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Historia de la Construcción X: Creación de Buceo

1987/04/01 Azkune Mendia, Iñaki - Elhuyar Fundazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria

En el origen del submarinismo, la colocación de la hélice y la utilización del torpedo como arma de ataque tuvieron una gran importancia.
Maqueta del buceo Ictineo realizada por Narcis Monturiol. En 1860 se sumerge en las aguas de Barcelona.

El primer buceo fue construido por David Bushell en Norteamérica. Desde que en 1771 el proyecto fuera completo hasta que fue botado en 1776, por supuesto, se le pasó muy poco tiempo. Se trataba de una guerra de independencia contra los británicos, un agente violento.

El buceo de Bushnell tenía la forma de dos coquillas unidas por el lado llano. Era totalmente de madera, y gracias a un agujero elíptico superior sólo podía entrar una persona. El claraboyas estaba dotado de cuero y se cerraba completamente con doble tornillo que podía accionarse tanto desde el interior como desde el exterior.

El buceo contaba en su interior con una única estancia en forma de huevo. El espacio entre el hueco y el muro exterior era un espacio para agua y lastre. Mediante un sistema de tornillos se podía introducir agua y el barco se podía hundir. Para echar agua al exterior, había bombas que accionarlas manualmente. El lastre (una pieza de plomo) también se podía tirar si se quería aflorar rápidamente.

Para desplazar el submarinismo hacia delante tenía una hélice que debía accionarse manualmente. El buceo se podía conducir con un lema y llevaba el torpedo bajo el barco enemigo.

El conductor del submarinismo estaba sentado en una silla fija y tenía a su alcance todos los instrumentos de mando para utilizarlos también a oscuras.

Para la renovación del aire interior contaba con dos tuberías. Por un lado entraba aire limpio exterior y por otro salía el interior. Gracias a un sistema de válvulas, el agua no podía entrar en el interior.

El conductor tenía unas taquillas para ver lo que estaba fuera del barco. Además, el dispositivo de predicción de profundidad estaba recubierto de sustancias fosforescentes y su luz servía para ver el exterior.

En aquel buceo el sargento Erza Lee intentó destruir en el verano de 1776 una fragata británica de la zona de Nueva York. Dos años después, el mismo sargento consiguió pegar el torpedo al barco británico Cerbero.

En 1797, Robert Fulton y David Bushnell se encontraron en Francia. Bushnell aconsejó a Fulton sobre la navegación submarina y como consecuencia de ello se hizo un buceo.

Fulton puso unas condiciones al gobierno francés y aunque en 1798 llegó a un acuerdo, en 1800 se realizaron las primeras pruebas en el río Sena. Después se intentó en mar abierto.

El buceo Nautilus de Fulton tenía forma de pez, pero la cubierta exterior le parecía un halcón en la superficie del agua. Gracias a los sistemas especiales bajaban el mástil y podían sumergirse en dos minutos. En su interior podían ir tres hombres con un sistema respiratorio adecuado. No había tubos para introducir aire limpio exterior. El aire se almacenaba almacenado en 200 atmósferas dentro del buceo en una bombona regulable.

El buceo Nautilus no pudo participar en la guerra. En el Canal de la Mancha, los barcos británicos huyeron en dos ocasiones.

Fulton, por tanto, en 1803 abandonó su Nautilus y lo disolvió. En Europa, sin embargo, había sembrado una semilla para bucear y mejorar. En Alemania, Wilhelm Bauer había realizado en 1850 su Brantaucher o supresor subacuático. La hélice debía ser accionada manualmente y mediante unas poleas se podía desplazar el peso interior. El submarinismo era de acero.

Buceo diferente.

En Cataluña, Narcis Monturiol, del Cadaques, analizó los obstáculos existentes en la pesca del coral. Fue entonces cuando culminó el proyecto de Ictineo, el pez cazo. El barco era de forma marinera, de siete metros de longitud. En el interior de la sala cilíndrica cabían seis personas, por lo que se desplazaba el buceo. Fue lanzado al mar el 28 de junio de 1859 en Barcelona. Estuvo dos horas y media en el agua.

El 2 de octubre de 1864, Monturiol lanzó el segundo Ictineo. Este segundo buceo, de diecisiete metros de longitud, tenía una altura de dos metros. El agua de navío con doble casco de acero recorrió durante ocho horas el mar a 30 metros de profundidad. El ictineo disponía de una perfumería de seis caballos para desplazarse en superficie y otro de dos caballos para poder subirse al agua. En la superficie del agua la caldera se calentaba con carbón. Bajo el agua, con el calor de las reacciones químicas. Descomponiendo cloratos con polvo de metal, Monturiol obtenía calor y oxígeno respiratorio por una vía.

La absorción de anhídrido carbónico con cal permitía la limpieza del aire respiratorio. Entre ambos cascos, llenos de aire o agua, conseguía emerger o hundirse en el mar. Para andar se valía de la influencia de la hélice de doble pala.

El primer buceo real fue construido por Monturiol. Pero el Gobierno dejó de colaborar y los nuevos proyectos quedaron suspendidos.

En aquella época, en 1863, se construyó en Francia un buceo llamado Plongeur. Con sus 42,5 metros de largo y 6 de ancho, era capaz de transportar 453 toneladas. Este buque de acero tenía propulsión de aire comprimido. A pesar de las dificultades de equilibrio y maniobra, el submarinismo Plongeur permitió obtener resultados espectaculares.

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