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Quejigos de Aingi

2024/12/01 Etxebeste Aduriz, Egoitz - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

La anguila siempre ha estado rodeada de muchos misterios. Algunos se han ido aclarando con el paso de los años de investigación. Pero hoy en día hay otro misterio que los científicos difícilmente lo aclararán: aunque se trata de un animal en grave peligro de extinción, aparecen científicamente en sus platos. ¿Cómo es eso?

Ed. Jack Perks/Shutterstock.com

El consejo es claro: “Captura cero”. El Consejo Científico de la Anguila del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) analiza anualmente la situación de la anguila y da un consejo científico al respecto. Estibaliz Diaz Silvestre, investigadora de AZTI, forma parte del equipo de anguila del ICES/CIEM: “2000. Este consejo se viene realizando desde el año 2000, hasta ahora se recomendaba que las capturas se situaran lo más cerca posible de cero y ahora, directamente, tendrían que ser cero”.

El declive de la anguila europea comenzó en la década de 1980, y el número de angulas que llegan a la costa ha descendido en torno al 90%. En los últimos años está a un nivel muy bajo, por debajo de los niveles biológicos seguros, según el ICES/CIEM. Y la Organización Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) la incluyó en la Lista Roja en 2008, en la categoría de “en peligro grave”. La siguiente categoría es estar desaparecido.

Según la última evaluación del ICES/CIEM, en 2024 han llegado 7 de las 100 angulas que llegaban a los arroyos antes de la década de 1980 (7,2%) en el sur de Europa y una en el Mar del Norte (1,1%). “La situación es grave”, dice claramente Díaz.

Estibaliz Diaz Silvestre, investigadora de AZTI, miembro del equipo de anguila del ICES/CIEM.

Los investigadores del centro de investigación AZTI realizan en el río Oria mediciones muy relevantes para esta evaluación anual. De hecho, el Oria es una cuenca piloto para el seguimiento de la evolución de la especie. Se miden todas las fases de la anguila para poder calcular la biomasa aproximada. De hecho, la anguila tiene un ciclo de vida muy especial, y no saben cuánto se reproducen. “En el caso de la anchoa u otras muchas especies de peces se mide la biomasa de reproductores, y ese es el criterio principal para medir el estado de la población; pero en este caso no podemos hacerlo, ya que los reproductores están en los Sargazos”, explica Díaz.

El muestreo de Oria tiene una gran importancia ya que es el único muestreo científico que se realiza en toda la península Ibérica. El resto de los datos corresponden a las capturas realizadas. “Ahí tenemos un problema —dice Díaz—, la mayoría de los datos son del norte. En el sur de Europa tenemos muy poca información, pero la mayor parte del reclutamiento (la cantidad de angula que llega a los arroyos) se produce en el sur, concretamente en el golfo de Bizkaia. Por eso, la serie de Oria tiene una doble importancia, porque es del sur y es científica”.

Pesca científica

El muestreo de las angulas se realiza en la entrada de la ría, bajo el puente de la autopista. Lo hacen con barca, con los mismos instrumentos que los pescadores de angula, pero con contadores de flujo a las redes. “Empezamos cuando la marea empieza a subir, porque la angula entra con la marea, y continuamos hasta que la marea sube por completo”, explica Díaz. “Medimos la cantidad de angulas que entran para un volumen de agua y así calculamos la densidad de las angulas”.

El segundo muestreo se realiza en la presa de Orbeldi, en Usurbil. “El límite de la marea está ahí. Por lo tanto, medimos abajo el reclutamiento del estuario y el del río Orbeldin, es decir, cuántos entran en el río”.

Muestreo realizado por investigadores de AZTI en la presa de Orbeldi, en Usurbil. En este punto se mide el reclutamiento del río, es decir, el número de anguilas que llegan al río. Ed. AZTI

Y, por último, el muestreo de las anguilas se realiza a través de la pesca eléctrica. “A las anguilas capturadas les medimos diferentes parámetros para saber, además del número de anguilas, cuántos están dispuestos a migrar ese año”, explica Díaz. “Cuando están dispuestos a reproducirse, el ojo comienza a atrofiarse, a desarrollar la aleta, a cambiar de color…”. Se denomina anguila plateada a la que se encuentra en esta fase y que va a tomar el camino hacia el mar. Y la anguila amarilla es la que se encuentra en la fase anterior, que crece y se engorda en el río.

