¿Son las mujeres más vulnerables al alcohol?
2002/04/01 Callado Hernando, Luis Felipe Iturria: Elhuyar aldizkaria
Mujeres y alcohol
Según las estadísticas, las mujeres que beben alcohol son menos que los hombres. Es más, las mujeres que beben alcohol beben menos que los hombres. Sin embargo, en los últimos años el consumo de alcohol femenino ha aumentado considerablemente: si bien hace dos décadas la relación hombre/mujer de los bebedores de alcohol era de 10/1, en la actualidad es de 3/1.
En las mujeres los problemas relacionados con el alcohol se deben a factores genéticos/biológicos, socioculturales o psicológicos. Entre los factores biológicos destacan los problemas familiares con el alcohol y la vulnerabilidad biológica a los efectos del alcohol. Los factores psicosociales incluyen la adicción a la drogadicción, la depresión o cualquier otra enfermedad psiquiátrica, episodios estresantes (especialmente malos tratos) y agresiones sexuales.
En comparación con los hombres, las mujeres alcohólicas tienen ciertas peculiaridades: el consumo de alcohol comienza más tarde, tiende a beber solas, tienen sentimientos de culpa, tienen más intentos de suicidio, tienen una relación más estrecha con hechos psicológicos traumáticos, van antes a buscar tratamiento y, aunque beben menos que los hombres, los problemas físicos derivados del alcohol comienzan antes.
Efectos nocivos del alcohol
Como es sabido, el consumo de alcohol tiene consecuencias perjudiciales para nuestro organismo: En España el alcohol causa 13.000 muertos al año, lo que supone el 6% del total de muertes. Aunque el alcohol puede afectar a todos los órganos tanto de mujeres como de hombres, parece que las mujeres son más vulnerables a los efectos físicos del alcohol. La tasa de mortalidad de las mujeres dependientes del alcohol es entre 2 y 7 veces superior a la de las mujeres que no beben. En la misma línea, según un estudio realizado con mujeres, el abuso de alcohol reduce la esperanza de vida en unos 15 años. Esta reducción está relacionada principalmente con enfermedades hepáticas, accidentes de tráfico y suicidios.
En comparación con los hombres, las mujeres sufren enfermedades hepáticas a corto plazo y con menor consumo de alcohol. Algunas personas que beben alcohol en exceso tienen hepatitis o inflamación del hígado y, si siguen bebiendo, puede aparecer una cirrosis. La principal causa de la cirrosis hepática es el alcohol, pero la hepatitis por alcohol en las mujeres se convierte en cirrosis a más corto plazo. Es más, las mujeres cirrosis mueren antes que los hombres.
Para explicar esta mala evolución hay dos grandes teorías. Uno sostiene que las hormonas sexuales de las mujeres pueden estimular la incidencia del alcohol; el otro sostiene que la muerte prematura puede deberse al diferente funcionamiento de las células hepáticas de mujeres y hombres. Parece ser que las mujeres eliminan más rápidamente el alcohol de la sangre a las células del hígado. Se sabe que las mujeres tienen un mayor volumen de hígado por unidad de masa corporal y parece que por eso expulsan más rápido el alcohol.
Una elevada cantidad de alcohol y un consumo prolongado pueden dar lugar a enfermedades del corazón como la hipertensión, las cardiomiopatías o las enfermedades coronarias. Según un estudio realizado entre bebedores entusiastas, el riesgo de padecer enfermedades del corazón es similar tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo de alcohol de las mujeres analizadas se mantuvo un 60% por debajo del de los hombres.
Un estudio realizado con resonancia magnética destaca que las mujeres son más vulnerables a los daños cerebrales producidos por el alcohol que los hombres. En el estudio se observó que el cuerpo calloso (importante grupo de fibras transversales entre los hemisferios derecho e izquierdo), imprescindible para coordinar varias funciones del cerebro, era menor en las mujeres alcohólicas que en las no alcohólicas y en los hombres alcohólicos. Por otra parte, en las superficies cerebrales de mujeres y hombres alcohólicos se detectaron anomalías similares, pero las mujeres bebieron menos alcohol y a menor plazo.
Las mujeres que beben alcohol moderadamente o en exceso tienen un mayor riesgo de cáncer de mama. En las mujeres que beben menos de 60 g de alcohol al día se observa que a mayor consumo de alcohol, mayor riesgo.
Son una de las consecuencias más comunes del consumo de alcohol. El consumo de alcohol se relaciona con la falta de menstruación, la menstruación anormal y la aparición del síndrome premenstrual. Además, el alcoholismo puede alterar la función de los ovarios. Los estudios realizados con animales han demostrado que el alcohol altera la regularidad del ciclo de ovulación provocando ovulaciones defectuosas. Estos problemas pueden ser debidos directamente al alcohol (por interferencias en la regulación hormonal) o a problemas patológicos provocados por el abuso de alcohol (enfermedades hepáticas, enfermedades del área, malnutrición...).
Por otra parte, el consumo de alcohol puede causar graves problemas durante el embarazo. Como se ha mencionado anteriormente, el alcohol puede atravesar la barrera placentaria y actuar sobre el feto. La intensidad del impacto variará en función de la cantidad de alcohol, la duración del consumo, el metabolismo de la madre y las interacciones con otras sustancias. En general, el consumo de más de dos copas durante el embarazo se relaciona con abortos espontáneos, fetos de bajo peso, niños prematuros y una tasa de mortalidad más elevada alrededor del nacimiento. Sin embargo, la principal consecuencia del consumo de alcohol en los recién nacidos es el síndrome de alcoholismo fetal. Este síndrome produce disfunciones graves del sistema nervioso central, problemas de crecimiento prenatal y postnatal, alteraciones craneales y faciales.
