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No siempre se recoge todo lo sembrado

2000/06/25 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia

Según un estudio realizado por la Universidad de Newcastle en Inglaterra, la contaminación provocada por el tráfico y las estaciones de electricidad puede causar un mayor perjuicio de lo previsto para los cultivos básicos. El daño no es evidente, es decir, la cosecha no enferma ni se pudre. Sin embargo, con un exceso de ozono en el aire se observa que se consiguen menos frutos por planta. La contaminación por ozono ha traspasado los límites de las ciudades hacia zonas rurales.
Parcela sembrada.

Investigadores de Newcastle investigan dos países: El Reino Unido y el Estado español han obtenido el mismo resultado, con una cosecha más reducida en presencia de ozono. Estudiaron la primera planta de colza. Las plantas crecieron en los mismos niveles de ozono que el 90% de las tierras rurales del Reino Unido y el rendimiento de la cosecha fue un 14% inferior al que correspondía. En este caso, la cosecha sufrió una pérdida del 13%. Antes, cuando se ha estudiado la posible incidencia del ozono sobre la cosecha, no se ha llegado a la conclusión de que la vegetación no presentaba ninguna señal externa de daño: las hojas no se pudrían y la cosecha parecía sana.

Más sensible de lo esperado

Ahora, sin embargo, las investigaciones se han centrado en el aspecto exterior y han dado lugar a resultados diferentes: el ozono tiene un efecto en la cosecha y no despreciable. Las últimas investigaciones no se han llevado a cabo en laboratorios, sino en campo. Las plantas han siembrado y crecido en terrenos reales, por lo que el desarrollo de la cosecha se ha continuado en todo momento. Es decir, los cultivos han crecido en condiciones totalmente naturales, pero se ha controlado el nivel de ozono. En la práctica el aire inhalado por las plantas ha incorporado dosis de ozono precisas y conocidas, observando la evolución de la plantación sembrada.

Mata de uva.

En el caso de la colza, el número de ramas floridas procedentes de cada planta se ha reducido en un 38%, a pesar de que son más y más grandes los frutos de cada vaina. Sin embargo, los rendimientos de la variedad «eurol» de la colza (el tipo más sensible) han disminuido en un 14% con carácter general. Y no sólo eso: se ha reducido el contenido de aceite de fruta en un 5%. Si convertimos estos números en dinero: se han perdido unas 6.500 pesetas por tonelada de colza y unas 2.300 pesetas por tonelada de aceite.

En cuanto al trigo, las reducciones de rendimiento también han sido notables. Además de reducir el número de ejemplares por cabeza, aumentan los flósculos no productivos. Sumados los efectos de ambas, la cosecha ha sufrido una pérdida de rendimiento del 13% o lo que es lo mismo, una pérdida de dinero por hectárea entre 25.000 y 40.000 pesetas. Todos ellos son resultados de investigaciones llevadas a cabo en el Reino Unido, pero, como se ha comentado al principio, en el Estado español también se han realizado este tipo de estudios. En la zona mediterránea se han obtenido resultados aún más preocupantes: aparte de que el rendimiento de la cosecha es menor, los investigadores han detectado una serie de daños que se veían claramente en las plantas: las hojas más antiguas de la parte superior de las plantas se decoloraban y, al final, murían.

Revisar normas

Trigal.

Las investigaciones han tenido una duración de dos años. El punto de partida ha sido el nivel crítico de ozono fijado por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UN-ECE). El primer año los cultivos crecieron en concentraciones dos veces superiores al nivel crítico de ozono, mientras que en el segundo año se multiplicó por cinco la concentración crítica de ozono. Las pérdidas de cosecha han sido del 19% y 39% respectivamente, muy superiores a las previstas por los investigadores. Por ello, se ha insistido en la necesidad de revisar el nivel crítico de ozono establecido por la UN-ECE, que es válido en unas únicas características climáticas limitadas de Europa.

