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El mar es un gran cubo de basura

2001/07/01 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Este invierno las emisiones de petróleo y estireno en Bretaña, Mar del Norte y Galápagos servían para alertar de la contaminación marina, pero no para cambiar las cosas. Cuando el verano se acerca y la gente empieza a ir a la playa, a pesar de que limpian las playas, se ve más sucio de lo deseado en el litoral.

A medida que nos acercamos al verano nos damos cuenta de la suciedad que hay en el mar, pero sin darnos cuenta. De hecho, al pasear por la costa, botellas de plástico, zapatos antiguos, trozos de madera, etc. aunque los vemos, esto no es casi nada comparado con toda la contaminación marina. Además, se considera que esa "pizca" de suciedad en alta mar no tiene influencia, pero esa opinión es totalmente errónea.

Aunque el uso de las redes es habitual para la pesca, muchas veces se pierde en el mar y queda atrapado a cualquier animal.

Los efectos sobre los ecosistemas marinos son de cinco tipos. Primero, el mar se explota en exceso y, además, cada vez más. Desde 1995, el número de capturas se ha multiplicado por cinco y el 16% de la proteína animal que consume cada habitante procede del mar. El 26% del petróleo utilizado también procede del mar. Otras afecciones son la introducción de especies, la reducción de hábitats y la contaminación de todo tipo. Sobre estos últimos, Juantxo López de Uralde, director de Greenpeace en España, ofreció una conferencia en el Aquarium en la que se aclararon algunas cuestiones y quedó patente la situación. En su opinión, "se pueden diferenciar dos grupos de contaminantes: sustancias naturales y sustancias artificiales o químicas". Debido a las diferentes características y procedencia de estos residuos, los desequilibrios que se generan son también muy variados, si bien, en definitiva, provocan la muerte de la fauna y la flora tanto unas como otras.

Residuos orgánicos

En palabras de Juantxo López de Uralde, "las sustancias naturales son arrojadas principalmente al mar en aguas sucias, y aunque en concentraciones normales la naturaleza es capaz de asimilarlas, las concentraciones excesivas provocan un desequilibrio en los ecosistemas".

Los desequilibrios se deben a los altos niveles de nitrógeno y fósforo que presentan los residuos orgánicos. De hecho, cuando hay mucho nitrógeno y fósforo, el plancton se reproduce sin medida hasta que se queda sin oxígeno. Por supuesto, con escasez de oxígeno se ahoga no sólo el plancton, sino el resto de la fauna. Además, al aumentar el plancton, la luminosidad de los rayos solares no llega hasta el fondo del mar, por lo que la vegetación muere. Esta reacción se denomina eutrofización.

Residuos sintéticos

Las sustancias sintéticas son ásperas (90% de plástico), metales pesados y contaminantes orgánicos persistentes, entre los que se encuentran hidrocarburos, pesticidas conocidos como DDT, lindane, dioxinas procedentes de incineraciones, etc. La naturaleza carece de mecanismos de degradación de residuos sintéticos, por lo que tarda mucho en recuperarse. El origen principal de los residuos químicos es la industria. Las zonas industriales se encuentran en las proximidades de los ríos y puertos y los residuos que arrojan son de alta concentración. Como bien recordamos, las industrias han dejado ejemplos tan dramáticos como el de Doñana. Además de las industrias, las actividades portuarias generan una gran cantidad de residuos, ya que los cambios de aceite en los barcos y el mantenimiento de todo tipo se realizan frecuentemente de forma negligente.

Asimismo, el dragado del suelo de los puertos también se ve afectado gravemente. Esto se debe a que la tierra que se dragan se expulsa unos mil más lejos, de manera que al aumentar la cantidad de sustancias suspendidas se produce una contaminación de otro ecosistema debido a la abundancia de contaminantes.

Cualquier palo que quede en el mar puede ser mortal para los animales.

Por último, no podemos olvidar a los 27.000 barcos que circulan de un lado a otro. Estos barcos son los responsables de la contaminación convencional, la basura, los productos que se lanzan al limpiar el barco y las pinturas de TVD. Estas pinturas impiden la proliferación de microorganismos y algas en el exterior del barco, por lo que tampoco se produce la proliferación de plancton en las proximidades. Además de los habituales, como estos tristes ejemplos que hemos visto este invierno, también se producen contaminaciones accidentales. En la mayoría de los casos se trata de vertidos de petróleo, pero al igual que en el caso de Ievoli Sun se emitió estireno, se han lanzado otros productos químicos. El petróleo que se lanza a través de estos accidentes representa el 12% de la salida a la mar.

