Dormir sin perder tiempo
2001/08/19 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
Dormir no es como darle al interruptor de apagado. Cuando dormimos, la actividad mental no se detiene y, en algunos casos, cuando soñamos, por ejemplo, se consume mucha energía. Los investigadores definen el sueño como: "La falta relativa de conciencia y movimiento muscular voluntario ya es un estado fisiológico".La definición es poco precisa, pero lo que está claro es que dormir no es descansar. El sueño es un estado activo en el que se dan procesos fisiológicos complejos. Implica a varias partes del cerebro y depende en gran medida del reloj biológico (en otra medida, del reloj que nos dice que cada mañana es hora de ir al trabajo).
Según Ana Bes, experta del Instituto Universitario Dexeux de Barcelona, dormir es la actividad que más hacemos en la vida y es importante llevar a cabo nuevas investigaciones en este campo. Y es que dormir mal tiene dos niveles de consecuencias: personales y socioeconómicas. El malestar que se produce por dormir poco o mal y la tendencia a distraerse deja pérdidas económicas. En el Estado español, la pérdida directa de dinero asciende a 400.000 millones de pesetas y el coste indirecto asciende a 6 billones de pesetas.
¿Por qué dormimos?
Para saber por qué dormimos, han salido varias teorías. Con el tiempo, a pesar de que algunos se han descartado y otros aún no han sido probados, parecen ser de camino correcto.
Una antigua teoría, bastante simple, decía que por la noche se duerme porque no hay nada que hacer. Más de un joven dirá (y con razón) que eso es falso, pero sin limitarse a los aspectos dormitorios del ser humano, visto desde una perspectiva más amplia, podría tener sentido. Sin embargo, con el tiempo, eso no es así.
Otra teoría decía que, al estar dormidos silenciosos y casi inmóviles, el sueño era un mecanismo defensivo. Eso es totalmente erróneo, porque no nos damos cuenta del peligro del depredador durante el sueño.
Según las teorías más razonables, al dormir consumimos (o generamos) alguna sustancia acumulada (o gastada) durante el día. Todavía no se ha demostrado, pero este argumento no se rechaza. Otras teorías sostienen que el sueño está directamente relacionado con la memoria y el aprendizaje, por lo que niños y jóvenes duermen más. Además, es cierto que aprender al anochecer es bueno porque ayuda a aprender las fases REM del sueño. Sin embargo, esta teoría todavía está por demostrar.
Varía con la edad y los hábitos
Las horas de sueño y el propio sueño cambian con la edad. Un recién nacido, por ejemplo, duerme 18 horas y además tiene muchos pequeños ciclos de sueño/despierto. Con el tiempo se reducen los ciclos y las horas de sueño. Los adolescentes duermen unas 9 horas y los adultos 7,5 horas. Con el paso de los años, en la vejez el sueño pierde efectividad y basta con dormir 6,5 horas. Además, los hábitos de sueño cambian y al envejecer se prefiere acostarse más temprano.
Sin embargo, no hay que pensar ni querer que haya que dormir 8 horas al día. Esto es lo más habitual, pero hay quien tiene que dormir 6 horas y otros que necesitan más de 9 horas. Al fin y al cabo, el día siguiente mejor refleja si se ha dormido bastante o no.
Actualmente se valen de materiales punteros para saber si el sueño de una persona es apropiado o no. Sin embargo, en primer lugar, es necesario conocer los hábitos de la persona; la historia clínica, los hábitos relacionados con el sueño (cuántas horas duerme, cuándo se acuesta, si hay cambios de ritmo...), si toma medicamentos, si hay alergias o algún otro factor que altere el ritmo respiratorio, si hay infección o dolor...
Una vez conocido esto, se utilizan electrodos para realizar una investigación exhaustiva. Se mide el movimiento de los ojos, la actividad cerebral y muscular y el ritmo cardiaco.
Fases del sueño
El sueño se divide en cinco fases. La primera fase es el tiempo que tarda el cuerpo en adaptarse antes de dormir. Normalmente esta fase suele durar unos 10 minutos, es decir, sólo el 5% del tiempo que dura el sueño. En esta fase el cuerpo se relaja, la respiración se vuelve uniforme y la actividad cerebral disminuye.
La segunda fase es la fase de transición. Esta fase abarca mucho tiempo, aproximadamente el 50% del sueño. Las fases 3-4 son similares y la duración es de 60-70 minutos. En estas fases se necesitan estímulos táctiles o acústicos fuertes para despertar.
La fase final es la denominada REM (Rapid Eye Movement). Siempre soñamos en las fases REM, pero sólo nos acordamos de que estábamos soñando cuando estamos en la fase REM.
Los seguimientos de las fases 1, 2, 3-4 y REM son ciclos de 90 a 100 minutos. Estos ciclos se repiten entre 4 y 5 veces en las horas de dormir; aunque tenemos la sensación de haber dormido 8 horas seguidas, siempre nos despertamos entre 6 y 8 veces. Estos despertares suelen ser muy cortos (menos de 30 segundos) y pueden no ser conscientes de ello. Sin embargo, los ciclos no siempre son completos. En la primera mitad de la noche dormimos más profundamente y en la segunda mitad son más frecuentes las fases REM y 2.
Por motivos de responsabilidad, no siempre se duerme menos o más cuando la necesidad de sueño es elevada. Más que la duración cambian las fases del sueño. Después de una juerga, por ejemplo, no hay fase 1.
Menos mal que a la hora de leer la teoría del sueño y las incidencias no os habéis dormido, y que los demás, por el contrario, tendréis buenos sueños.
Horas de sueño diarias de mamíferos
Jirafa2Elefantea3Balea\\{\}Humano 7,5 Gato 12,5Arrato13León 13,5MurciélagoPublicado en 7K
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