“El otoño es el momento idóneo para distinguir las anguilas plateadas de las amarillas y es entonces cuando hacemos el muestreo”, explica Josu Elso Huarte, biólogo de Gestión Ambiental de Navarra, GAN-NIK. Ellos realizan el seguimiento de la anguila en el río Bidasoa y disponen de una estación de seguimiento en Bera-Lesaka. “Aquí, sobre todo, hacemos un seguimiento de los salmones y las truchas. Las anguilas entran en la trampa, pero también salen, por lo que no nos sirve para ello”. Para los muestreos de anguila, también se realizan pesquerías eléctricas. “Tenemos once puntos en todo el Bidasoa y todos los años miramos en los mismos puntos para ver cuántas anguilas hay, si son machos o hembras y si están o no plateadas”.

Josu Elso Huarte Biólogo de Gestión Ambiental de Navarra GAN-NIK.

En breve, se instalará un sistema automático de conteo y captura de imágenes de peces en la estación de seguimiento. “En principio, no está pensado para anguilas, pero todos los peces tendrán que pasar por un túnel, y ahí están las cámaras; yo creo que también nos servirá para la anguila”, dice Elso.

En el Bidasoa también ven claro que la anguila no está bien. “La situación es grave —dice también Elso—; año tras año estamos viendo cómo se va cayendo”.

No le falta ninguna amenaza. “En otras muchas especies la pesca es la principal amenaza —dice Díaz—, pero la anguila tiene muchas más: las amenazas del mar, de los arroyos, de los estuarios…”. De hecho, pasa por tantos lugares y fases... Es un animal fascinante. “Es impresionante”, dice Díaz.

Iluminando misterios

Muchos siglos e investigadores han necesitado para desvelar los secretos de las anguilas. Aristóteles se asombró de la falta de órganos reproductivos; Sigmund Freud se volvió loco tratando de encontrar los testículos de las anguilas; Yves Delag descubrió que los extraños peces Leptocephalus brevirostris capturados en el mar se convertían en angula; y Johannes Schmidt durante 18 años buscaba la formación de los leptozefallos (larvas de las anguilas). En 1923, Schmidt descubrió que la zona de puesta de la anguila se encuentra en el mar de los Sargazos, donde encontró las larvas más pequeñas.

Ha pasado otro siglo y todavía no se han encontrado huevos ni reproductores. Cada tres años una expedición alemana va a buscar huevos, pero, de momento, lo único que han visto es que cada vez hay menos larvas. Por lo tanto, parece que cada vez son menos los reproductores que llegan al mar de los Sargazos.

Los avances en el esclarecimiento de este viaje sí se han producido en los últimos años.En 2016 publicaron un trabajo en la revista Science, durante cinco años siguieron por telemetría las anguilas de toda Europa, y vieron que todas llegaban al archipiélago de las Azores. En otro trabajo publicado en 2022, se colocaron transmisores a 21 anguilas plateadas, que fueron liberadas en las Azores. Consiguieron continuar hasta el mar de los Cinco Sargazos, y uno de ellos se dirigió precisamente a donde se cree que es la zona de puesta de las anguilas. “Eso fue un gran logro, un gran hito —ha destacado Díaz—, ya que la primera evidencia directa del viaje de las anguilas es que la anguila europea siguió hasta los Sargazos por primera vez”.

Las larvas nacidas en los Sargazos, siguiendo las corrientes marinas, realizan un viaje de 5.000 km, hasta el norte de África o Europa. Este viaje puede durar entre diez meses y tres años. Una vez en la costa, se transforman en angulas que pueden vivir en agua dulce y salada. A medida que se adentran en ríos o humedales, se convierten en anguilas amarillas, que se alimentarán de invertebrados y peces pequeños durante 5-20 años. Una vez llegado el momento, y cuando han acumulado suficientes reservas (ya que no se alimentarán durante el viaje), las anguilas se convierten en plata y vuelven a la mar de los Sargazos para reproducirse. En 2013 se demostró que las anguilas tienen una brújula magnética, que son las larvas las que registran el viaje realizado, y que gracias a ello encuentran el camino de vuelta.

Muchas amenazas

Un ciclo fascinante en el que, como se ha dicho, hay muchas amenazas. Además de la pesca, las barreras de los ríos pueden ser una de las más importantes. En los ríos europeos están inventariados 1,2 millones de obstáculos, casi un obstáculo por kilómetro. “Nuestros datos muestran claramente la influencia de las presas”, dice Elso. “Cuando hacemos pesquerías eléctricas en las zonas de abajo y arriba de una presa, vemos que la población desciende a menos de la mitad”.

La cantidad de angulas que llegan a nuestros ríos se ha reducido considerablemente: En 2024 han llegado 7 de las 100 angulas que llegaban antes de la década de 1980. Ed. Jack Perks/Shutterstock.com.

