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Iker Aranjuelo Michelena CSICeko Nafarroako Agrobiologia Institutuko ikertzailea

"Si cambian el coche por una bicicleta para recorrer 200 metros, algo hemos hecho"

2023/12/06 STEAM-Hezkuntza (Elhuyar Zientzia)

Los alumnos de 4º de ESO del IES Aralar de Alegia, junto con el investigador del Instituto Navarro de Agrobiología del CSIC Iker Aranjuelo Mitxelena, han analizado la calidad del aire en diferentes puntos de Tolosaldea, analizando las plantas a través del biomonitorio, dentro del proyecto “Mesa de los Gluones para inspirar a los jóvenes”. Iker Aranjuelo nos cuenta la investigación y esta experiencia.

Iker Aranjuelo con los alumnos del IES Aralar de Alegia

"Explorando la calidad del aire" es el título de tu proyecto. ¿Qué significa eso? ¿En qué consiste el proyecto?

Consiste en investigar la calidad del aire mediante la biomonitorización. Es decir, utilizamos plantas para medir metales pesados en el aire. Coches, autobuses o camiones liberan pequeñas partículas que quedan a vueltas por el aire. Se posan en cualquier sitio: en nuestras ropas, en el suelo, en los árboles, en las hojas de las plantas…

De hecho, utilizamos la hierba italiana Llollobelar (Lolium multiflorum) para realizar la investigación, es decir, la hierba que se encuentra en los campos de fútbol.

El proyecto ya está finalizado. La FECYT (Fundación Española de Ciencia y Tecnología) financia, entre otros, los proyectos científicos de la ciudadanía, y dentro de este marco realizamos nuestra investigación.

En total se repartieron 400 plantas en ciudades y pueblos de Navarra, Gipuzkoa y Bizkaia. El objetivo era trabajar con zonas de diferente densidad para ver las diferencias. Durante un tiempo, los vecinos y vecinas que participaron tuvieron plantas en sus casas. Posteriormente se recogieron muestras de plantas y se investigaron en el laboratorio para medir la cantidad de metales pesados. De los 400 macetas que se repartieron, investigamos 320.

¿Qué conclusiones sacaron?

Al comenzar con los análisis estadísticos, se ha observado que existe una relación directa entre el número de habitantes y la concentración de estas partículas. Es decir, a mayor población, mayor concentración de partículas. Y viceversa. Los valores más bajos los encontramos en los pueblos más pequeños.

Hay excepciones. Por ejemplo, en Alegia, en un punto, se ha recogido una mayor cantidad de partículas de metales pesados de lo esperado. A pesar de ser una zona de poca población y montaña, a un kilómetro de distancia discurre en línea recta la N-1, de gran tráfico. Algo parecido ocurrió en Zizur Mayor. Con una población cercana a los 15.000 habitantes y un alto nivel de partículas, cuenta con una autovía hacia Estella, por la que circulan diariamente 70.000 coches, autobuses, camiones, etc.

En las ciudades también es diferente barrio a barrio. En Pamplona, por ejemplo, los valores más elevados se encuentran en el centro y en las avenidas que se dirigen a las zonas industriales. Sin embargo, en los barrios de montaña la calidad del aire es mejor.

Es curiosa también la comparación entre San Sebastián y Pamplona. Aunque Pamplona es más poblada que San Sebastián, el número de partículas es mayor en San Sebastián. La afluencia masiva de gente a San Sebastián por los pueblos vecinos y la llegada masiva de turistas en coche aumentan el número de partículas.

Es decir, en general, en las zonas con mayor número de habitantes hay más partículas, pero si a pesar de ser un pequeño pueblo tiene cerca una zona con mucho tráfico, el número de partículas es mayor.

La mala calidad del aire influye en nuestra salud, ¿no?

Eso es lo que provoca. Lo cierto es que no percibimos el daño al momento, sino a medio o largo plazo. Es decir, puedes estar practicando deporte en una zona muy contaminada, y quizás 30 años después tendrás más posibilidades de desarrollar alguna enfermedad más tarde, o no. Cada cuerpo puede responder de una manera u otra.

Mi mensaje es que en general la calidad del aire de nuestro entorno es buena. En algunos lugares no es malo, pero tampoco bueno. Teniendo esto en cuenta, deberíamos reflexionar sobre el tipo de transporte que utilizamos para acceder a zonas de gran afluencia de público y tráfico. Pasamos el día con nuestro coche y después volvemos a casa, pero en estas zonas vive gente que respirará durante veinticuatro horas. Cambiar de hábitos está en manos de todos para cambiar la situación.

Con el proyecto Mesa de los Gluones has puesto en marcha tu proyecto de investigación en los centros escolares. El año pasado habló con los jóvenes de IES Aralar de Alegia. ¿Qué hicieron?

Han participado profesores y alumnos voluntarios del Instituto de Alegia.

