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Mujer que desconoce el miedo

2011/01/30 Aulestiarte Lete, Izaro - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos 50 años han demostrado que la amígdala cerebral desempeña un papel decisivo en la producción de reacciones de terror. La mayoría de los trabajos realizados hasta el momento han estado protagonizados por animales, desde ratas hasta monos. Pero una nueva investigación confirma que en el caso de los seres humanos ocurre lo mismo. Hace unos años S.L. La mujer que la conocieron con el nombre les ha dado respuesta.
La mujer analizada por los investigadores no es capaz de detectar y evitar el riesgo. Sus consecuencias podrían ser graves. (Imagen: c_pichler) )

S.L., de 44 años, es una de las pocas personas del mundo con lesión casi total en las dos partes de la amígdala cerebral. Como consecuencia de esta lesión, la mujer se caracteriza por no sentir miedo, no conocer esa emoción.

“La supervivencia es la esencia del miedo y la amígdala nos ayuda a evitar situaciones, personas y objetos que ponen en peligro nuestra vida”, resume el responsable de la reciente investigación llevada a cabo en la Universidad de Iowa. “El paciente analizado no tiene amigdalas. Y por tanto, tampoco tiene capacidad para detectar y evitar el riesgo. Su supervivencia es bastante llamativa”.

El paciente no le gusta las tarántulas. Sin embargo, durante el experimento se interesó por ellos e intentó tocarlos una y otra vez, sin miedo.
Imagen: Ben Sutherland

Los investigadores dieron a conocer el caso de S.M. hace unos años. La mujer padece una dolencia degenerativa cerebral llamada Urbach-Wiethe, inusual, que despertó el interés de los neurólogos. La lesión de la amígdala, causada por la enfermedad, ha tenido consecuencias importantes en la vida cotidiana de la mujer.

El año pasado, por ejemplo, investigadores del Instituto de Tecnología de California descubrieron la presencia del espacio personal en el cerebro. El espacio personal es un espacio de protección de los individuos en su entorno. Cuando alguien entra en esta zona, la persona se siente incómoda —dependiendo de la situación y de la persona que se acerque el campo tiene diferentes dimensiones—. Pues bien, los investigadores vieron que S.L. no siente miedo en las caras de las personas. Es más, se comporta demasiado “amigable” con gente que apenas conoce, superando su espacio personal.

Ahora, los investigadores de Iowa han sido los que han querido seguir estudiando el caso de S.M. Sus hallazgos ofrecen una nueva información sobre la relación entre el cerebro y el comportamiento. Los resultados han sido publicados por la revista Current Biology.

Aspecto de almendra

La amígdala es la masa de sustancia gris situada en la parte delantera del lóbulo cerebral temporal. Desempeña un papel decisivo en la generación de reacciones de miedo.

La amígdala es una masa de sustancia gris en la parte delantera del lóbulo cerebral temporal en forma de almendras. Revisa toda la información que llega al cerebro a través de los sentidos para detectar rápidamente cualquier cosa que pueda afectar a nuestra supervivencia. Según los neurólogos, “al detectar el riesgo, la amígdala organiza una respuesta rápida de todo el cuerpo para alejarse de él, lo que aumenta nuestras posibilidades de supervivencia”.

Los investigadores han querido analizar cómo responde S.L. ante múltiples situaciones: serpientes, arañas, casas “hechizadas”, películas de terror, o, entre otras, las experiencias traumáticas vividas por el paciente. Durante tres meses lleva consigo un diario informático emocional para que diera a conocer sus vivencias del día. Y también le hicieron cumplir un cuestionario sobre las diferentes perspectivas del miedo

miedo a la muerte, hablar en público…

S.L. no tuvo ninguna sensación de miedo, en ningún caso. “Hemos comprobado que es capaz de sentir soledad o tristeza y otras emociones. Sin embargo, no siente pánico, aunque sabemos que ha sufrido una serie de vivencias traumáticas que han puesto en peligro su vida. Por lo tanto, hemos aclarado que la amígdala es decisiva a la hora de crear miedo tanto a nosotros como a otros animales”.

Dicen que este descubrimiento puede ayudar a encontrar nuevos tratamientos para personas con estrés postraumático y otras situaciones de ansiedad graves.

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