La UN-ECE estableció las condiciones a partir de las cuales el ozono puede dañar la cosecha y tomar medidas, estándares comunes a nivel europeo. Las decisiones, sin embargo, se basan principalmente en los datos recogidos en el centro y norte de Europa y son válidas en el clima de la misma. Según estos estándares, en ensayos realizados en la región mediterránea, por ejemplo, las restricciones de cosecha deberían ser un 10% inferiores y no son.

El ozono se forma por la reacción entre el óxido de nitrógeno y el oxígeno en la parte baja de la atmósfera. La molécula siempre se ha formado en la atmósfera, pero como empezamos a utilizar combustibles fósiles, hemos roto los ciclos de formación y consumo de ozono y el ozono se ha acumulado en la atmósfera. Además, la reacción no es muy rápida y, por tanto, lejos de las fuentes de contaminación, las altas concentraciones de ozono se miden a menudo. Es decir, aunque los contaminantes se emiten principalmente en las ciudades, sus efectos también se manifiestan en los campos. Por otra parte, el Sol acelera e intensifica todas estas reacciones, por lo que las plantas de climas soleados suelen presentar mayores problemas. En consecuencia, solicitan la revisión del nivel crítico establecido por la UN-ECE.

La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa puso en marcha a finales de la década de los 80 un programa para analizar la influencia del ozono en las plantas y los cultivos. En él participan Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Holanda, Polonia, Rusia, Eslovenia, Estado español, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, siendo el país coordinador el Reino Unido.

La cosecha no siempre será tan próspera.

El estudio internacional se centra en el trébol blanco, pero también en la patata, el trigo y algunas especies herbáceas. Además de los daños evidentes, se ha hecho un esfuerzo por medir la pérdida de biomasa, que en definitiva representa el rendimiento de la cosecha. Se dice que se trata de una medida compleja, ya que la humedad, la temperatura, la cantidad de agua que tiene el suelo y la presencia de contaminantes tienen una gran influencia en este punto. Con los datos recogidos se han diseñado modelos y se han fijado los niveles críticos de ozono mencionados.

Pero parece que esos niveles están en peligro. A medida que se vayan realizando más investigaciones, las interacciones entre ozono y plantas se conocerán mejor y se establecerán nuevas limitaciones, pero está claro que no es un problema básico. Un estudio importante para la ciencia es que el aumento o disminución de un punto del nivel crítico de ozono tendrá su reflejo económico, pero la clave es la reducción de los niveles de ozono en la atmósfera, es decir, el control de las fuentes de contaminación.

¿Cómo afecta el ozono a las plantas?

El ozono es uno de los múltiples constituyentes del “smog”, que afecta a la atmósfera de los países más desarrollados. Ingurugiroaren handia izan da, lur inguru, trafikoengatik edo fosiletako trafikoengatik izan zen, aspaldidanik lotuta izan da zelan eta sail bakoitzak izan dituen kalteei, baina ez nuez zen zerik ere nola egiten den kimiku hori. Hori bai, jakina da galera millonaria sortzen direla nekazaritza.

Izan ere, horrek ez du hori bakarrik, izan ere, produkzioak bera ere. Teorian barajada orain arte consideraba que el ozono cerraba los «poros» que las plantas utilizan tanto para absorber el carbono como para permitir el resultado de oxígeno de la fotosíntesis. Hala ere, egoera hori egiten du ozono-eragin izango da, politika guardia horiek portatzen duten zaindu nahi duten celulari.

III.- Prot. poroen bidez ere prot. Hori guztiak egin ziren gutxitzea. Ikerariak batzuk uste dute arazo horrek aldaketak genetikaren bidez solventatzea. Geneticamente plantak aldatuz, ozonoa eragin ez dadin, emankortasun geografikoak hobetzeko, sail horien artean oso ilustuta ikusten da. Baina horrek hitz gehiago dira.

Publicado en el suplemento Natura de Gara

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