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Patología del aparato respiratorio (II) pulmonía o yuxt

1993/05/01 Agirre, Jabier - Medikua eta OEEko kidea Iturria: Elhuyar aldizkaria

La pulmonía es la inflamación o inflamación del tejido pulmonar. La parte pulmonar afectada se condensa y queda compactada. El aire, por tanto, no puede acceder a esta parte.

Está producido al 90% por gérmenes, principalmente bacterias y virus, y en pocos casos por hongos. Normalmente el neumococo es la bacteria que produce las neumonías.

Otras causas son la capacidad de provocar sesgos, como las radiaciones o la inhalación de gases tóxicos.

La neumonía ocupa el quinto o sexto lugar entre las causas de muerte en todo el mundo, aunque en los últimos años este porcentaje se ha reducido notablemente. Es más frecuente en las grandes ciudades y en las personas que viven en condiciones inadecuadas.

Normalmente, las pulmonías se dan en edades extremas, es decir, en edades tempranas (sobre todo en la infancia) y en la vejez.

Dado que la neumonía más frecuente es la neumática producida por el neumococo, a continuación se presentan sus síntomas: generalmente inicio de bapate, escalofríos fuertes, dolor de pecho (que aumenta al respirar), fiebre alta, tos, caraisa (de color pardo) y debilidad con forma de gravedad.

Las neumonías producidas por otras bacterias presentan síntomas similares. Los virus, sin embargo, suelen empezar poco a poco y además el dolor se extiende a todo el cuerpo (especialmente el dolor de cabeza), la tos es más seca y las cárcavidades menos abundantes. Por otra parte, no hay escalofríos y el estado general del paciente no se ve afectado tanto, ya que el paciente dice que está bastante bien (o al menos se siente).

En las radiografías pulmonares se puede observar si hay condensación en alguna zona (aunque la sospecha es que la auscultación ya ha sido cierta). Conviene extraer sangre para determinar el germen responsable de la infección a través de un cultivo.

En caso de pulmonía bacteriana se prescribe la toma de antibióticos. En caso de virus, se le indicará al paciente que descanse y se tomarán medidas para aliviar la tos y reducir la fiebre alta. También favorecen los sedantes y las inhalaciones. En casos más graves puede ser necesaria la administración de oxígeno.

Asistencia a pacientes afectados por neumonía

  • Tratamiento eficaz sólo en pulmonías bacterianas (con antibiótico apropiado). Cuando no hay medicamentos para destruir los agentes (y es lo que ocurre con los virus), sólo hay que aliviar las molestias y ayudar a la recuperación. Sin embargo, estas medidas de apoyo, incluso con una terapéutica adecuada, no producen ningún daño.
  • El descanso total es de máxima importancia e incide directamente en la evolución de la enfermedad. El enfermo debe estar en la cama y sólo debe levantarse para ir al baño o cuando las circunstancias lo permitan.
  • Los masajes son muy apropiados para facilitar el drenaje de los mocos y ayudar a la expulsión de las cárcavas, con pequeños golpes en la espalda, con el paciente sentado.
  • El paciente tomará una postura diferente en la cama, dependiendo del pulmón afectado, siempre de cara a facilitar la expectoración.
  • La inhalación de vapores es muy adecuada para ablandar las mucosas. Así se eliminan más fácilmente y la tos no será tan fuerte.

Consulta al médico

¿Una pulmonía exige hospitalización? ¿O cuándo es posible tratarlo en casa?

La neumonía es algo serio, aunque en personas fuertes y jóvenes, con un tratamiento adecuado, tenga una evolución muy buena. Esta posibilidad de hospitalización o tratamiento domiciliario del paciente, nos muestra en cada caso la gravedad de la infección, que se refleja en las radiografías y en los resultados analíticos. En general, las personas mayores de cincuenta años y/o niños muy pequeños ingresan en el hospital y otras enfermedades (diabetes, asma, etc.) También los que tienen, cuando se detecta un riesgo de descompensación de esta enfermedad. El ingreso puede ser necesario cuando por razones sociales o por dificultades familiares el paciente no pueda ser atendido adecuadamente en su domicilio.

¿Cuáles son las diferencias y diferencias entre la bronquitis y la pulmonía?

