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Arquitectura bioclimática

2002/11/01 Orobengoa, Olatz - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria

La necesidad de construcciones va muy ligada al desarrollo económico. Cada vez se necesitan más viviendas, fábricas, oficinas... y se construye constantemente en todos los rincones del mundo. Sin embargo, rara vez se tiene en cuenta el impacto ambiental de una construcción.

En este sentido, más de un arquitecto ha comenzado a cuidar el diseño de los edificios para minimizar las molestias al medio ambiente. Esto es lo que algunos llaman construcción sostenible. La construcción sostenible de un edificio debe tener en cuenta muchos factores como los materiales, las características del lugar en el que se va a construir, las técnicas constructivas, la ubicación del edificio y el consumo energético. Este último factor es el que abordaremos en este artículo en los hogares con un consumo energético mínimo, los bioclimáticos.

Con una iluminación adecuada se reducen considerablemente los gastos de calefacción de la vivienda.

Según los estudiosos de arquitectura bioclimática, uno de los impactos más severos que puede causar una vivienda es su consumo energético durante todo el periodo de uso. La demanda energética es constante y para cumplir esta demanda se siguen utilizando combustibles fósiles. Los procesos utilizados para la generación de electricidad incrementan considerablemente la producción de CO 2, y la mejor forma de evitarlo es mediante la reducción del gasto energético, que es lo que la arquitectura bioclimática trata de hacer.

Arquitectura bioclimática: aprovechamiento de la energía solar

Pero, ¿cómo se define la arquitectura bioclimática? Se trata de una arquitectura adaptada al medio ambiente que trata de minimizar su impacto sobre el medio ambiente y que tiene como objetivo reducir la contaminación con la disminución del consumo energético. Todo ello con un diseño y una adecuada selección de materiales, aprovechando todo lo que ofrece el medio ambiente.

Consumo de energía en la vivienda.

La vivienda bioclimática es energéticamente autónoma, para lo cual es imprescindible un diseño adecuado. Con el diseño se consigue un eficaz control térmico de la vivienda: es el propio edificio el que capta, almacena y distribuye la energía, tanto en verano como en invierno.

La principal fuente energética de la vivienda bioclimática es el Sol. Es la energía más fácil de encontrar y aprovechar en cualquier lugar, económica, limpia y no agotable. El diseño de casas bioclimáticas tiene como objetivo aprovechar al máximo la energía solar. Esta energía se utiliza para calentar la casa, iluminar y calentar el agua.

Aprovechando la tendencia de subida del aire caliente, la casa se puede airear correctamente sin gastar energía.

A la hora de diseñar la casa, es necesario estudiar el clima del lugar donde se va a construir, el recorrido del Sol y las formas de transmisión del calor. Además, todos ellos son factores que se tienen en cuenta la orografía del lugar a construir, las direcciones de viento más habituales, la vegetación, etc.

¿Pero cómo aprovechar la energía solar?

El objetivo principal es calentar toda la casa a través del sol, que es donde más energía se consume. Un aprovechamiento adecuado de la energía solar evita el uso de ningún sistema de calefacción o refrigeración. Para ello, la orientación, el aislamiento, la ventilación y la vegetación son los factores más importantes a considerar.

En cuanto a la orientación, hay dos opciones: tener las habitaciones más utilizadas de la vivienda y las puertas hacia el sur o construir un invernadero de vidrio en el muro sur, donde se acumule todo el calor del Sol. Ambas opciones permiten aprovechar directamente la luz y el calor del Sol durante gran parte del día. Hacia el norte habrá habitaciones poco utilizadas o con el menor número de aperturas posibles para evitar que el calor se escape.

Además, el aislamiento de la casa debe ser muy bueno para que el calor acumulado durante el día no se pierda por la noche. El uso de materiales de aislamiento puede ser muy variado y si se quiere construir una vivienda sostenible, los materiales deberán ser reciclados o al menos reciclables.

Muy suave en invierno y fresco en verano

Casa diseñada para construir en las Islas Canarias. Todas las habitaciones están orientadas al norte para que no se calienten demasiado.

En verano, a diferencia del invierno, el Sol permanece muchas horas en el cielo y, en una casa tan aislada, se puede acumular más calor de lo deseado. Para evitar que esto ocurra, es muy importante elegir el sistema de ventilación y la vegetación adecuada del entorno de la vivienda.

Hay que conseguir que la ventilación se realice en la medida de lo posible sin gastar energía, ya que el objetivo final es ahorrar energía. Para ello se puede aprovechar, por ejemplo, la tendencia de subida del aire caliente.

En zonas en las que el aire es más fresco se pueden abrir huecos para que el aire fresco entre en verano. Asimismo, en la parte superior de la casa, en el techo y en el tejado se pueden abrir otras aberturas para evitar la fuga de aire caliente. De esta forma, el aire fresco que entra por la parte inferior de la casa hará que el aire caliente del interior se desplace hacia arriba y ayude a ventilar la casa. Las aberturas se pueden abrir o cerrar según las necesidades del usuario. De esta forma, cuando la casa se calienta mucho se conseguirá generar corrientes de aire que reduzcan la temperatura.

Una opción para satisfacer las necesidades energéticas de la vivienda es la instalación de paneles fotovoltaicos.

La vegetación que rodea la casa también puede contribuir a la estabilidad térmica de la misma. La plantación de árboles o arbustos caducifolios en las zonas más expuestas al sol supondrá un doble trabajo para las plantas. Por un lado darán sombra en verano y refrescarán el ambiente; por otro lado, al perder las hojas en invierno, dejarán pasar todos los rayos del sol y se conseguirá una iluminación adecuada.

Tanto en invierno como en verano se tendrá en cuenta la dirección de los rayos solares. En verano los rayos son mucho más perpendiculares, no penetran directamente por las ventanas y gran parte de ellos se reflejan. Por lo tanto, la casa no se calentará tanto. En invierno, al estar el Sol más abajo, los rayos entran más directamente por las ventanas y se aprovechan más.

¿Y en la realidad qué?

La vivienda con todo lo mencionado y más arriba, aunque inicialmente es más cara, resulta rentable a largo plazo, ya que puede llegar a ahorrar hasta el 70% de la energía que consume una vivienda habitual.

Vivienda bioclimática construida en EEUU en los años 70.

Sin embargo, en la actualidad y en estos entornos, son muy pocos los que tienen la posibilidad de construir una vivienda, y la mayoría de ellos tienen que conformarse con la existente. Eso no es excusa para no realizar cambios en la vivienda que tenemos. Hay muchas opciones para hacer de lo que hay algo más ‘bioclimático’.

Analizando el clima, la ubicación de la vivienda y la procedencia del mayor gasto energético, se pueden conocer las medidas necesarias para ahorrar energía: mejor aislamiento de la vivienda, mejor aprovechamiento de la luz solar para calentar o iluminar la casa, etc.

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