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Latidos de la vida

2001/09/09 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa


Descansa un poco y aplaude sin pensar en nada. A través de esta experiencia, los investigadores han descubierto que todos aplaudimos a un ritmo similar. Pero, ¿cómo es posible que haya tanta sincronización? Parece que el ritmo interno es el responsable de ello, pero también de la capacidad del ser humano para percibir la continuidad del tiempo.

Aplaudiendo sin pensar en nada, nos da un aplauso de 600 milisegundos, es decir, casi dos aplausos por segundo. Según algunos investigadores, el ritmo interno nos impulsa a ello. Pero es necesario no sólo para hacer música, sino también para coordinar la mente y el cuerpo y percibir la continuidad del tiempo. Por ello, los investigadores también se atreven a afirmar que este ritmo es la esencia de la propia existencia.

Carolyn Drake, del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica), es uno de los expertos en ritmo humano interno. Sus declaraciones se basan en estudios realizados durante largos años con personas adultas y niños. En su opinión, "el ritmo de andar de la gente, los latidos del corazón y el ritmo de coger el pecho del niño están a la misma escala". A falta de un gesto externo, todas las actividades tienden a seguir el mismo ritmo y es sorprendente ver la compatibilidad de las personas.

Otro experto en estos ritmos es Daniel Levitin, de la Universidad de Montreal. Para él, "todos somos capaces de seguir con precisión los ritmos". Levitin pidió a algunas personas que cantaran una canción que escuchaban y conocían bien en una sola versión y demostraron que todos tienen un ritmo muy bueno. ¡Es difícil de explicar si no se dispone de un metrónomo interno de conducción! Ah, y quien dice que no tiene ritmo para la danza y la música, en adelante no tiene excusas, ¡basta con que escuche el latido del corazón!

El ritmo interior, base para entender el mundo

Pero, como hemos dicho, el ritmo interno no sólo sirve para cantar bien. Reiss Jones y Drake creen que el mundo lo sentimos en las pulsaciones. Al igual que el oído y la vista se basan en el contraste, es más fácil prestar atención a las cosas que cambian. Así sucede con la percepción del tiempo. Para Drake, hacemos un repaso del mundo dos veces por segundo para saber si lo que vemos o oímos ha cambiado. Así se filtra la información externa que de otra manera nos ahogó. Además, creen que las pulsaciones internas marcan el tiempo exterior. "De lo contrario, no sería posible detectar que un suceso proviene de otro". Sin ritmo propio nos perderíamos en un mundo en el que todo ocurriera a la vez.

Existe una gran relación entre las capacidades de danza y la percepción del tiempo.

Sin embargo, Drake afirma que el ritmo interno se altera con la edad. Ese ha sido, al menos, el resultado de una investigación con niños y jóvenes de entre 4 y 20 años. Drake golpeó dos ritmos diferentes y pidió al público que identificara a los dos más lentos. Los niños respondieron con mayor precisión cuando la distancia entre pulsaciones era de unos 400 milisegundos y los mayores de 600 milisegundos. Según Drak, "las personas adultas acumulan más información en todo momento, como conducir. Por eso, para dar al cerebro tiempo suficiente para comprender la información, ralentizan el ritmo de las pulsaciones y repasan el entorno con menos frecuencia".

Sin embargo, cuando es necesario, podemos cambiar la frecuencia de las pulsaciones. Muchas cosas pasan a una escala menor o mayor en el tiempo, por lo que hay que ajustar el ritmo interno.

Por su parte, el físico Albert-László Barabási analizó los aplausos del público tras un espectáculo. Aunque rara vez descubrió que los aplausos del público se sincronizan a la mitad de la frecuencia media de todos los aplausos. Esta tendencia a la sincronización también aparece al andar o bailar.

También hay quien dice que utilizamos el ritmo para aprender idiomas. Frank Ramus cogió frases de diferentes idiomas y sustituyó todas las sílabas por el sonido "sa". A continuación, manteniendo el ritmo de la lengua materna, pidió a cada uno que pronunciara la frase. Los niños de dos meses que escuchaban este ejercicio fueron capaces de identificar el ritmo de su lengua materna. Según Ramus, "para aprender la lengua se desarrolla la sensibilidad al ritmo en el cerebro de los niños".

¿Qué parte del cerebro se activa?

Todos los investigadores coinciden en que el ritmo tiene su lugar en el cerebro, pero todavía no está claro en qué parte. Según algunos investigadores, dos partes del cerebro responden al ritmo, una parte que ayuda a coordinar los movimientos y otra que se activa al detectar y hablar el espacio.

La percepción del tiempo es la clave para tocar bien la música.

Para Scott Kelso, por su parte, vincular el ritmo sólo a dos partes del cerebro es simplificar muchos problemas. "En diferentes situaciones, las partes del cerebro pueden expresar distintos comportamientos rítmicos". Kelso investigó la parte del cerebro que se activa junto con las pulsaciones de un metrónomo y pidiendo aplaudir entre las pulsaciones del metrónomo y observó que en el segundo ejercicio, al ser más complicado, se activan más partes del cerebro.

De todas formas, activar una parte o varias partes del cerebro, lo que está claro es que todos tenemos ritmo interno y, por tanto, cuando escuchamos música, a todos nos entra el deseo de bailar. ¿No es así?

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