La infección de quienes sufren bronquitis (sobre todo crónica) se localiza en los bronquios y en la neumonía la infección se encuentra en los pulmones. La fiebre, las cárcavas y la tos son síntomas que aparecen en ambas enfermedades, por lo que es muy posible mezclar esas enfermedades o procesos (sobre todo al principio). Sin embargo, los escalofríos normalmente se producen en la neumonía, que por otra parte presenta una mayor angustia. En cualquier caso, el mejor diagnóstico separador viene dado por la radiografía del tórax: si se trata de una bronquitis no se producirá ninguna alteración en los pulmones, pero si es pulmonía veremos la condensación pulmonar, h.d. una densa mancha en el pulmón afectado.

Si un familiar tiene pulmonía, ¿se contaminarán fácilmente los que conviven con él?

Si una persona está en buen estado de salud, tiene la defensa suficiente para no contraer la enfermedad. Y a pesar de vivir con alguien que está afectado por la pulmonía y de inhalar gérmenes que se encuentran en el aire, su germen llegará muy poco hasta los pulmones, ya que sus mecanismos de defensa (tos, moco, glóbulos blancos) se encargarán de eliminarlos y eliminarlos. Sólo los gérmenes muy activos, como los bacilos de la tuberculosis, llegarán después de inhalar y atacarán al pulmón.

La forma más habitual de captura de Alborengoa es mediante la trasmición de gérmenes que se encuentran en su garganta. Estos gérmenes, que normalmente se encuentran en la faringe, suelen ser eliminados cuando se quiere entrar a la vía aérea. Pero si el mecanismo defensivo fracasa o si muchos gérmenes consiguen penetrar, puede producirse una infección pulmonar.

¿Qué son las neumonías “atípicas”?

Se entiende por neumonía atípica aquella que no presenta síntomas radiológicos normales y características de neumonía convencional. En los últimos años, los avances científicos han permitido identificar microorganismos más raros que los que producen pulmonías convencionales. Raros o “atípicos” no significa necesariamente ser más gravosos que los demás. Pero es importante detectarlo a tiempo porque requieren antibióticos diferentes a los convencionales de tratamiento.

¿Son siempre necesarios los antibióticos en estos casos?

No. Sólo cuando la neumonía está causada por bacterias. Hoy en día, gracias a los antibióticos y a una mejor alimentación, las neumonías bacterianas son menos numerosas y muchas de ellas producidas por virus. Estas pulmonías víricas, cuando son soportadas por personas previamente sanas, evolucionan muy bien y se recuperan espontáneamente. El único tratamiento es mantener el estado general del paciente de la mejor manera posible mediante el descanso y una alimentación e hidratación adecuadas. Bebidas calientes, antitérmicas y sedantes para aliviar la tos.

¿Es posible que algo vaya de la “garganta” y tenga pulmonía?

La entrada de fragmentos de comida a las vías respiratorias facilita la pulmonía. Aunque parezca raro, la entrada de alimentos a los bronquios o a los pulmones se produce más de lo previsto: suele ocurrir en personas que, estando dormidas, tienen vómitos o se alimentan o beben con fuerza cuando les queda atrapado en la garganta opuesta. También en personas anestesiadas o cuando por alguna enfermedad no se ingiere correctamente o desaparece el reflejo de tos. Además, normalmente la comida suele ir acompañada de gérmenes que dan lugar a la pulmonía. Si las sustancias proceden del estómago, el ácido local también puede causar lesiones. Pulmonía por aspiración es muy grave. Por lo tanto, a quien no esté totalmente despierto o despejado nunca le dé necesariamente comida o bebida.

¿No hay vacuna pulmonar?

Estados Unidos ha probado una vacuna contra la neumonía causada por los neumococos, la bacteria más común. Esta vacuna proporciona una protección bastante eficaz. Y no sería nada malo que esa vacuna fuera aplicada a personas con mayor predisposición a contraer la enfermedad: pacientes cardíacos, o que padezcan enfermedades broncopolares; a quienes se les ha extirpado el bazo (cuyas defensas están muy disminuidas); a personas desnutridas, viejas y debilitadas en general. Por otra parte, la vacuna nunca debería administrarse durante el embarazo, y si los niños son de alto riesgo se vacunarán a partir de los seis meses, repitiendo la vacunación a los dos años.

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