelen contener aguas transparentes de baja producción, oxigenadas, frías y oligotróficas.

A pesar de tratarse de entornos de baja producción, en ocasiones presentan un alto grado de organización y complejidad, sobre todo los que tienen aguas profundas y caudales subterráneos, donde encontramos comunidades aisladas y sorprendentes de medios y seres vivos. Entre ellos destacan las comunidades de procariotas capaces de realizar la fotosíntesis sin oxígeno, que habitan en aguas profundas ricas en yesos. Son testigos vivos de las primeras etapas de la historia de la vida. No obstante, el objeto de este trabajo son las zonas húmedas y las zonas de aguas profundas no pueden ser reconocidas como zonas húmedas, por lo que no se profundizará más en este aspecto y se considerarán únicamente las zonas húmedas que se desarrollan habitualmente en las márgenes de los sistemas de aguas profundas.

Vegetación

La diversidad de orígenes geológicos de los humedales kársticos hace que existan numerosos ejemplos de profundidades, dimensiones, aspecto de la cubeta y inclinación de sus márgenes muy diferentes. A esta diversidad geológica hay que añadir la diversidad climática que encontramos en Euskal Herria, al estar situada entre la región bioclimática eurosiberiana y mediterránea, con una notable diferencia de altitud y con unas condiciones climatológicas relativamente diferentes en pequeños tramos. Al margen de la diversidad de vegetación asociada a las numerosas condiciones climatológicas, en los humedales cársticos con márgenes poco profundos y con fuertes pendientes predomina la vegetación acuática, mientras que en los que presentan márgenes de gran profundidad pero con pendientes suaves, la vegetación más importante es la de carrizales y juncales. Entre estos dos tipos de modelo hay muchos ejemplos intermedios. En cuanto a la vegetación, se puede decir que en el País Vasco los humedales kársticos asociados a los diapiros son más ricos. El resto, además de ser de menor tamaño, se encuentran normalmente en las proximidades de los montes, lo que les obliga a soportar condiciones climatológicas más severas, lo que repercute directamente en las comunidades vegetales y animales locales.

En las plantas acuáticas son frecuentes las especies vasculares Pomatogeton coloratus, Miriophyllum verticilatum, Elodea canadensis, Groenlandia densa o Ceratophyllum demersum. También son abundantes las algas carófitas de los géneros Chara y Nitella.

En los casos en los que la pendiente de los bordes es es baja, se forman carrizales. Cuando estos carrizales se extienden ampliamente en los humedales, se pueden distinguir dos zonas principales: el interior del carrizal que se desarrolla a mayor profundidad de agua y el exterior del carrizal que aparece a poca profundidad. En la primera, las plantas más abundantes son Cladium mariscus y Scirpus lacustris, mientras que en la segunda predominan Phragmatis australis y Tipha angustifolia.

Detrás de los carrizales, en zonas donde la humedad del suelo es elevada sin estar sumergido, suelen aparecer juncales formados por especies de los géneros Scirpus y Juncus.

Fauna

Debido a la abundancia de humedales kársticos y a las diferentes condiciones climatológicas de las regiones en las que aparecen, es muy difícil hablar de la fauna en general.

Por un lado, cabe destacar que las escarpadas aristas que encontramos en la mayoría de estos humedales limitan notablemente la posibilidad de vivir comunidades bentónicas. Entre los modelados para vivir en estas condiciones se encuentran especies de crustáceos, moluscos, nematodos y oligoquetos, así como larvas de diferentes especies de insectos. Por sus elevadas concentraciones destaca el bivalvo Unio pictorum que habita en fondos poco profundos. Porque allí no tiene ningún problema en conseguir el calcio que necesita para construir la cáscara.

En las orillas, sin embargo, la fauna es más rica. A las prósperas comunidades de invertebrados compuestos por varios insectos, moluscos y crustáceos hay que añadir una importante representación de los anfibios. Entre los invertebrados destacan el anfípodo Gammarus pungens y el decápodo Atyaephyra desmarestii. En cuanto a los anfibios, en los humedales cársticos dispersos por la geografía del País Vasco se pueden observar numerosas especies de anfibios, especialmente durante la época reproductiva, en la que todos los anfibios se dirigen al agua.

Entre los anfibios que podemos encontrar en nuestros humedales kársticos se encuentran el tritón pálido, el tritón marmolaire, el arrabio común, la rana común, la rana silvestre roja, la rana ágil, la rana ágil, la rana arbórea común, el txantxikua, el sapo pintado, el sapo común, el sapo corredor...

En cuanto al ornitofauna, las bajas concentraciones de nutrientes y el pequeño tamaño de la mayoría de los humedales, así como las márgenes sin vegetación densa, hacen que no exista una abundante comunidad de aves. Sin embargo, en zonas con gran superficie de agua y carrizales estructurados y compactos, no es difícil observar algunas especies de aves adaptadas a vivir en los ecosistemas acuáticos. Especie migratoria en la mayoría de los casos

son sacerdotes pero se puede asegurar que nidifican en algunos humedales kársticos. En aguas abiertas son frecuentes las anátidas (patos, cercetas, buceadores), las podizipediformes (porras y brezales) y los rálidos, como los coquetazos. Sin embargo, en los carrizales de las orillas habitan rálidos como carrizales, benarrignos, verduritas de pantano o gallinas de agua y gallinas de agua.

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