En la primera sesión les repartimos las macetas y las tuvieron en sus casas durante dos meses. Durante este tiempo, alumnos y profesores realizaron varias mediciones en sus casas. Para ello, Joseba Aldasoro Galan, técnico de Educación STEAM de Elhuyar, repartió aparatos de medida de temperatura y precipitación. También un cuaderno de investigación. Alumnos y profesores introdujeron los datos en un documento compartido digitalmente.

En la segunda sesión recogimos las plantas en clase y las llevamos al laboratorio. Enviamos los resultados del laboratorio al profesorado para que los trabajaran en clase. Como son muchos los datos, les enviamos los datos en una tabla de colores para facilitar su visualización visual. Es importante que esta primera interpretación se haga por sí misma, porque creemos que se implican más en el proceso.

Finalmente, en la tercera sesión los alumnos expusieron las conclusiones y entre todos realizamos una sesión de análisis. Llegamos a conclusiones similares: que el transporte privado afecta a la calidad del aire que respiramos las personas.

¿Habéis tenido anécdotas en esta experiencia del IES Aralar de Alegia?

Sí, y ha servido para aprender. Algunos alumnos, con buena intención, sacaron la planta de la maceta para que el viento no tirara la maceta y la metieron en el suelo. No hemos podido utilizar estas plantas para la investigación. Por un lado, para la investigación, todas las plantas deben estar en las mismas condiciones y, por otro, estas plantas puestas en el suelo podían recibir metales pesados no sólo del aire sino también del suelo. Porque con la lluvia estas partículas no desaparecen, van a la tierra.

¿Se presentaron públicamente los resultados de la investigación, no?

Sí. Los jóvenes tuvieron un stand en la feria de Gipuzkoa en Tolosa y en la Elhuyar Zientzia Azoka en Bilbao. Es muy enriquecedor contar a la gente su experiencia. Tanto alumnos como profesores valoran muy positivamente su participación en las ferias.

¿Cómo participan los profesores en todo este proceso?

El primer paso es que el profesor explique al alumnado el proyecto y encuentre voluntarios. Una vez iniciado el proceso, la tarea del profesor es la de guiar al alumnado: realizar el seguimiento y ayudar al alumnado en la interpretación de los datos. Y también debe coordinarse conmigo.

¿Qué ha recibido por los alumnos?

A mí me gustó mucho. En este caso han sido voluntarios y han hecho un esfuerzo especial. Han mostrado mucha ilusión, energía e interés. Cuando doy clases en la universidad, a menudo echo de menos en los alumnos.

Sería interesante poder seguir trabajando para ampliar las conclusiones. Es decir, que el alumnado, por ejemplo en las redes sociales, dé a conocer la investigación para tener una mayor influencia entre los jóvenes.

¿Qué importancia tiene la relación entre estudiantes e investigadores?

No sé si lo que ha hecho servirá para que algún alumno trabaje en el futuro en la investigación, pero si hemos conseguido influir un poco en su vida me alegro. Por ejemplo, si para recorrer 200 metros de distancia el coche se sustituye por la bicicleta, hemos hecho algo.

Las investigadoras de tu equipo de trabajo también participaron en una sesión con los jóvenes.

Vinieron Garazi Ezpeleta y Dorra Fakhet de mi equipo. En eso intentamos hacer una fuerza especial, pero en mi equipo no hay mujeres vascoparlantes. La ciencia no es cosa de sexo. Eso es lo que queremos transmitir a los jóvenes. Garazi y Dorrak les explicaron lo que hacemos en el laboratorio y llevaron varios dispositivos para ello.

¿Cómo se presenta a los jóvenes?

Les digo que soy de Oiartzun y investigador del CSIC. La gente piensa que el CSIC está solo en Madrid y no es así. Nosotros trabajamos en Mutiloa. ¿Qué quiero decir con esto? Que soy de Oiartzun y que trabajo aquí para que el alumnado vea que los vascos también somos investigadores. Tú también puedes ser.

Esta investigación la habéis realizado por primera vez en Alegia, y lo haréis este curso en Usurbil y Beasain. De cara al futuro, ¿puede ser interesante que otros centros educativos del País Vasco realicen esta investigación?

Sí. Creo que tiene más influencia trabajar en centros educativos y en pequeños grupos que ofrecer una sesión multitudinaria de 200 personas. Es muy interesante que otros centros se sumen a esta investigación, ampliando así el ámbito de investigación y contribuyendo a difundir las conclusiones de la investigación entre los jóvenes.

Para profundizar en los contenidos y conocer mejor la investigación de Iker Aranjuelo, podéis escuchar la entrevista realizada en la sesión Ekoscan el 30 de octubre de 2023.

Para conocer más proyectos en el aula sobre sostenibilidad con los jóvenes ver folleto.

Este proyecto, promovido por Elhuyar, cuenta con el apoyo del Departamento de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

 

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