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El suelo europeo amenazado

2003/03/01 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

“La Tierra está en peligro”. Es una frase que se ha escuchado muchas veces y que se puede entender de muchos aspectos. Por ejemplo, uno puede pensar que el suelo está en peligro y, en ese caso, lo inventaría. Y es que el suelo europeo está cada vez más afectado, tanto que la Unión Europea quiere poner en marcha medidas para hacer frente a este problema.

El suelo es la capa superior de la corteza terrestre, compuesta por minerales, materia orgánica, agua, aire y seres vivos. Además de las cosas que aparecen en la definición, el suelo es un recurso vital para el ser humano: de él toma alimentos, sobre él construye viviendas e industrias, de donde extrae gran cantidad de materias primas... Se trata, sin duda, de un recurso explotado desde siempre, pero un informe de la Unión Europea advierte que la situación del suelo ha empeorado en los últimos tiempos.

En Europa se han identificado más de 320 tipos de suelo con características físicas y químicas muy diferentes. Pero a pesar de su riqueza y diversidad, no es fácil de innovar: se degrada muy rápido y tarda mucho en formarse y renovarse. En los últimos años, debido a las actividades humanas, el suelo se ha visto fuertemente dañado; en la Unión Europea, el 16% de la superficie terrestre está siendo objeto de algún tipo de agresión y sus consecuencias son devastadoras. Por ejemplo, en la península ibérica, en el centro y sur de Italia, en el sur de Francia y en Grecia muchos suelos se están convirtiendo en desiertos.

En zonas con fuertes pendientes, el suelo se erosiona con facilidad, máxime si llueve intensamente.

Consciente de este problema, la Comisión Europea publicó el año pasado un informe. En él se identifican las amenazas al suelo y se favorece su uso sostenible. Para garantizar que las generaciones futuras recojan este patrimonio en el mejor estado posible, el informe también recoge las líneas de política de futuro.

Erosión, materia orgánica y contaminantes

La principal amenaza del suelo es la erosión. En realidad es un fenómeno natural en el que el viento y el agua liberan y acumulan las partículas del suelo. La zona mediterránea es la zona más erosionada y en ella se conoce el problema desde hace tiempo: las primeras referencias a la erosión son anteriores a hace 3.000 años. Sin embargo, el problema no se circunscribe al Mediterráneo y la erosión es cada vez más acusada en Austria, la República Checa, el norte de Francia y Bélgica.

En el sur de Europa, muchos suelos se están convirtiendo en desiertos.

Diversos factores influyen en la erosión. Por ejemplo, cuando tras una sequía cae una lluvia intensa o en zonas de fuerte pendiente, se produce una fuerte erosión. También influye el tipo de suelo, por ejemplo, si es fangoso o tiene poca materia orgánica se erosiona más fácilmente.

Sin embargo, si la erosión se ha convertido en un problema tan grave, es debido principalmente a algunas actividades humanas. El uso inadecuado del suelo, la eliminación de la vegetación y los incendios, entre otros, afectan directamente a la erosión. Todos ellos hacen que el suelo pierda su capacidad para desempeñar sus funciones y acaben desapareciendo. En la cuenca mediterránea se pierden 15 toneladas de suelo por hectárea al año. Como consecuencia, se producen daños en las corrientes, ya que al erosionar el suelo liberan nutrientes y contaminantes y contaminan las corrientes.

La influencia del sector forestal en la materia orgánica del suelo es evidente.

Otro de los problemas del suelo es la pérdida de materia orgánica. La materia orgánica confiere al suelo resistencia a la erosión y está relacionada con la fertilidad del suelo. Sin embargo, la agricultura y la silvicultura tienen una gran influencia sobre la materia orgánica. Se tiende a cultivar un único cultivo en el que se ha observado que la materia orgánica no se renueva suficientemente. Asimismo, la especialización ha propiciado la división de la ganadería y la agricultura, por lo que ahora el suelo no se enriquece con las deyecciones de los animales.

Acumulación de contaminantes en el suelo.