De hecho, las presas que se quedan en el Bidasoa tienen pasos para los peces, pero no son adecuados para las anguilas. “Son escaleras adecuadas para truchas y salmones, pero las anguilas se mueven de manera diferente, se mueven en el fondo del río y no saltan. Necesitan otro tipo de pasarelas, y aquí todavía estamos lejos de ponerlas”.

También les afecta la contaminación. Son capaces de vivir en aguas contaminadas, pero eso puede tener consecuencias negativas. Además, acumulan mucha grasa para poder realizar el viaje a Sargazos sin comer, en la que acumulan muchos metales pesados y contaminantes orgánicos persistentes (PCB, HAP, PBDE). Normalmente no mueren, pero estos contaminantes dificultan su migración y, si consiguen reproducirse, pueden producir malformaciones en huevos y larvas.

También tienen un parásito que viene de fuera y que complica mucho las cosas a las anguilas infectadas: Anguillicola crassus nematodo. Al entrar las anguilas asiáticas en los ríos de Europa, entró con ellas y ahora se encuentra en la mayor parte de los ríos de Europa y del norte de África.

Por otra parte, el cambio climático puede provocar cambios en las corrientes marinas. “Probablemente esto ya está sucediendo y es posible que las larvas vayan a otro sitio”, dice Díaz. “El problema es que de momento no podemos cuantificarlo, sospechamos, pero no podemos cuantificarlo. Y lo mismo en los arroyos; el aumento de la temperatura no les afectará tanto, ya que es una especie de origen tropical, pero puede que se sequen algunas zonas, o que las lluvias que utilizan las plateadas para descender se modifiquen, y eso podría influir”.

“La mortalidad por pesca se puede medir con bastante facilidad, pero el resto no”, ha añadido Díaz. “Por eso es muy difícil decir cuál es la principal amenaza. Son muchos factores. Y el consejo que damos desde el ICES/CIEM es que, dada la gravedad de la situación, hay que incidir en todos los factores, es decir, el consejo es interrumpir la pesca y todos aquellos otros factores antropogénicos que provocan la mortalidad. Y para ello es muy importante tomar medidas para mejorar el hábitat, por ejemplo”.

Gestión global y basada en datos

Además, Díaz considera imprescindible una gestión global: “Al final, las anguilas que salen de aquí se juntarán en los Sargazos con las anguilas que vienen de otros lugares; y si llegan pocas, no se solucionará el problema. La mejora de la situación de la anguila dependerá de lo que se haga en todo el ámbito de la anguila”.

Una anguila plateada preparada para el viaje a Sargazos. Ed. Lluis Zamora

Elso también cree que la recuperación del hábitat es fundamental. Y, por otra parte, lo tiene muy claro: “habría que prohibir la pesca y luchar contra la pesca ilegal”. Sin embargo, desde Europa no se lo prohiben, y el Gobierno Vasco ha profesionalizado la pesca de las angulas, que hasta ahora era de ocio. Este año se han repartido 150 licencias y se podrán pescar 554 kilos. Para Elso, eso es “pan de hoy, hambre de mañana”. “Si seguimos así, la anguila desaparecerá y todo el negocio que se ha organizado aquí desaparecerá”.

Elso ha recordado el caso de la anchoa para reivindicar una gestión basada en datos: “En AZTI se empezaron a tomar los datos de la anchoa hace muchos años y se han tomado decisiones en consecuencia. Gracias a ello, ahora tenemos anchoas en el mar y en el plato”.

“Al fin y al cabo, todos queremos lo mismo. Cuando hablo con los pescadores de salmón, les digo eso, que estando todos en el mismo barco, todos queremos que haya salmones en el río. Si la situación es grave, hay que cerrar la pesca y cuando mejore podremos volver a pescar. Con la anguila ocurre lo mismo, y quizá sea más grave”.

La cultura y la tradición son las principales razones para mantener la pesca de la angula. “Hay que tener en cuenta también cómo empiezan las tradiciones” dice Elso. “Empezaron a pescar angulas porque había mucho, simplemente. Los viejos nos cuentan que los pobres los comían. Ahora es la comida de los ricos. En cualquier caso, se necesita un medio para mantener la tradición”. Es decir, si la anguila desaparece, también desaparecerá la tradición.

Mientras tanto, un animal en peligro de extinción se encuentra en los platos. “En un plato de angula hay cientos de anguilas (unas 300 por ración)”, ha destacado Elso. “Pero la gente no lo sabe; y ese es otro de los retos que tenemos, la socialización de estas cuestiones”.

Todo se hará. De hecho, en el caso de la anguila, la distancia entre la apetencia de pescado y la quesería es muy pequeña.

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