Marrasquillo desnudo: bazo
1989/10/01 Altonaga, Kepa - EHUko biologia irakaslea Iturria: Elhuyar aldizkaria
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la concha es completa pero muy frágil.
Las especies de roedores de todo el mundo, a pesar de mostrar una gran singularidad en su aspecto exterior, han conservado una estructura unitaria fundamental. Para expresarse de forma sencilla, se puede decir que el cuerpo está formado por dos elementos. Por un lado, el cefalópodio longitudinal, es decir, la cabeza más el pie, y por otro, el saco visceral situado dorsalmente sobre el cefalopodio (ver figura 1A). Además de los dos componentes citados, es muy importante el tegumento que recoge el saco visceral, es decir, el manto, que segrega la concha que da forma propia al rayasquillo. Y es que la concha es la responsable de la seda del caracol.
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En los bazos, sin embargo, no hay saco visceral ni concha visible. El cuerpo de los bazos es fusiforme y la concha, si existiera, está escondida dentro del cuerpo blando (ver figuras 1B y 1C). En este caso, la concha no es más que una plaquita de cal.
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Hasta el momento, los estudios paleontológicos no han explicado el origen de los serenos, ya que la ausencia de una concha bien formada hace imposible la represión de los restos fósiles, por lo que no facilita el seguimiento del desarrollo evolutivo de los serenos. Por ello, nuestras hipótesis sobre esta historia sólo se pueden fijar en argumentos de morfología comparada, es decir, datos incorrectos. A partir de este camino, en los actuales roedores se encuentran especies que pueden considerarse formas de transición entre las coquillas y las coquillas (ver figura 2).
Utilizando esta operación para llevar a cabo un análisis comparativo entre órganos y sistemas, así como analizar el desarrollo embrionario de marrasquillas de diferentes tipos morfológicos (ver figura 3), se puede demostrar una pérdida progresiva de conchas, recorriendo diferentes pasos medianeros desde los roedores masculinos hasta los serenos, y probablemente cada una de estas situaciones morfológicas sea el resultado de una adaptación a las diferentes exigencias ecológicas.
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La pérdida de la concha de los bazos se produjo, en general, como consecuencia de dos hechos: además de la violenta prolongación axial (a) del cuerpo, se produjo una disminución (b) del saco visceral dorsal, hundiéndose así las vísceras en el cuerpo que crecía longitudinalmente. Sin embargo, a medida que el abultamiento dorsal del marrasquillo desaparece dentro del cuerpo, la propia concha se redujo, ya que el manto se ocultaba cada vez más completamente.
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La desaparición total de la concha o las restricciones profundas, mejoraron funcionalmente el cuerpo de estos animales, convirtiéndose en competidores eficientes de los caracoles. De hecho, la reducción de la concha pesada y rígida no sólo ha permitido un aumento considerable de la movilidad, sino que también ha permitido el aprovechamiento de guaridas muy finas y la explotación de nuevos tipos de comida. Todo ello ha compensado la falta de coquilla: la coquilla cuida de la deshidratación y de los rayos del sol, ofrece protección mecánica, etc.
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Sin embargo, los caracoles con concha son inmóviles, perduran durante mucho tiempo en los lugares de alimentación y siguen el camino de la defensa pasiva frente a los factores ambientales, ocultándose en el interior de la concha. Por el contrario, los caracoles desnudos son más ligeros y pueden penetrar por ranuras estrechas o ser más fácilmente enterrados en el suelo, protegiéndose en las sikatas u otras condiciones ambientales desfavorables. Además, cada día salen a buscar comida a las nuevas zonas, buscando después el refugio adecuado, o a menudo retornando al nido de siempre.
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Sin embargo, se puede observar sin ninguna dificultad que la “desnudez” se ha desarrollado según dos esquemas. Por un lado, en los roedores carnívoros y, por otro, en las especies herbívoras y omnívoras.
La especialización de los caracoles carnívoros que cazan lombrices de tierra provocó la prolongación frontal del cuerpo (ver figura 1C) entre otras cosas. A él, por supuesto, estaba ligado el desarrollo de la faringe, que se convirtió en un órgano depredador. La faringe transporta la presa adquirida hacia el estómago y el intestino (ver figura 4). Al mismo tiempo, algunas estructuras del tubo digestivo se redujeron debido a la transición hacia una alimentación carnívora. Junto a ellos, el notable desarrollo del cuerpo en la parte delantera provocó el desplazamiento hacia atrás de la mayoría de las vísceras.
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Sin embargo, la especialización de los caracoles herbívoros y omnívoros no tenía nada que ver con la alimentación o con el método de obtención de alimentos. La desnudez de estos caracoles parece estar relacionada con una nueva capacidad de aprovechamiento de los recursos del entorno. El aumento de la movilidad les ofreció una mayor capacidad competitiva, la posibilidad de aprovechar nuevas fuentes de comida. En los bazares herbívoros, la cara delantera del cefalopodio no ha cambiado. A pesar de la profunda opresión y reducción sufrida por la concha y el manto, han conservado su ubicación anterior. Sin embargo, el hundimiento del intestino largo y del hígado mayor produjo una prolongación notable en el cuerpo fusiforme de la parte posterior (ver figura 1B).
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A pesar de haber lanzado dos grandes modelos de desnudez, la pérdida de la concha no ha sido, en absoluto, un fenómeno raro a lo largo de la evolución de los caracoles, y la máquina se ha obtenido de forma independiente en numerosas ocasiones. Para que seamos conscientes de ello, incluiremos una serie de datos numéricos. Los roedores de tierra forman 70 familias, aunque según los especialistas este número es variable, de las cuales 14 son de calma, en otras ocasiones con trajes y desnudos de rayo (ver figura 5). A su vez, la similitud entre estos grupos filogenéticamente diferentes es enorme, pero sólo se debe a su aspecto externo. Por tanto, estamos ante otro ejemplo de convergencia evolutiva. De hecho, la desaparición de la concha también la podemos observar en muchos caracoles marinos, pero en este caso influye en otras condiciones ambientales, deduciéndose efectos análogos, es decir, en el mar húmedo.
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