El principal componente de la materia orgánica es el carbono y el carbono del suelo participa en el ciclo de todo el carbono. Según algunos estudios, el suelo acumula en forma de materia orgánica dos mil millones de toneladas de carbono al año. Las actividades humanas, por su parte, emiten a la atmósfera ocho mil millones de toneladas de carbono, lo que demuestra la importancia del carbono del suelo para frenar el efecto invernadero. Por ello, para aumentar la materia orgánica del suelo es conveniente utilizar sistemas agrícolas adecuados como la agricultura orgánica, la agricultura de conservación, el pastizal sostenible, el estiércol, el compost, etc.

Por otra parte, los contaminantes se acumulan en el suelo y son nocivos a partir de cierto punto. En ocasiones, la contaminación es de carácter local, y en muchos casos las minas, zonas industriales y vertederos son fuentes de contaminación, incluso después de su clausura. En los lugares más industrializados del norte de Europa, por ejemplo, los daños son evidentes, pero en todo el continente se aprecian los efectos de esta contaminación. En el propio País Vasco han sido necesarias medidas especiales para la limpieza de la contaminación por actividades industriales y mineras.

En otras ocasiones, la contaminación es menos local, se dispersa más. Los gases tóxicos presentes en la atmósfera, los productos químicos utilizados en la agricultura y los metales pesados, las sustancias arrastradas por las aguas residuales mal tratadas... todos llegan al suelo y pueden llegar a superar su capacidad de renovación.

Construye y emprende y pierde la biodiversidad

La construcción ha supuesto la pérdida de las tierras más fértiles de la costa mediterránea. En 1996, el 43% de la superficie de la costa italiana estaba completamente construida y sólo quedaba un 29% libre.

Las amplias zonas europeas están llenas de casas y carreteras. En su construcción el suelo queda sellado, por lo que no puede ejercer sus funciones. Por ejemplo, no puede recoger y filtrar el agua de la lluvia y los organismos que viven en ella quedan separados.

El suelo, aún sin estar sometido a edificios, está compactado en muchos lugares, afectando a la fertilidad, a la capacidad de acumulación, a la actividad biológica y a la estabilidad. Al perder la porosidad, el suelo no puede absorber el agua de las lluvias torrenciales, con el consiguiente riesgo de inundaciones e incremento de la erosión.

La compactación del suelo en suelos húmedos es más fácil, por lo que no es muy difícil ver en algunos lugares de Euskal Herria la tierra compactada por los vehículos y maquinaria, el pastoreo o los montañeros los bosques.

El pastoreo, el montañismo y otras actividades hacen que el suelo pierda su porosidad.

Por estas razones se pierde la biodiversidad del suelo. Además, la pérdida de biodiversidad hace al suelo más vulnerable a la erosión y a otros procesos de degradación. Una investigación realizada durante dos años en Austria puso de manifiesto que la agricultura ecológica contribuye a proteger e incrementar la biodiversidad del suelo. Parece ser que en las tierras de agricultura ecológica había un 94% más de escarabajo que en las de agricultura convencional, y el número de especies de escarabajo también era un 16% mayor.

En terrenos regados el suelo se saliniza, perdiendo fertilidad. El agua de riego siempre contiene sales que al evaporarse quedan en el suelo. En la Unión Europea se estima que la salinización afecta a un millón de hectáreas, sobre todo en la cuenca mediterránea, y se considera el principal agente de la desertización.

Medidas y normas de lucha

La Comisión Europea considera imprescindible un diagnóstico profundo del suelo.

Si bien se ha analizado cuáles son los procesos que amenazan el suelo, todavía se han recogido muy pocos datos y no se puede conocer la evolución del suelo. No se han establecido sistemas de vigilancia y es imposible comparar los datos ya que no se han utilizado métodos armonizados en los países de la Unión Europea. Por lo tanto, el informe elaborado por la Comisión Europea recoge el deseo y la intención de solucionar estas carencias. Es imprescindible un diagnóstico completo y directo de la situación para poder tomar las medidas oportunas.

Sin embargo, algunas normas de la Unión Europea, así como algunas leyes nacionales, contribuyen a la protección del suelo. Las políticas ambientales, de transporte, de industria, de aire, de agua, de agricultura y de investigación son algunas de las que afectan al suelo. Sin embargo, estas medidas son insuficientes y tienen la intención de elaborar normas concretas para la protección del suelo. Además, en la medida en que el problema sea internacional, tendrán en cuenta el acuerdo contra la desertificación de las Naciones Unidas. La degradación del suelo se está produciendo en muchos lugares, afectando directamente a la seguridad alimentaria, la pobreza, la calidad del agua y el medio ambiente.

