Las ventajas de los biocombustibles en duda
2008/02/03 Álvarez Busca, Lucía - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
Los biocombustibles se obtienen de plantas como el maíz, la caña de azúcar, la colza y la palma. Estas plantas se utilizan actualmente para la alimentación. Por tanto, para satisfacer las necesidades de alimentación y combustible, debería aumentar su producción. Para ello son necesarios tres elementos: agua, suelo rural y fertilizantes. Además de estos factores, existen otros muchos que influyen en el impacto ambiental de la producción de biocarburantes, pero también existen desventajas en estos tres elementos.
El problema del agua
Diferentes grupos de investigadores han calculado la cantidad de agua necesaria para el desarrollo de biocombustibles y cada uno de ellos ha realizado un análisis en función de un objetivo. La primera, ambiciosa: Sustituir en el año 2050 la mitad de los combustibles fósiles utilizados para la electricidad y el transporte. Segundo, más sencillo: Multiplicar por 4 en el año 2030 el uso de biocombustibles actuales para sustituir el 7,5% del petróleo actual.
En el primer caso se necesitarían entre 4.000 y 12.000 km3 más de agua al año. Hay que tener en cuenta que los ríos del planeta transportan únicamente 14.000 km3/año. En el segundo caso bastarían 180 km3 más al año. Sin embargo, las emisiones de CO2 no disminuyen tanto.
Escasez de tierras rurales
También se ha calculado el número de tierras de cultivo de materias primas de biocombustibles. Para ello, han descartado terrenos construidos o cultivados, desiertos, bosques, zonas sin vegetación, montes, superficies protegidas, zonas de clima duro y pastos. Así, en el planeta se pueden utilizar entre 250 y 300 millones de hectáreas para cultivos, es decir, una parcela de tamaño argentino.
La sustitución del 10% del consumo mundial de combustible en 2030 por biocarburantes supondría 290 millones de hectáreas. Sin embargo, los que han fijado el objetivo de cuadruplicar la cantidad de biocarburantes que se utiliza actualmente, estiman que sería suficiente con 30 millones de Ha. Es decir, 2,5 veces más de lo que se utiliza actualmente.
En ambos casos bastaría con terrenos que queden libres para el cultivo, pero hay que tener en cuenta que en 2030 habrá 2-3 millones de personas más para alimentarse. Para ello se necesitarán 200 millones de hectáreas y otros 25 millones de hectáreas para las industrias de biocarburantes.
El resultado de la suma es neto. En el primer caso no es suficiente para desarrollar terrenos biocombustibles que sustituyan el consumo de combustibles fósiles. Ni siquiera una pequeña parte del consumo futuro. En la segunda sería posible, pero la sustitución es mucho más reducida.
Fertilizantes y nitrógeno
A pesar de que hubiera terreno y agua suficiente, es necesario el uso de fertilizantes para el cultivo de las plantas, y también se han encontrado problemas en el uso de fertilizantes. Estos fertilizantes contienen nitrógeno. Un porcentaje de este nitrógeno se transforma en óxido nitroso (NO2) y se libera a la atmósfera, afectando el NO2 al calentamiento de la Tierra, al igual que el CO2. Por tanto, en este aspecto, no merece la pena sustituir combustibles fósiles por biocombustibles.
Aunque hay previsiones más optimistas o pesimistas, los combustibles fósiles terminarán alguna vez. En la actualidad, hay expertos que consideran que los biocombustibles son la opción más adecuada y limpia, con menos emisiones de CO2 y materia prima renovable. Pero los objetivos que se pueden alcanzar son muy sencillos de lo que se pensaba. ¿Se está haciendo polvo el sueño de los biocombustibles?
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