Aunque nadie sorprende, Juantxo López de Uralde destaca que todos estos residuos tienen graves consecuencias para la fauna y la flora marinas. Por ejemplo, los metales pesados se acumulan en los tejidos grasos y a medida que avanzan en la cadena trófica las concentraciones aumentan. Los metales provocan anomalías o tumores y cánceres en los órganos sexuales de los animales.

Las impurezas vertidas por el hombre en las orillas del río o abandonadas en la playa también tienen muchas consecuencias en los animales. Muchos animales se ahogan como consecuencia de los macroresiduos, otros quedan atrapados en las redes sin poder moverse ni defensa o mueren por ingestión de trozos de plástico.

Por último, los efectos del petróleo, el aceite o cualquier producto químico tampoco son más dulces. Las imágenes de los pájaros petroleados son suficientes para ver las dolorosas consecuencias de los transportes en condiciones desfavorables. Sin embargo, estos accidentes son de carácter puntual y con efectos a largo plazo, y aunque los responsables tienden a creer que la situación está controlada, la naturaleza tarda 10-15 años en dar la vuelta a este tipo de vertidos.

Soluciones mundiales

Zonas industrializadas, lugares donde se han producido accidentes y vertidos… no es de extrañar que estas zonas estén contaminadas. Pero en el mar y en la atmósfera hay muchos movimientos y corrientes que hacen que la contaminación se mueva de un lado a otro superando todos los límites. Los residuos pesados se desplazan por medio de corrientes marinas y los gases por medio del denominado mecanismo de destilación. Primero suben a la atmósfera, allí se mueven de un lado a otro y luego precipitan.

En verano se limpian las playas, pero se observan residuos por doquier.

Por ello, los lugares aparentemente no contaminados también parecen estar contaminados y, por ejemplo, aunque en el Ártico no haya industria, en los órganos sexuales de sus osos se observan anomalías por metales pesados.

El problema es, por tanto, mundial y se cree que la solución se logrará también mediante la cooperación internacional. En palabras de Juantxo López de Uralde, "la solución se conseguirá con acuerdos internacionales, algo que nos ha demostrado la experiencia de 30 años. Por ejemplo, a medida que se ha prohibido la gasolina con plomo se ha conseguido reducir la concentración de plomo en la atmósfera. Teniendo en cuenta este tipo de ejemplos, es hora de dejar de lado el concepto de dilución para impulsar las producciones sin residuos".

Por poner ejemplos prácticos, la aplicación de las legislaciones para la recogida de residuos equipados por el puerto y la depuración de todas las aguas residuales urbanas debe hacerse lo antes posible. La única solución para reducir los accidentes de los barcos es reforzar las medidas de seguridad de los barcos".

Suciedad de las playas

La temporada de playas se inició hace tiempo y los días de buen tiempo las playas están abarrotadas. Ahora bien, nada más levantarse el Sol y con la intención de dejar la playa en perfecto estado, los limpiadores comienzan a recoger las impurezas que el mar ha dejado en la arena. ¡Y no tienen trabajo fácil!

Según un informe elaborado por el IFREMER (Instituto Francés de Investigación Marina), una persona genera al día un litro de residuos. Estos residuos suelen ser comida, cigarrillos, periódicos, cremas solares y trajes, que si no se vierten directamente a la basura se acumulan ocultos bajo la arena.

Además de las basuras que arrojan los usuarios de las playas, las que se arrojan a los ríos y caigan de los vertederos situados en el litoral también pueden acabar en el litoral. En estos vertederos se suelen depositar todo tipo de residuos desde la lavadora hasta el aceite. En los casos más graves, el mar, con el paso del tiempo, produce erosiones y finalmente toda la suciedad cae al mar. El último ejemplo lamentable fue la caída al mar del vertedero de Bens (La Coruña) en 1996.

Llegados de la playa, de los vertederos o de los ríos, en el Golfo de Bizkaia, a una profundidad de entre 0 y 200 metros, ¡hay 50 millones de objetos!, ¡y en el Mar del Norte se arrojan 70.000 m 3 los barcos! La cantidad de estos residuos no es insignificante y a partir de ahora, al ir a la playa, hay que tener en cuenta que la suciedad empieza por lo que uno ha cedido.

Publicado en el suplemento Natura de Gara.

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