Museos abiertos del patrimonio del pasado
2008/05/01 Kortabitarte Egiguren, Irati - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
En los megalitos se puede encontrar mucha información sobre nuestros antepasados: cómo eran, de dónde venían, cómo vivían... Pero la mayor parte de los megalitos que se han librado de la matanza desde la prehistoria hasta la actualidad siguen en una situación lamentable; pocos son los que todavía se levantan orgullosos de la tierra.
Para frenar esta pérdida continua, el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco declaró todos los megalitos de Gipuzkoa y las estaciones megalíticas que los componían en 2003 como bienes culturales y estableció su normativa de protección. Sin embargo, el camino para conseguir esta pionera designación no ha sido lento. Para encontrar el comienzo del recorrido hay que retroceder hasta 1979, momento en el que la Sociedad de Ciencias Aranzadi comenzó a colocar señales en los megalitos conocidos en Gipuzkoa. En este trabajo y bajo la dirección del arqueólogo Jesús Altuna comenzó, entre otros, Luis del Barrio, actualmente miembro de la empresa Lurrailan.
Gestión de monumentos
Colabora con el Departamento de Desarrollo del Medio Rural de la Diputación Foral de Gipuzkoa en la revisión arqueológica de las actividades forestales en Lurrail. También Luis del Barrio, cuya labor consiste en estar con los Ayuntamientos, es decir, en informar a los Ayuntamientos de los patrimonios megalíticos que tienen en sus terrenos y en hacerles ver la necesidad de su conservación y protección. Asimismo, propone una serie de actuaciones para la limpieza de estos monumentos sin moverse.
Son muchos los ayuntamientos que desconocen la existencia de este tipo de piedras preciosas en sus terrenos y que no hacen mucho caso a esta iniciativa. Otros municipios de Hondarribia, Oiartzun, Astigarraga, Hernani, Urnieta, Andoain, Zizurkil, Orereta, Getaria, Getaria, Soraluze, Elgoibar, Villabona, Deba y Zestoa han tomado con entusiasmo la iniciativa de recuperarlas.
En cualquier caso, tras la declaración por parte del Gobierno Vasco en 2003 de todos los megalitos de Gipuzkoa como bien cultural y el establecimiento de la normativa de protección, todos los megalitos de Gipuzkoa han sido limpiados y señalizados mediante un columnillo con la subvención de los ayuntamientos y del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco.
Todas las hierbas y matorrales que rodean a todos los megalitos se limpian a mano o con ayuda de tijeras y, a continuación, se quita toda esa hierba con la ayuda de sopladoras para no mover ninguna de las piedras de estos monumentos. El megalito queda así bastante limpio y visible.
Las señales de los megalitos son de piedra caliza gris de Deba, de tamaño 1 x 0,23 x 0,16 metros y se alzan medio metro del suelo. Sobre ellos hay una lámina informativa del megalito en acero inoxidable tallado, oscurecido y grabado en relieve. Como se ve, se han utilizado los materiales más duros para que sean lo más duraderos posibles. Además de la información de cada megalito, informan a través de planos de conjuntos megalíticos o estaciones megalíticas.
En los megalitos se distinguen tres zonas de protección: la primera es la superficie sobre la que se asienta el megalito; la segunda, la zona que se extiende a 10 metros alrededor del megalito; y la tercera, la estación megalítica propiamente dicha, que es la zona más extensa donde se encuentra el conjunto megalítico.
La primera y segunda zonas están bastante controladas y vigiladas, mientras que en la tercera zona, al ser más extensa, es más difícil controlar la actividad forestal o la construcción de pistas forestales, por ejemplo. Sin embargo, el Departamento de Cultura y Euskera de la Diputación Foral de Gipuzkoa toma medidas.
Varios
En Gipuzkoa se conocen 260 puntos en los que hay megalitos, en los que hay 368 megalitos, en 28 estaciones megalíticas. XIX. A finales del siglo XX fue descubierto el primer megalito de Gipuzkoa, el primer dolmen de Gipuzkoa. Sin embargo, entre los megalitos que los antepasados trabajaban y construían con sus manos, además de los dólmenes, hay túmulos, pistas, huertas de moro y monolitos.
Los famosos dólmenes son tumbas colectivas para enterrar a los muertos, construidas por grupos humanos de ambiente pastoril, especialmente en la Edad de Cobre y la Edad del Bronce. Son amplias piedras de pie que forman una cámara funeraria. En la mayoría de los casos se cubrían con otra piedra ancha. En el interior de la cámara enterraban a los difuntos con sus armas, útiles y varios recipientes cerámicos rellenos de comida. En ocasiones todo se cubría de piedras y tierra formando una cima llamada túmulo. También hay túmulos sin cámara, también tumbas.
Durante mucho tiempo se pensó que en las tumbas había tesoros enterrados. Por eso, hoy en día, salvo excepciones, aparecen deterioradas y desfiguradas por las búsquedas de tesoros. También se han utilizado para la construcción de muros de piedra, casetas, etc. Sin embargo, algunos dólmenes están perfectamente conservados, como el Collado de Sagastieta.
También son sepulcros los cromlech, que recogen las cenizas de los muertos. Pertenecen a la misma época que los dólmenes, pero tuvieron un uso más extenso que estos últimos, ya que en la Edad del Hierro se guardaban las cenizas. Sin embargo, a lo largo del tiempo se ha mantenido el mismo modelo. Se trata de círculos de piedra, generalmente de 5-6 metros de diámetro. Las piedras o testigos que forman la huerta morada se llaman ortostatos. El número de piedras no es siempre el mismo. En el centro se conservan las cenizas del difunto.
Los monolitos o menhires son piedras largas de diferente sección. Están metidos verticalmente en el suelo, pero algunos han caído con el paso del tiempo y hoy los encontramos tumbados sobre campos. Son más recientes que las huertas de moros y no saben cuál era su objetivo. Es posible que sean piedras transportadas por el hombre de un lugar a otro. Sin embargo, según el experto Luis del Barrio, quizá se trata de piedras usadas para remarcar y marcar algo que en su día sucedió en estos medios, como la muerte de alguien. Si preguntamos a los abuelos, más de uno dirá que esas piedras han sido arrojadas por los gentiles, porque han escuchado a sus padres estas historias. Estas piedras se usaban para atacar a los cristianos. Por ello, también se conocen como gentilarri.
En general, todos estos monumentos construidos a los muertos aparecen en todo el País Vasco y son de muy diferentes tamaños. Por desgracia, la situación legal del patrimonio megalítico es diferente en cada territorio de Euskal Herria; sin embargo, no podemos negar que las denominaciones y trabajos realizados en Gipuzkoa pueden ser un punto de partida inmejorable para preservar las viejas piedras de nuestros antepasados. Y es que conocer la existencia de este patrimonio monumental es imprescindible para comprender y disfrutar de nuestro pasado, así como para conservarlo adecuadamente y transmitirlo a las generaciones venideras.
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