La adopción de medidas adecuadas pasa por el estudio de los suelos y la implantación de sistemas de vigilancia.

Según el informe de la Comisión Europea, la política de protección del suelo se centrará en la prevención, la prudencia y la anticipación. Asimismo, se garantizará una especial protección de la biodiversidad y de la materia orgánica como elementos imprescindibles para el desarrollo de las funciones del suelo. Y se establecerán sistemas de vigilancia, incluyendo la responsabilidad ambiental. Todo ello con unos plazos que la Comisión Europea publicará en junio de 2004 un informe con las medidas técnicas y legales adoptadas. Por lo tanto, tendremos conocimiento de lo que se hace.

Para consultar el informe completo de la Comisión Europea, la dirección es http://europa.eu.int/comm/environment/agriculture/sol_protection.htm

Funciones del suelo

El suelo desempeña funciones esenciales para el medio ambiente y la vida. Contiene minerales, agua, materia orgánica y una serie de sustancias químicas, participando en sus procesos de transformación. El suelo libera dióxido de carbono, metano y otros gases a la atmósfera y las aguas subterráneas se filtran al atravesar el suelo, la principal reserva de agua potable. Además, debido principalmente a la materia orgánica, posee una gran capacidad de acumulación y amortiguación de sustancias como el agua, los gases y los contaminantes. Sin suelo se correría el riesgo de dispersión de los contaminantes que podrían llegar más fácilmente al ser humano.

Por otro lado, es el hábitat de muchos seres vivos. La variedad de organismos que habitan es enorme: un gramo de suelo en buen estado puede contener hasta 600 millones de bacterias de entre 15.000 y 20.000 especies diferentes. Las lombrices, los caracoles y los artrópodos descomponen la materia orgánica y las bacterias, hongos, protozoos y otros pequeños organismos realizan los procesos necesarios para que el suelo sea fértil. La biodiversidad de un terreno es un indicador del estado de este suelo.

Asimismo, los alimentos que necesita el ser humano para alimentarse dependen directamente del suelo. Todas las plantas, ya sean de cultivo, pastos o bosques, reciben agua y alimentos del suelo y crecen en él, es decir, el suelo sirve de soporte.

El ser humano siempre ha aprovechado este recurso natural no sólo para obtener alimentos, sino también para extraer turba, arena, arcilla y otras materias primas. Y es el soporte para el resto de actividades humanas. Por último, forma parte del paisaje y del patrimonio cultural.


Riesgos del suelo en el País Vasco

Como en cualquier otro lugar del mundo, el suelo del País Vasco está fuertemente afectado por el clima, las actividades laborales y la política económica. En general, los principales enemigos del suelo en Euskal Herria son la desertización, la erosión y el envenenamiento. La desertización es muy notable en el sur de Euskal Herria y ocupa una gran superficie. Esto está provocando la pérdida de suelo hasta la aparición de la roca madre, lo que se aprecia claramente en las Bardenas, por ejemplo. Sin embargo, sorprendentemente, el mismo fenómeno se está produciendo en el norte, y en algunos campos y bosques, incluidos algún hayedo, se observan las consecuencias de la desertización.

Sin embargo, el fenómeno más importante en el norte es la erosión. La silvicultura y otros movimientos de tierra están provocando la pérdida de suelo y, entre otros fenómenos, los desprendimientos se están convirtiendo en lugares muy comunes.

Otra de las amenazas del suelo en Euskal Herria es el envenenamiento. En la agricultura, por ejemplo, se está produciendo una nitrificación en zonas con un uso excesivo de fertilizantes. Y en los entornos industrializados, la contaminación química es la que más problemas genera. A pesar de que se están poniendo soluciones, como en el caso del lindane, todavía hay mucho suelo por recuperar. No hay que olvidar, por último, que la continua expansión de las ciudades, zonas urbanizadas y vías de transporte, como autopistas, carreteras y ferrocarriles, supone una importante pérdida de suelo. Sin embargo, aquí también se dan fenómenos que ocurren en toda Europa.

Koldo Nuñez Betelu

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