Conducir bajo los efectos del alcohol es una de las principales causas de accidentes de tráfico. El alcohol, además de deteriorar la percepción sensorial (oído y visión) y la función psicomotriz, altera el comportamiento de la persona. Estos efectos dependen de la concentración de alcohol en sangre, es decir, a mayor concentración mayor debilidad. Cuando el nivel de alcoholemia es superior a 0,04-0,05 g/l, se reduce la atención, aparece la euforia y, en general, a medida que aumenta la confianza en la habilidad, se conduce demasiado atrevida y peligrosa. Según algunos estudios, estos efectos son más violentos en las mujeres. Así, a pesar de una concentración similar de alcohol en sangre, las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir un accidente de coche.
La tasa de suicidio de los alcohólicos es mucho mayor que la de la población normal. Las mujeres alcohólicas menores de cuarenta años realizan cinco veces más intentos de suicidio que las no alcohólicas. En países como Suiza o Canadá, la relación entre alcohol y suicidio es más estrecha en mujeres que en hombres. Las enfermedades físicas relacionadas con el alcohol aparecen como consecuencia del efecto tóxico del alcohol, mientras que la relación entre éste y el suicidio es más compleja.
Se han publicado dos teorías para explicar por qué el alcohol aumenta el riesgo de suicidio. Uno destaca las consecuencias sociales devastadoras del abuso crónico del alcohol y el otro los riesgos asociados a la intoxicación grave. En función de la situación social de la mujer, la mujer puede resultar más vulnerable a estos efectos del alcohol, es decir, al tener menos aceptación social que los hombres, las mujeres alcohólicas padecerán una mayor desestructuración social que les puede llevar al suicidio.
Por otra parte, muchos pacientes alcohólicos sufren una depresión que aumenta el riesgo de suicidio. Ambos problemas aparecen más a la vez en las mujeres.
Conclusiones
A medida que aumenta el número de mujeres que beben alcohol, hemos empezado a tener en cuenta las diferencias entre mujeres y hombres. Así, por ejemplo, creemos que las mujeres tienen más riesgo de sufrir los problemas derivados del alcohol que los hombres. Por ello, el análisis de las diferencias de género en el uso del alcohol, en los efectos y en la creación de la dependencia será de vital importancia en el futuro.
Las estadísticas indican que el 5,9% de las mujeres consume cantidades de etanol por encima del nivel de riesgo, algo que no podemos olvidar. Además, como tradicionalmente se ha relacionado el alcoholismo con los hombres, existen mayores problemas para diagnosticar el alcoholismo femenino, por lo que a menudo se ha infravalorado la incidencia y prevalencia del alcoholismo entre las mujeres. Por ello, los profesionales de la salud deberían estar atentos a un diagnóstico adecuado en cada caso y a un tratamiento adecuado, sin olvidar las diferencias existentes entre hombres y mujeres.
El componente más importante de las bebidas alcohólicas es el alcohol etílico o etanol. El etanol se obtiene por fermentación anaeróbica de carbohidratos y es una molécula pequeña y de baja polaridad. Por ello, el alcohol se absorbe muy bien, sobre todo en el intestino. Además, cuando el estómago está vacío o la bebida contiene burbujas, el proceso de absorción es más rápido. Una vez aspirado, el alcohol llega a la sangre, de donde se distribuye a todos los líquidos y tejidos del cuerpo. El alcohol puede atravesar fácilmente la barrera hematoencefálica y placentaria y permanece en la sangre pocos minutos después de tomar la bebida alcohólica.
En general, el efecto de la bebida depende de la concentración del etanol en la sangre. Por ello, al tener el mismo peso menos agua que los hombres y al repartirse el alcohol uniformemente de todos los líquidos del cuerpo, a pesar de beber la misma cantidad de alcohol, la concentración de alcohol en la sangre es mayor en las mujeres que en los hombres. Por lo tanto, las mujeres emborrachan con menos alcohol que los hombres.
La mayor parte del alcohol se metaboliza en el hígado. En este proceso, la enzima alcohol deshidrogenasa hace que el etanol se transforme en acetaldehído. El acetaldehído proporciona ácido acético mediante otro proceso de oxidación, que se convierte en acetil-CoA. Parte del Acetil-CoA se oxida de nuevo mediante el ciclo de Krebs para suministrar CO 2 , H 2 O y ATP. El resto participa en varios procesos anabólicos.
Si no se metaboliza el acetaldehído y el ácido acético, éstos se acumulan en los tejidos y se vuelven tóxicos. No obstante, una cantidad de alcohol se metaboliza en el propio estómago antes de su absorción. Este metabolismo se debe a la enzima alcohol-deshidrogenasa presente en el estómago, que permite reducir la cantidad de alcohol que pasa a la sangre. Pero esta enzima tiene menos actividad en el estómago femenino. En las mujeres no alcohólicas es un 41-77% menor y en las mujeres alcohólicas está totalmente atenuada. Esta diferencia puede ser importante para explicar las altas concentraciones de alcohol en sangre de las mujeres y sus efectos fisiológicos.
Por otra parte, los cambios hormonales que se producen en el ciclo menstrual pueden afectar al metabolismo del alcohol. Así, es posible que en algunos momentos de la menstruación las mujeres tengan mayores concentraciones de alcohol.
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