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Pastillas de enhorabuena

2002/01/13 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Se ha hecho creer que la sociedad actual puede conseguir todo de forma inmediata y sin esfuerzo. Cada problema tiene una solución rápida, y si es un problema de salud, ¡la píldora!
Ansiedad, estrés, depresión... Las píldoras son un remedio contra todo esto.

Se ofrece una amplia gama de colores y formas, tanto específicos como de todo tipo, para lactantes y mayores, hombres y mujeres... todos están a la venta. Claro, no son gratis. ¿Qué creías? Ya sabes: aunque el dinero no aporta felicidad, da poder de compra. Y la felicidad se vende en pastillas.

Los medicamentos contra las enfermedades corporales comunes son conocidos desde hace tiempo y las investigaciones para inventarse nuevos avanzan paso a paso. Sin embargo, los remedios contra el alma o las dolencias de la mente no podían reunirse en una píldora hasta hace poco. La tristeza, el descontento, el nerviosismo y el miedo se mitigaban reconociéndolos con el sacerdote; la impotencia se guardaba en silencio, y para curarla se tomaban hierbas medicinales donadas por la bruja o se rezaba a los santos; y el que presentaba un error físico tenía que sufrir las burlas de los demás.

Sin embargo, los tiempos han cambiado y ya se puede encontrar la solución a estos problemas en las pastillas. Además de las píldoras milagrosas y generalistas, en los últimos años se han puesto de moda algunas píldoras comercializadas bajo el control de la inspección sanitaria y demostrando científicamente su impacto.

Enfermedades actuales: depresión y estrés

En la sociedad actual se exaltan los cuerpos perfectos, por lo que los humanos se sienten abandonados.

Por ello, las industrias farmacéuticas obtienen importantes beneficios de la venta de medicamentos contra problemas como la obesidad, la depresión, la impotencia, el estrés y la calvicie. De la misma manera, es innegable que muchas personas han encontrado una solución gracias a estas pastillas. Por ejemplo, el Procac antidepresivo, nacido en Estados Unidos en 1988, es muy eficaz para tratar depresión, bulimia y trastornos obsesivo-compulsivos. Si bien es beneficioso por las órdenes del médico, hace unos años se puso de moda y se extendió como una "píldora de la felicidad", superando la fama de Valium hasta entonces. Y los efectos colaterales ya están apareciendo: además de aliviar mucho el bolsillo, se perciben dolores de cabeza, problemas para mantener la erección y descenso de la libido. Sin embargo, el efecto secundario más grave es la dependencia psicológica.

El principal problema de los sedantes como Orfidal, Tranquimazin y Lexatin es que, al sentirse bien con las pastillas, crean una dependencia psíquica y física. Sin embargo, en el Estado español son las píldoras más consumidas tras los medicamentos para eliminar el dolor. Se toman para combatir la ansiedad, el estrés, los problemas de sueño, la nerviosismo y la angustia. Es mucho más fácil que detectar las causas de estos problemas y buscar la solución.

Delante del espejo

En caso de tomar pastillas, mejor seguir las indicaciones del médico.

Otra de las estrellas de las industrias farmacéuticas son las pastillas para adelgazar. Los nuevos hábitos alimenticios y la falta de ejercicio han propiciado un aumento de la obesidad crónica. A su vez, la sociedad ensalza los cuerpos perfectos, por lo que muchos de los que tienen más kilos se sienten de alguna manera marginados. Sin embargo, para conseguir un peso adecuado, la mayoría de las veces hay que cambiar totalmente la vida y las costumbres, y son pocos los que están dispuestos a hacer este tipo de "sacrificio". En el mercado hay muchos remedios para aquellos que quieren adelgazar a cambio de nada: cinturones especiales, ondas electromagnéticas, pomadas milagrosas y, cómo no, pastillas. Y también con la receta médica.

La “xenical” es una píldora que impide la absorción de grasa en el intestino y que, junto con una dieta baja en calorías, se utiliza para tratar casos graves de obesidad. Sin embargo, parece que hay un consumo desproporcionado, y además de causar problemas en el aparato digestivo, los consumidores no consiguen los resultados esperados. De hecho, la obesidad grave es una enfermedad crónica que requiere un tratamiento largo.

Propecia también se planteó como respuesta a otro problema relacionado con la imagen: la calvicie. Al igual que ocurre con la obesidad, hay casi tantos remedios como calvo, pero la eficacia de Propecia se ha demostrado científicamente. Eso sí, no sirve para las mujeres ni para todos los hombres. Además, puede tener efectos secundarios que afectan a la fertilidad (dificultades en la erección, disminución de la libido y disminución del volumen de eyaculación). Sin embargo, desde su lanzamiento en 1999, miles de hombres lo han acogido.

Viagra es una de las pastillas más prestigiosas para hombres. Aunque es ideal para hacer frente a determinados problemas de erección, en otros muchos casos no es recomendable. Los efectos secundarios son dignos de ser tenidos en cuenta y el precio tampoco es de broma. Por ello, es de extrañar el éxito que ha obtenido, al ser la píldora más repercusión social tras el anticonceptivo.

Todas estas pastillas se venden con receta médica, por lo que aparentemente tienen una venta más controlada que otras pastillas mágicas. Sin embargo, teniendo en cuenta los beneficios que aportan a las industrias farmacéuticas, surge la duda de si realmente son necesarias? ¿No se pueden afrontar los problemas de otra manera? Quizás la solución más rápida no siempre es la mejor y puede estar en uno mismo. En caso de que se opte por tomar las pastillas, es preferible que lo haga el médico.

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